Les recomiendo escuchar la canción del inicio para que puedan disfrutar lo triste de este capítulo :""D
Nota: no suelo escuchar ese tipo de música, ya que escucho Rock (a veces con gritos XD), pero esta canción se me hizo excelente para este capítulo.
Comencemos :")
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-William, William, vamos, despierta.
Los susurros de una mujer se estaban metiendo en mis oídos: eran débiles pero llevaban consigo una calidez que me hacía querer escucharlos por siempre.
¿De quién eran aquellos susurros acompañados de tristeza profunda?
Me dolía el pecho; me dolía el cuerpo.
¿En dónde estaba?
》Vamos, William. Tenemos que irnos-continuó aquella mujer que me era familiar.
Abrí mis ojos con debilidad; me sentía fatal.
Cuando desperté, descubrí que estaba en una habitación tan vieja y decaída perteneciente a una choza.
Estaba encima de una cama incómoda ya raída, hecha de madera con un delgado colchón que me hacía sentir la madera.
Definitivamente no estaba en mi lujoso apartamento. Ahí tendría todas las comodidades suficientes, no como aquí que ni siquiera puedo dormir bien, en comodidad.
-¿Mami?-pregunté mientras posaba mi mirada en la de ella, que estaba justo a mi derecha-. ¿En dónde estamos? ¿Qué es...este lugar?
Pude darme cuenta de que su rostro postrado estaba inclinado con dirección hacia mí. Me ponía tanta atención.
¿Por qué, madre?, pensé.
Al ver que no me respondía, me mantuve en un silencio cariacontecido y me puse a pensar en la triste situación que vivíamos.
¿Por qué todo lo siento tan real?, pensé. Los recuerdos están llegando a mí, siento que ya había estado en este lugar. Lo presiento.
Después unos minutos, ella se levantó de su lugar y me extendió la mano.
Me quedé mirándola sin comprender lo que pasaba. Apenas tenía 7 años, ¿qué esperaba?
-Vamos, William. Es hora de irnos.
¿Irnos, a dónde?, pensé.
-Sip-dije, sonriendo aún sin comprender lo que pasaba.
Agarré su mano y pude sentirla álgida y tremendamentre delgada.
Ella me sonrió y, levantándome de la cama, dijo:
-Todo estará bien William. Te lo prometo.
Yo acentí ante ello y después nos fuimos de aquel lugar a escondidas, sin que mi padre se diera cuenta de nuestra huída.
Mi madre me trataba bien cuando mi padre no estaba. Pero cuando sí estaba me trataba de lo peor y aún así...seguía confiando en ella, seguía creyéndole y amándola.
¿Por qué me torturaba de esta manera?, pensé.
Mi padre, en cambio, nos provocaba pavor. Mi madre era lo suficientemente cobarde ante él como para enfrentarlo y defenderme.
No la culpo..., mi padre era una mierda.
-Mami, ¿a dónde vamos?-pregunté, ya con mis fuerzas decaídas por todo el trayecto que habíamos caminado por el bosque.
Su mano estaba muy bien sujeta a la mía, tanto que se me hacía imposible safarme de ella.
-Tranquilo, cariño. Simplemente estamos huyendo-su respiración era agitada y concisa. Me hacía preguntar el cómo le hacía para seguir soportando esta vida de mierda que teníamos.
¿De dónde sacaba las fuerzas para hacer las cosas con ahínco?
-Mami, ya..., ya me cansé, ¿podemos tomar un descanso?-dije, deteniéndome en el trayecto.
-No, William. Vamos, tenemos que seguir, no podemos detenernos.
-Pero ya me cansé, ya no puedo...más-de repente, pude sentir cómo mis piernas debajan de sostenerme y caía al suelo tan frío y húmedo.
-¡William!-ella se inclinó rápidamente hacia mí y me abrazó con todas sus fuerzas-. Por Dios, William. Por Dios, lo lamento tanto, tanto: lamento todo lo que te hice, lamento no haberte dado la familia que hubieras deseado, lamento no haberte dado un(a) hermano(a). ¡Lamento todo, William!
Sus sollozos fueron haciéndose cada vez más fuertes; sus lágrimas se congelaron rápidamente por el viento gélido del bosque.
Su clamor quedó en continuidad y creó una epifanía de tristeza en mí.
Aunque su abrazo hacia mí no fuera tan cálido, me sentía cómodo, me sentía en un lugar seguro.
Pero...
...¿Y qué pasaba con todos aquellos momentos doloroso por los que me hicieron pasar los dos? ¿Se suponía que debía perdonarla así sin más?
¿Quién estaba ahí para protegerme?
Yacía acostado en los brazos de ella, y ella yacía arrodillada en el gélido frío del pasto, aferrándome fuertemente hacia ella, hacia su regazo.
-Mami-¿qué era este extraño sentimiento? ¿Por qué me dolía el pecho?
-¿Qué sucede, cariño?
-Duele, duele... mucho-dije entre llantos fuertes que se mezclaban con los de mi madre.
-¿Qué te duele cariño?-la preocupación en ella incrementó.
-A...aquí-señalé mi pecho, justo donde estaba mi corazón.
-Au, cariño. Tranquilo, ¿sí? Simplemente son tus sentimientos, tienes que dejarlos salir.
-¿Sentimientos?-pregunté-, ¿qué es eso, mami?
Ella sonrió débilmente.
-Es algo que todos los humanos tenemos, cariño. Es una forma de expresar el cómo nos sentimos ante algo, y por eso es importante dejarlos salir.
-No quiero-hice un mohín.
-¿Por qué no, cariño?-me acurrucó más en su regazo.
-Porque he escuchado que eso solo es de débiles. Yo no quiero ser débil, mami. Quiero convertirme en un hombre fuerte, rico y que pueda proteger lo que ama.
Sus ojos azules cristalizados por la lluvia me miraron fijamente.
Por un momento quise estar en ese lugar para siempre.
Solo...solo, si no hubiera pasado eso aquella noche (tarde-noche), si ese maldito no se hubiera aparecido..., estaría ella para siempre.
¡Anhelo sus abrazos, sus caricias!
Me importaba ya una mierda lo que ella me había hecho por estos años.
Ella tenía una razón para hacerlo, ¿no?
-Cariño, los sentimientos no son una debilidad, son parte de quienes somos, son lo que nos ayuda a expresarnos, así que, por favor, William, jamás reprimas lo que quieres dejar salir, no importa dónde estés, tú solo libera lo que te hace sentir bien.
Me quedé mirándola, intentando encontrar las palabras perfectas para esta situación.
Justo cuando encontré las palabras perfectas, el resonar de unos pasos que eran de unos caballos se acercaban rápidamente hacia donde estábamos.
》¡Ya vienen!-continuó mi madre, y de repente pude escuchar su pulso acelerarse.
-Mami, ¿qué sucede?, ¿quiénes vienen?
Ella me acomodó bien en su regazo, lista para protegerme de cualquier cosa.
Con sus dos manos frívolas agarró mis pómulos que se estaban haciendo fríos igual que las manos de ella.
-William-sus palabras eran rápidas, agitadas y cargaban consigo una inmensa preocupación; estaba temblando-, por favor, huye, huye lo más lejos posible de aquí y jamás regreses. Has una nueva vida: trabaja, estudia y consigue una hermosa esposa que te quiera como eres; vete, huye.
-Mami, ¿qué sucede? ¿Huir a dónde?-mis lágrimas volvieron a aparecer.
-Ve a la casa de tu abuela, se encuentra enferma pero podrás vivir con ella. Cuando ella ya no esté, tendrás que ser fuerte, amor; sé que pronto conseguirás a una persona tan especial para tí que te amará tanto como yo.
-¿Y qué pasará contigo, mami?, ¿y papi?
-No te preocupes por mí, William-sonrió, pero después su sonrisa se desvaneció por completo-. Y sobre tu padre-frunció el ceño-, ese imbécil ni siquiera nos quiere cerca. Ese maldito morirá muy pronto. Pero no te preocupes, William.
-Pero mami...¿por qué papi morirá?
Ella me sonrió y de su bolso chamuscado sacó un oso de peluche lleno de polvo.
Era el peluche que me había regalado ella en mi cumpleaños. Apenas y lo compró con los pocos ahorros que teníamos.
-Ten, William. Aquí adentro hay algo muy importante que comprenderás su valor cuando seas más grande, ¿sí? Por el momento tenlo siempre en la mano, que nadie te lo quite; cuando estés en apuros, úsalo.
-Sip, mami. Lo cuidaré con el alma. No le pasará nada-sonreí.
-Ese es mi hijo-su mano se dirigió a mi cabello negro y lo despeinó más de lo que ya estaba.
No muy lejos, pude ver unos cuantos caballos acercarse hacia nosotros, entre los jinetes, estaba mi padre.
Mi madre volteó hacia atrás y maldijo en un susurro.
Después dirigió su mirada hacia mí.
》William-continuó-, yo ya no estaré contigo de ahora en adelante. Tienes que seguir tú solo.
-¡Pero no quiero dejarte, mami! No quier estar solo.
-Cariño, no lo estarás. Cuando crezcas encontrarás a alguien.
-No, eso no es cierto, lo dices solo para hacerme sentie bien-los caballos se estaban acercando cada vez más hacia nosotros-. Me quieres alejar de tí como todos los demás, ¡eres igual a ellos!
-¡Claro que no, William! Jamás pienses así, por favor, no-me abrazó fuertemente-. Lo hago por tu bien.
-Entonces, ¿por qué no vienes conmigo, mami?-nos separamos del abrazo. Fue ahí cuando los caballos se detuvieron y los hombres que los montaban se bajaron.
Se fueron acercando hacia nosotros.
-¡Porque no puedo, William!-dejó caer su rostro y en lamentos dijo-: tu inútil madre no puede, William. Necesito quedarme. No puedo irme, pero tú sí. Eres aún un niño que le queda una gran vida por delante. No quiero que tu vida se desperdicie por un hombre como tu padre.
-Entonces todo es culpa de él, ¿no es cierto?-dije, haciendo que toda la ira se apoderada de mí-. Es culpa de él que estemos así. Todos son iguales, dejándome solo, queriendo alejarme de ustedes.
-¡No William, no!
-¡Claro que sí!-grité, justo cuando los hombres estaban a menos de 10 metros de nosotros-. Claro que sí.
De repente, mi madre me abrazó fuertemente y, con un susurro, dijo:
-Prométeme que tendrás una vida muy lejos de aquí y que te olvidarás de nosotros, por favor.
¿Olvidarme de ustedes?, ¿por qué?, pensé.
-Mami, yo...
-¡Prométemelo!
-L...lo prometo-dije en un susurro.
Y, a continuación, pude ver cómo uno de esos hombres agarraba fuertemente a mi madre y la alejaba de mí.
》¡Mami!-grité entre sollozos.
-¡William!-gritó ella mientras intentaba safarse del agarre de aquel sujeto.
-¡Mami, no!-antes de que pudiera ir por ella, mi padre me sujetó fuertemente y me empezó a jalar hacia el lado contrario de donde estaba mi madre-. ¡Mami!
-¡William! ¡Déjenlo, malditos bastardos! ¡William, no!
Mi padre dio una señal para que el sujeto que tenía a mi madre le diera un golpe a ella.
-¡Mami! No, no, suéltame. ¡Mami!
Ella era arrastrada por aquel grandulón.
Solo pude ver una gota de sangre derramarse por su rostro mientras ella hacía el débil intento de extenderme su mano derecha, como queriendo agarrar la mía.
》Mami, no. Por favor, no me dejes.
-¡Ya cállate maldito mocoso!-gritó mi padre y, sujetándome bien fuerte, se preparó para lanzarme hacia aquel agujero oscuro que había hecho para cada vez que hacía algo que no le gustaba.
-¡No, no, no! ¡Ahí otra vez no, por favor! ¡Mami, mami!
-¡Cierra el hocico, mocoso!-listo para lanzarme hacia aquel hoyo que había cabado él, extendí mi brazo izquierdo, quedando en sintonía con el de mi madre.
A continuación, me empujó y caí rápidamente, haciendo que gritara más.
-¡Mamá!
La oscuridad se apoderó de mí mientras caía, dejé de ver la luz del crepúsculo vespertino.
Lo único que recuerdo fue a mi padre empujándome hacia el lugar que me tenía atormentado.
-¡No!-me desperté rápidamente y sudoroso. Seguía acostado mientras tenía mi brazo izquierdo elevado, justo como lo que hice en el sueño que tuve; como si mi pasado lo estuviera viviendo justo ahora.
Mi respiración era acelerada, estaba sudando demasiado; había tenido una horrible pesadilla: mi pasado.
Todo estaba tan oscuro, igual que en aquel agujero.
Bajé mi brazo y después me senté en la cómoda cama en la que estaba; junté mis piernas a mi pecho y hundí mi cabeza en ellas.
Está oscuro, pensé, como aquella vez. Estoy solo, completamente.
No hay nadie, me abandonaron de nuevo.
》Madre-susurré y después me tapé el rostro con mis manos. Estaba llorando-, lamento...no haber cumplido tu promesa.
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The first time.
Lupi mannariEl padre de William Clark (un empresario millonario) decide hacer una fiesta por el cumpleaños de su hija, Amanda Clark, y obliga a su hijo adoptivo (también empresario), William, a ir, pues hacía tiempo que no se veían. En el camino, William se de...