Capítulo VIII

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Corrí por cada pasillo y busqué cada habitación de la mansión, pero no había nada, hasta que una idea nueva cruzó por mi mente. ¿Y si está en el baño?, pensé.  Pero ya se tardó como para que lo esté, ¿qué mierda estará haciendo? Mejor voy, ojalá y no esté haciendo una estupidez.
Caminé por otro pasillo y, una vez encontré el baño, entré, haciendo que la puerta hiciera su típico sonido de desgaste.
-¿Hola? ¿Hay alguien aquí?- no recibí respuesta alguna-. ¿Alan?- y, en ese momento, escuché un pequeño gemido viniendo de uno de los baños.
¿Qué mierda estará haciendo?, pensé.
El baño se dividía en dos pasillos que,si te ibas del lado derecho y dabas vuelta a la izquierda, te llevaba al otro pasillo. Estaban unidos los pasillos.
Era un baño moderno y limpio. A mi izquierda estaba un espejo rectangular largo pegado a la pared y, abajo de este mismo, estaban los lavabos.
Caminé lentamente hacia el espejo y me miré.
-Soy un asco-me dije a mí mismo al ver que ya no era el mismo de antes, porque alguien lo había cambiado todo, alguien había arruinado mi vida, toda. Todo era culpa de él, solo de él.
Apreté el lavabo con mis manos, en busca de detener la rabia que crecía en mí.
-Todo esto es tu maldita culpa-dije para mis adentros-..., Alan.
Volví a escuchar otro gemido y decidí voltearme para ver de dónde era.
》¿Hay alguien ahí?- no volví a escuchar nada y decidí caminar por los pasillos para volver a escuchar ese gemido y dar con la persona-. Mira, Alan- escuché el gemido de nuevo-, si esto es una estúpida clase de broma juro que no te lo perdonaré, ¿entendiste?- abrí una puerta para ver si era él, pero no había nadie-. Maldición.
Creo que cada vez que digo su nombre se escucha el gemido, pensé.
-¿Alan?- y sí, era cierto lo que pensé. Sonreí-. Alan- volví a escuchar esos gemidos y, una vez encontré la puerta a la que daba hacia los gemidos, decidí intentar abrirla pero estaba cerrada-. Alan, abre.
Escuché otro gemido pero la puerta no se abrió.
》¡Maldita sea Alan! ¡Abre la maldita puerta ahora o juro que...!- de repente, escuché cómo dos hombres entraban al baño y se ponían en los lavabos. Estaban platicando y riéndose.
Maldición, pensé, no pueden verme así o pensarán que soy gay y estoy intentando ver a alguien más. Necesito esconderme, pero...¿en dónde? En uno de los baños estará bien, así que solo...y, súbitamente, sentí cómo alguien me jalaba de mi camisa y me metía a un baño. Era Alan.
-¿Alan? ¿Qué mierda pa...?- posó su dedo índice en mis labios intentando callarme.
-¿Escuchaste algo?- dijo uno de los hombres que estaba en el baño.
-No, seguramente habrá sido tu imaginación-se burló.
-Sí, bueno. Vámonos, seguramente la fiesta está por comenzar.
-Sí- por último, uno de ellos dijo eso para después irse.
Alan quitó su dedo de mis labios y después retrocedió hacia atrás frenéticamente. Tenía los pantalones desabrochados, dejando a la vista sus boxers negros y casi mojados; tenía su camisa desabotonada y arrugada, su saco estaba en el suelo; su cabello era un desastre que lo hacía ver más sexy; su cara estaba muy roja y su mirada estaba fija en mí: una mirada tan penetrante y de un depredador, sus ojos habían cambiado de color, ahora a un rojo brillante. Era como si me estuviera devorando con la mirada. ¿Acaso sería capaz de comerme?
-Alan...
-Lárgate- su voz era grave y temible, más que aquella vez en la que me quiso violar.
-¿Qué sucede? La fiesta iniciará en unos momentos y...
-¡Dije que te larges maldita sea! No quiero...hacerte daño.
-¿Daño? ¿Por qué...?- dije y, justamente en ese momento, comprendí lo que estaba sucediendo-. ¿No me digas que estás...en tu celo?
-Es una pena que lo escuches, pero sí, sí lo estoy. Ah- dijo he hizo un pequeño gemido.
-Pero...¿cómo? ¿Qué no dijiste que llegaba dentro de un mes? Es demasiado pronto para que te llegue ahora- dije.
-Lo sé, pero acabo de recordar que se me olvidó contarte una cosa más de los licántropos- volvió su mirada hacia mí y yo me estremecí un poco-. Cuando un licántropo encuentra a su pareja, ya sea un Alfa o lo que sea, este empieza a tener su celo antes de lo esperado y eso es porque encontró a su pareja. El celo es necesario para marcar a tu pareja. Agh- se retorció un poco.
-Entonces, como tú me encontraste (ya que soy su mate), llegó tu celo antes de lo previsto- él asintió-. ¿Y por qué estás así,con dolor y eso?
-Ya te lo había dicho, si un licántropo llega a tener su celo y no tiene a su pareja para calmarlo, este sufre de dolores por el celo. Se necesita de tu pareja para tener hijos y poder tranquilizar el celo, ah, mierda- mencionó y después frunció el ceño. Miré hacia su pene y vi que estaba "despierto".
-Pero si es así ¿cómo le has hecho todo este tiempo cuando todavía no me encontrabas?- me crucé de brazos.
-Usaba...agh, unas pastillas para calmar el celo.
-¿Y por qué no las usas ahora?
-Es diferente, William. No las traigo ahora conmigo y, aunque las tuviera, no funcionarían porque ya te encontré; las pastillas podrían aminorar un poco el dolor, pero  no lo suficiente como para no sentir dolor. Si un licántropo ya encontró a...Ah, mierda- se quejó de un dolor que provenía de su pene-..., si ya encontró a su mate, ya no necesita las pastillas, ahora necesita de su mate.
-Entonces...¿Quieres decir que me vas a violar para poder tranquilizar tu deseo sexual?- dije y después sonreí mientras paraba el dedo medio-. Ni en tus sueños, idiota.
-No, lo haría si quisiera, bueno, quiero hacerlo pero...
-¿Qué dijiste imbécil?- lo miré furioso.
-Me refiero a que no te puedo obligar si no quieres. Necesito de tu permiso antes de hacerlo, agh.
-¿Eso crees?-sonreí-. ¿Y qué me dices de la vez en la que estabas a punto de violarme encima de mi propio auto?
-Eso fue diferente. Necesitaba hacer eso para tenerte.
-Sí, ya me tienes ¿y ahora qué? ¿Intentarás hacer lo mismo solo para tu satisfacción? No sabes con quién te metes, idiota, soy...
-Vete.
-¿Qué?
-El dolor se está volviendo más fuerte porque estás aquí. Desprendes un olor que hace que mi lobo desee poseerte.
-Pero aún no hemos terminado.
-Si sigues aquí no creo que esto vaya a terminar...como tú piensas. Ah, mierda. Solo vete si es que no quieres que haga cosas que no creo que te vayan a gustar,agh- dijo y después posó su mano encima de su pene-. Ya es muy tarde, ah.
-¿Alan?- dije, pero no me escuchó y siguió con lo suyo-. Alan.
Él volteó a verme, más temible que antes. Era como si estuviera a punto de atacarme.
-Te dije que te largaras- se acercó lentamente hacia mí-. No lo hiciste y ya es tarde para hacerlo.
-Alan- lo miré fijamente y sorpendido. Rápidamente me giré para poder abrir la puerta pero él fue más rápido y posó sus brazos a cada lado de mi cuerpo y me apretó contra la puerta, impidiendo que saliera y que me liberara de él.
-William, no sabes cuánto lo siento- dijo, lamentándose a sí mismo-. Pero ya no puedo más.
En un rápido movimiento el posó su brazo izquierdo en mi cintura y la apretó con fuerza, después puso mi mano derecha en mi barbilla para después besarme salvajemente y con una pasión excitante;el sonido de nuestras lenguas chocando entre sí inundaban el baño.
-Mh, ah- dije-...Mmm.
Intentaba quitarme de encima a Alan, pero, como era un licántropo, era obvio que su fuerza iba a ser más fuerte que la mía, que la de un humano, así que no serviría de mucho intentar golpearlo.
En un descuido que él tuvo, pude liberar mi brazo derecho, que daba justamente hacia la manija de la puerta y decidí abrirla, pero lamentablemente,  cuando la abrí, los dos nos fuimos de golpe hacia el piso y el que recibió más daño fui yo, porque él estaba encima de mí y todo su peso cayó en mí. Era como si un rinoceronte hubiese caído encima mío.
Afortunadamente, ese "accidente" hizo que nuestro beso se detuviera.
-Ah, maldita sea Alan, ¿¡cuánto pesas idiota!? Ah, ¿acaso pesas igual que un rinoceronte o qué? Mierda, deberías de dejar de tragar tanto- me levanté con dificultades y, cuando ya estaba de pie, Alan seguía en el suelo de rodillas y con la cabeza cabizbajo. Después de un momento él me miró seriamente, con el ceño fruncido, con la boca entreabierta que soltaba pequeños gemidos y rugidos, y con los pómulos rojos. Su respiración era rápida.
¿Así es el celo de un licántropo?, pensé. No se ve nada bien.
Estaba a punto de irme cuando de repente él me jaló del brazo y me empujó hacia el lavabo y, como tengo buenos reflejos, posé mis brazos en el lavabo antes de golpearme fuertemente. Maldita sea, pensé,su fuerza incrementó.
-¿Pensabas escapar, William?- dijo y sonrió después-. Te lo advertí antes, William. Ahora enfrentarás las consecuencias- me agarró fuertemente y después empezó a destrozar rápidamente mi camisa, dejando al final mi camisa desabotonada, y rota de algunas partes. ¿De dónde mierda sacó esas garras?, pensé.
Lanzó mi saco al suelo y, con mi pecho fornido y cuello al descubierto, empezó a lamerme el cuello y el pecho, dejando, a su vez, marcas, mordidas.
-Ah- gemí un poco-. Alan...mierda, para- apretó más su agarré-. No puedo respirar...,joder.
Con su mano derecha metió dos de sus dedos a mi boca y después hizo mi cabeza hacia atrás bruscamente. No podía hablar bien ni tampoco moverme bien.
¿Qué mierda...hago?

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