Detuve por completo mis pequeños sollozos.
-¿Pero qué crees que haces, William?-susurré para mí mismo-. No seas idiota. Llorar no te servirá de nada.
Deshice aquella posición en la que estaba y me senté en la orilla de la cama.
Escuché el sonido de una cadena cuando me moví de lugar: estaba atado a la cama con una cadena un poco larga, aunque sinceramente no sabía hacia dónde podía llegar con la cadena puesta, estaba demasiado oscuro para saberlo.
¿Qué hora será?, pensé. ¿En dónde mierda estoy? Me duele la cabeza.
De repente, pude escuchar el sonido de unos pasos acercarse a mi ubicación y rápidamente me puse en alerta, listo para protegerme de cualquier cosa (aunque eso no funcionó al inicio).
Escuché el sonido de la puerta de aquella habitación abrirse, mas no podía ver a nadie.
Miré hacia todos lados, atento a cualquier cosa.
-Por aquí-la voz de aquella persona me puso los pelos de punta cuando sentí la brisa de su aliento justo en mi oreja derecha.
Me volteé rápidamente pero no podía ver a nadie.
-¿¡Quién eres!?-grité, levantándome de la cama.
-Tranquilo, no te haré daño, después de todo eres algo muy preciado para nuestro Alfa mayor.
-¿Cómo?-y, en ese mismo instante, una fuerte luz, tan brillante y cegadora, iluminó la habitación, haciendo que cerrara los ojos de golpe-. Ah, mierda, mis ojos.
-Perdón por prenderla de repente, es solo que...te veías como si odiaras por completo la oscuridad; estabas temblando.
Fui abriendo los ojos de poco en poco. Después mis ojos se acostumbraron a la luz de la habitación.
-¿Cómo lo sabes, si ni siquiera estabas aquí?-quité mi mano de mi rostro que impedía un poco la intromisión de la luz hacia mis ojos.
-Eso no lo sabes-sonrió y rápidamente olí el ambiente.
Olía igual que aquellos vampiros.
》Ah, sí, sí, soy un vampiro-dijo-. Además, hay una cámara por allá-me señaló una cámara en la parte superior de la derecha de mi cama con su cabeza.
-Qué mierda.
-Lo sé. Bueno, te traje el desayuno, espero y lo disfrutes-dejó una bandeja de plata en una pequeña mesa que estaba pegada en la pared de cemento del lado derecho.
¿Desayuno?, pensé. ¿Entonces es de día? ¿¡Cuánto tiempo llevo aquí!?
-¿Cuánto tiempo he estado aquí?-dije mientras me acercaba a él, escuchando el fastidioso sonido de la cadena que estaba en mi pierna derecha.
-Una noche, ¿por?-su voz se notaba un poco nerviosa, pero aún así permaneció firme.
-Qué alivio-suspiré. Al menos no llevaba demasiado tiempo-. ¿En dónde estoy? ¿Qué mierda hago aquí?
La cadena me detuvo por completo, quedando casi a 10 metros de distancia de aquel vampiro cual cabello café combinaba con sus ojos cafés.
¿Cuántos años tendrá?, pensé.
-Bueno, no tengo permitido hablar con los prisioneros, y menos si son especiales, pero...-volteó a ver rápidamente la cámara, inseguro de su respuesta-, tal vez pueda hacer una excepción: estás en la Manada Nux y fuiste secuestrando a favor de nuestro Alfa mayor, Chris Holleman.
-¿En la manada Nux?-pregunté, y rápidamente me detuve por completo; recordé lo que me había dicho Kaled anteayer por la tarde, sobre la manada Nux y su venganza.
¿Acaso...esta era su venganza?, ¿secuestrarme?, ¿para qué?, ¿para morir o...para violarme? No, no. De ninguna manera.
Di un suspiro.
》¿¡Y por qué mierda estoy yo aquí!?-grité-. ¿Qué mierda tengo que ver con todo esto? ¿Para qué me quiere?
-Lo siento..., eso de verdad no lo sé; solo sé que lo que quiere siempre lo consigue.
-Ah, bien-posé mis manos en mis caderas y después me lancé hacia aquel vampiro-. ¡Entonces dile que me vale una mierda lo que quiere! ¡Sácame de aquí!
Aquel vampiro se asustó por completo y se fue rápidamente hacia un botón rojo que estaba a un lado de la puerta. Lo aplastó y de la entrada salieron otros dos hombres, fuertes y grandes.
Eran un licántropo y un vampiro.
La cadena en mi pierna no me dejaba avanzar para poder romperle el cuello a aquel vampiro, pero intentaba de todo para poder alcanzarlo.
》¡Dile a tu maldito Alfa mayor que venga! ¡Que lo asesinaré con mis propias manos y que me largaré de aquí!-grité con mi voz de Alfa, justo en aquel momento en el que aquellos hombres me sujetaron fuertemente para retenerme.
Uno me pegó fuertemente en el rostro, haciendo que sangrara por la nariz y escupiera sangre; hicieron que me arodillara.
》Solo quiero largarme de aquí: no soporto estar encerrado y en oscuridad-continué, ya derribado por completo.
No quiero..., pensé, volver a pasar por lo que pasé en mi niñez.-----------
Alan.
-De acuerdo, muchas gracias-mencioné y seguido de ello colgué mi celular.
Alguien tocó a la puerta y con un "adelante" vi a Megan cruzar el umbral de la puerta.
-Alan.
-Megan, qué gusto verte.
-Pienso lo mismo-llegó hasta a mí y nos dimos un abrazo.
Vestía un hermoso vestido negro pegado a su cuerpo por completo, marcando su hermosa figura, combinando con su corto cabello negro y sus ojos cafés.
Nos separamos del abrazo.
-¿Cómo has estado?-pregunté, apoyándome en mi escritorio.
-Excelente, solo que un poco cansada. Últimamente no he podido dormir bien. ¿Y tú?
Me crucé de brazos.
-Ah, ya vez. Trabajo y más trabajo; además, me ha costado bastante seguir adelante con mi Mate. Es muy rebelde-sonreí.
-Ya me contaste que lo habías encontrado pero no el cómo era-sonrió-. Me sorprende, pero creo que ya te hacía falta algo para sacarte de tus casillas.
-Ni lo digas-suspiré y después miré al techo-. Pero definitivamente me tiene completamente enamorado.
-Me alegra.
-¿Perdón?-dejé de ver el techo para poder verla.
-Me alegra que hayas encontrado a alguien muy especial que te haga feliz.
Sonreí.
-A mí igual. Además, tú también me haces feliz, ven aquí-extendí mis brazos y ella sonrió alegremente para después darme un fuerte abrazo.
-Muchas gracias, Alan.
-Vamos, puedes llamarme "Padre".
-Sería demasiado incómodo-ella se sonrojó y después nos separamos.
-Tienes razón-sonreí.
Me acerqué hacia la salida.
-¿Ya te vas? ¿Tienes planes?
-Sí. Justo ahora iré a llevar a mi Mate a comer algo. Probablemente se esté muriendo de hambre y vergüenza-sonreí.
-Entiendo. ¿Te llamo después?
-Claro-abrí la puerta para después salir y cerrar la puerta detrás de mí.
Megan se quedó en mi oficina con una sonrisa.
Ella era como una hija para mí; la había encontrado aquella vez cuando había sucedido la guerra entre la Manada Roja y la Manada Nux; estaba llorando dentro de una carreta llena de paja, entre el frío y los horribles gritos de dolor de la gente.
Estaba ahí, mirando cómo mataba y acababa con los malditos vampiros acompañados de licántropos.
Recuerdo que cuando la encontré no habló por 3 o 4 días, suponía que estaba demasiado traumada como para hablar.
Cuando por fin habló, mencionó que sus padres habían muerto y que no tenía a nadie más, así que la llevé conmigo: le di un hogar, comida, ropa, todo.
Era como una hija.
Cuando la llevé a mi manada, muchos no estuvieron de acuerdo porque era del enemigo (de los vampiros), pero pasaron los años y la fueron aceptando como todos los demás.
No sé cómo lo vaya a tomar William.
Salí del edificio en el que estaba para dirigirme hacia mi mansión en busca de William.
Quería verlo, y demasiado; quería abrazarlo y tocarlo, no solo como anoche.
William, pensé. William.
Pasé por la entrada de la mansión una vez estacioné mi lujoso auto, y agarré un regalo para William.
-¡Alan! Bienvenido-mencionó Jean, mi papá.
-Papá, qué sorpresa.
-Ay, cariño, tú sabes que siempre te doy la bienvenida. A todos, de hecho.
-Sí-sonreí-. Por cierto, ¿has visto a William? No lo he visto desde ayer por la mañana.
-¿No dormiste anoche con él?
-No, pensé que necesitaba espacio por lo que le hice anteayer en la noche, así que dormí en mi oficina.
-Dios. La última vez que lo vi fue ayer por la mañana también, cuando tu padre y yo hablamos de algo con él. Después se fue a la habitación de Amanda según él.
Me quedé callado por unos segundos analizando la situación.
-Muy bien, gracias, papá.
-Por nada, mi cachorrito.
Me fui de la entrada principal y subí rápidamente las escaleras para después llegar al cuarto de Amanda.
Abrí con delicadeza la puerta y pude darme cuenta de que Amanda estaba despierta acostada en la cama escuchando a Jeremy leer un libro; este último estaba apoyado en la cama con un libro en sus manos.
Los dos voltearon a verme.
-¡A...Alan!-Jeremy se levantó rápidamente de su lugar y se inclinó en forma de reverencia.
Le di una señal para que se sentara.
》¿Cómo ha estado?-preguntó.
-No muy bien. Necesito preguntarles algo-volteé a ver a Amanda-. ¿Te encuentras bien?
-S...sí, gracias.
-Me alegro-sonreí y después miré a Jeremy-. ¿Has estado con ella todo el tiempo?
-Sí.
Puse mis manos en los bolsillos de mi abrigo negro.
-¿William...estuvo aquí ayer?
Jeremy se quedó pensando por unos segundos pero después negó mi pregunta.
-No. Solo Kaled.
-Comprendo..., gracias-antes de irme Jeremy me detuvo.
-¿Por qué? ¿Le sucedió algo a William?
Me quedé pensando seriamente en eso y después respondí.
-No lo sé, es solo que...no lo encuentro-volteé a verlo-. Pero no se preocupen.
Cerré la puerta una vez salí de ahí.
¿Qué estás haciendo Alan?, pensé. Tienes la respuesta justo delante de tí; tu teoría es cierta; no, no puede ser como me lo estoy imaginando.
Agarré rápidamente mi celular y llamé a Kaled.
-¿Necesita algo, Alfa?-respondió el por el celular.
-Kaled, ¿sabes algo sobre William?-salí de la mansión y me dirigí hacia mi auto.
-Mm...no, la última vez que lo vi fue anteayer, Alfa.
Suspiré.
-Entiendo.
-¿Por? ¿Sucedió algo?
Arranqué el auto.
-Creo que...secuestraron a William.
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The first time.
WerewolfEl padre de William Clark (un empresario millonario) decide hacer una fiesta por el cumpleaños de su hija, Amanda Clark, y obliga a su hijo adoptivo (también empresario), William, a ir, pues hacía tiempo que no se veían. En el camino, William se de...