-¿De qué estás hablando?-dije y volteé a verlo, haciendo que el abrazo se deshiciera-. ¿Crees que tengo algún secreto?-caminé lentamente haciendo que él retrocediera ante cada paso que daba. Así siguió hasta que Alan topó con la cama he hizo que se tumbara en ella, quedando boca arriba acostado; me subí encima de él, posando mis piernas a cada lado de las suyas. Ahora yo era el que estaba dominando todo.
Me acerqué al rostro de él, casi rosando nuestros labios.
》¿Y qué si tengo un secreto?-continué-. ¿Piensas castigarme?-me relamí los labios y pude ver cómo Alan deseaba comerme completamente. Nos estábamos excitando mucho.
Su mirada llegó hasta mi cintura, delgada y en buena forma, y después posó sus manos allí. Agarró fuertemente mis caderas y después las hizo hacia abajo, haciendo que me sentara encima de su ya erecto pene: sentía cómo su pene tocaba mi entrada, pues solamente tenía boxers.
Él se relamió los labios y con una sonrisa dijo:
-Eso tenlo por seguro- se quitó la camisa, dejándome ver su sexy y fuerte cuerpo, ¡completamente de un Alfa como él!-. Y dime...-su pelvis se levantó hacia arriba, como si disimulara embestidas-, ¿qué es lo que has hecho, mi cachorrito?-me guiñó el ojo, y yo me estremecí un poco.
Di un suspiro de excitación y respondí:
-Mm...tendrás que esperar por la verdad...Daddy- dije, pero lo último con mi voz de Alfa, y eso sorprendió a Alan.
-¿Cómo hiciste eso?-dijo.
-¿La voz? Mm...bueno-me acerqué a su oído-, solo te diré que...soy tu Alfa.
Alan se quedó anonadado por unos segundos, pero después reaccionó y sonrió como un idiota. Estábamos en celo así que no estábamos lo suficientemente concientes como para comprender bien la plática que teníamos. Cuando termine esto...tendré que explicarle detalladamente el pequeño secreto que tengo.
Quitó sus manos de mi cintura y después empezó a a ponerlas en mi fornido abdomen, y, acariciando este mismo, empezaba a trasar con su dedo índice las marcas de mis abdominales.
-Tienes un hermoso cuerpo, amor-dijo Alan, mientras aún seguía acariciándome. Solo me dedicaba a gruñir como todo Alfa.
-Lo sé-dije, orgulloso de mí. Entonces, empecé a desabrochar la cremallera del pantalón de Alan y, alejándome de él, le quité el pantalón y los boxers mientras él aún seguía acostado-. Mira que tú también tienes un buen cuerpo-sonreí-. ¿Qué tal si me das a probar?
-Puedes probar todo lo que tú quieras, pero tendrás que darme del tuyo también-sonrió. Yo asentí ante ello y después me quité mis boxers, haciendo que Alan se relamiera los labios de nuevo-. Tu paquete equivale lo mismo que el mío, cachorrito.
-Mm...es todo tuyo, Daddy- me acomodé en la cama para después sentir cómo Alan se me subía encima: la cama se hundió y podía sentir todo su peso encima mío. ¿¡Cuánto pesa este idiota!?, pensé. Parece un rinoceronte.
Subí mis brazos hacia arriba, en mi cabeza, dejando todo mi abdomen a la vista y, asimismo, este último se encontraba, también, ligeramente girado hacia mi derecha.
-Que comience el juego-mencionó Alan, y segundos después, él ya estaba lamiéndome el cuello y oliéndolo. La habitación tenía un fuerte olor a celo de Alfas, nuestros olores combinados; nuestros cuerpos pedían por su Alfa a gritos; la sed de excitación que teníamos era inmensa y hasta deseaba poderla tranquilizar. Alan era el correcto para esta situación, lo era. Sabía que lo era.
¡Ahora solo quiero terminar con mi celo!
-Mm...-mencioné, casi en un gruñido. Alan pasaba toda su lengua por mi cuello: era tan cálida y húmeda, tan suave como una pluma; su lengua recorrió desde mi cuello hasta mi abdomen fornido y trazó, con su lengua, mis abdominales. ¡Era una exquisita sensación que no quería que parara!-. Agh.
-Sabes tan delicioso- dijo él, con una mirada tan penetrante y sexy. Esa mirada suya me derretía por completo: aquellos ojos de un color rojo intenso que brillaban eran un mismo ejemplar de un animal cazando a su presa-. Ah.
Su lengua cálida y resbaladiza llegó hasta mi pene y Alan me miró con una sonrisa lujuriosa y sexy; posó su lengua en mi pene y me estremecí. Arqueé mi espalda y, en un gruñido, dije:
-Come lo que quieras.
Lamió lentamente mi pene, y yo soltaba gruñidos entre gemidos; su boca absorbía mi grande y cálido pene, que tenía una que otra vena a la vista. Absorbía mi pene como si fuera una paleta que se estaba derritiendo.
》Ah, mierda-dije-. Sigue...Mm...
Alan tenía su cara posicionada encima de mi pene, su mano derecha estaba agarrando las sábanas rojas de seda con fuerza, y su mano contraria estaba agarrando mi pene, masturbándome: se movía de arriba hacia abajo una y otra vez, tan rápido y excitante.
Cabe de mencionar que estaba a punto de correrme, y dije:
-Es hora de tu leche-Alan se detuvo por unos segundos para mirarme y dedicarme una sonrisa.
Se relamió los labios.
-Ya la quiero- respondió y, de un momento a otro, me corrí en la boca de Alan y sentí, por unos instantes, querer correrme en su entrada; me estremecí. Alan sintió en su garganta un ardor por mi semen tan caliente, pero no le importó y me miró. Con una gota de semen escurriendo por las comisuras de sus labios carmesí, se dirigió hacia mi cara para poder quedar frente a frente.
Posé mi mano en su rostro y con mi pulgar le quité aquella gota de semen.
Sonreí.
-Es hora de mi regalo-mencionó Alan.
-Pídeme lo que quieras-dije, y nuestros labios se estaban juntando lentamente. Podíamos sentir el aliento de cada uno.
-Te quiero a tí-antes de que nos besáramos dediqué unas últimas palabras:
-Soy todo tuyo.
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The first time.
LobisomemEl padre de William Clark (un empresario millonario) decide hacer una fiesta por el cumpleaños de su hija, Amanda Clark, y obliga a su hijo adoptivo (también empresario), William, a ir, pues hacía tiempo que no se veían. En el camino, William se de...