Capítulo XIII

2.9K 255 0
                                    

-¿Quién eres tú?-pregunté. Era un hombre de traje negro muy elegante, era un poco alto y tenía un cuerpo grande; tenía los cabellos de un tono rojizo, era de piel blanca y pálida,y de ojos verdes. Era nuevo para mí.
Él sonrió burlonamente.
-Tu peor pesadilla.
-Iván, ¿qué haces aquí?-preguntó Kaled, quien se posó enfrente nuestro.
-Tranquilo amigo, simplemente vine a divertirme.
-No fuiste invitado-dije.
-Oh-silbó-. El cachorrito del Alfa ya sacó sus garras. ¿Tan pronto te desarrollarte?-contestó Iván.
-¿Qué dijiste imbécil?-antes de ir por él, Kaled y Alice me sostuvieron para impedir que vaya a darle una golpiza.
-Tranquilo, William. Yo arreglaré esto, los demás váyanse-dijo Kaled.
-¿Cómo? Pero si esto acaba de iniciar, no podemos simplemente irnos-dije.
-¿Acaso no escuchas o qué? Dije "largo". ¿O necesitas que te lo repita como una madre a su cachorro?-Kaled me miró con una mirada penetrante y, antes de que dijera palabra alguna, Alice me detuvo.
-Vámonos William-dijo Alice-. Tú también, Fred.
Fred asintió y después de hacer un mohín me dediqué a seguirlos.
-Tú también, Jeremy- mencionó Kaled.
-¿Yo? Pero, Kaled...
-¿Qué no escuchaste?
Jeremy suspiró con desesperación y después se marchó con un simple adiós.
-Vaya-sonrió Iván-. Acabas de arruinar el ambiente, amigo.
-Sí, bueno. Simplemente hice lo que debía de hacer.
-¿Hacer que todos tu amigos me vieran como una amenaza y hacer que se marcharan por ello?-Iván se acercó a paso lento hacia Kaled, quedando frente a frente con un metro de distancia.
-¿Acaso ya olvidaste lo que sucedió con nuestra manada?-Kaled se cruzó de brazos y alzó una ceja después de eso.
-¡Oh, por Dios! ¿Cómo podría olvidar algo así?-Iván sonrió mientras alzaba los brazos hacia arriba en forma de una plegaria o de un milagro-. Soy el pecador de esa avaricia. Soy el causante de esa tragedia.
-Deja de ser melodramático. Sabes bien lo que hiciste y es algo que jamás será perdonado, ni siquiera por la Diosa Luna-mencionó Kaled, con una voz grave y temible, pero no para Iván. Él solo se metió sus manos a los bolsillos de sus pantalones y dio una amplia sonrisa hacia la nada.
-Por supuesto que lo sé-volteó a ver a Kaled, pero ahora ya no tenía esa sonrisa de amabilidad que solía tener, sino que ahora tenía una sonrisa macabra, temible y rara. Estaba loco-. Sé el gran pecado que cometí.
-Y espero que tengas siempre en cuenta eso, porque no quiero volverte a ver, ni en la manada, ni en ninguna otra parte-Kaled se volteó pero antes de dar otro paso para irse Iván lo detuvo con sus palabras.
-¿Y luego?
Kaled volteó a verlo.
-¿Y luego qué?
-Cuando termines conmigo, ¿qué vas a hacer?
-Lo que nunca antes hice.
-¿Qué quieres decir?
Kaled volteó a ver a la luna y después dio un suspiro para después mirar a Iván.
-Tranquilo, después de todo...-Kaled siguió caminando y antes de irse de la vista de aquel vampiro, dedicó sus últimas palabras-:no vivirás para contarlo.
Kaled se fue, dejando un camino de inmensas preguntas sin respuestas. ¿Qué iba a hacer después?

--------------

-¡William! Por el amor de Dios, ¿en dónde has estado?-preguntó mi madre quien me encontró junto a Alice enfrente de los baños. Acabábamos de salir de ahí porque Alice quería ir.
-Madre, ya no es una sorpresa encontrarte por ahí-dije.
-¿Qué dijiste?
-Nada-sonreí-. Simplemente estaba acompañando a Alice, de paso hablábamos de unas cosas.
-Bueno, creo que eso es bueno. Después de tanto tiempo sin comunicarse-rodó los ojos, como si hubiera dicho algo tonto e irónico.
-Buenas noches, señora Clark-intervino Alice.
-Oh, querida Alice, buenas noches. Disculpa por no haberte saludado querida, es que con William aquí es como si fuera el centro de atención-sonrió mi madre.
-Está bien señora Clark, ya estoy acostumbrada-lo ultimó lo mencionó en un susurro mientras me golpeaba un poco el hombro para mirarla. Ella me miró enojada y yo le regresé el golpe y después sonreí, haciendo que ella también lo hiciera.
Le gustaba que le siguiera el juego.
-Bien. William, ¿por qué no vas a hablar con tu hermana por un momento? Hace mucho que no se hablan, está afuera sentada en un balcón, acompáñala querido.
-Pero...-Alice me golpeó otra vez el hombro- Está bien, madre-volteé a ver a Alice y me sonrió e hice lo mismo-. Entonces te veo después Alice, y a ti también, madre.
-Sí,hijo.
Salí del lugar para después encontrarme, no muy lejos, a Amanda, mi hermana, quien yacía sentada en una banca blanca de metal ornamentada en la soledad. Me preguntaba qué era lo que hacía ahí sola y con este frío. Aunque admito que la luna era hermosa y el paisaje también, pero ¿sola?, ¿quién querría estar solo en un momento tan hermoso como este?
Me acerqué a ella.
-Hola-dije y me senté al lado suyo-. ¿Cómo has estado...,hermana?- por alguna extraña razón...se me hacia muy raro e incómodo llamarla de esa forma.
-No es necesario que me llames así-respondió y después volteó a verme-. ¿Mamá te mandó?, ¿quiere que vaya a saludar a otros invitados?-su pregunta hizo que en su rostro se dibujara una expresión de aburrimiento y del clásico "no quiero hacerlo, hazlo tú ". Eso me hizo sacar una sonrisa-. ¿De qué te ríes?
-De nada- después de unos segundos se desdibujó mi sonrisa.
-Está bien, no hay problema si no lo quieres  contar.
La miré con una mirada escrutadora y después posé mi vista hacia el cielo y apoyé mis brazos en el respaldo de la banca, como en forma de un espantapájaros.
-¿Alguna vez...te has sentido tan sola?
-Sí, muchas veces.
-¿Y sabes por qué?
-¿Qué quieres decir?-preguntó y después la miré. ¿De qué mierda estoy hablando?, pensé.
-O sea...¿cómo sabes que estás sola?, ¿cómo sabes qué es lo que te falta?
-Bueno..., no lo sé, simplemente...lo estoy y ya. ¿A qué viene eso?-ella me miró fijamente y con curiosidad.
-Es solo que...yo sí me he sentido solo aunque haya gente a mi alrededor y...-volví mi vista hacia el cielo- y no sé exactamente cuál es la razón de eso, ni siquiera sé qué es lo que me falta, tengo todo...
-¿Dinero, chicas y alcohol?
La miré sorprendido y después me reí burlonamente.
-Bueno, sí, tengo todo eso, pero...algo me falta, lo sé,lo presiento: es como si estuviera hecho de metal pero hueco por dentro.
-Sientes que te falta alguien, no algo-ella posó su vista hacia el cielo también. ¿cómo lo sabe?,pensé.
-¿Cómo...?
-A veces me pasa y es horrible no conseguir parar el dolor-sonrió.
-Lo siento-dije cabizbajo-. ¿Y sabes qué es lo que te falta o faltaba?
Ella se quedó en silencio total por unos segundos.
-Un hermano- sus palabras fueron como unas flechas envenenadas que hirieron mi corazón. Eso me sorprendió bastante y tenía ganas de hacer algo, de decirle algo, pero sabía que no era bueno para estas cosas. Era una mierda con los sentimientos de los demás.
-Lo lamento tanto-dije por fin-. Sé que me fui por años, pero...Ah, de verdad lo siento tanto-posé mi mano izquierda en las sienes.
-Está bien, ya estoy mejorando en ello, no te preocupes-ella me sonrió alegremente, como si nada hubiera pasado-. Ya regresaste, ¿no? Eso es lo que importa ahora.
Quité mi mano de mis sienes para mirarla.
-Tienes razón. Ya es algo.

The first time.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora