Capítulo XXXVII

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Aquí tienen el capítulo que había publicado accidentalmente cuando en realidad todavía no estaba terminado 😅
Espero y lo disfruten (como todos los demás XD).

¡Hasta la próxima! ^^

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La melodía que resonaba por la habitación era bellísima, de hecho, era una canción clásica.
-Nocturne Op.9 No.2, de...chopin-susurré, aún desde el umbral de la puerta.
Era un hombre, grande de traje negro, clásico de un pianista; estaba bien arreglado y podía ver parte se su cara en modo de 3/4.
Su postura era recta, su mirada estaba completamente absorbida por aquel instrumento bello que soltaba una hermosa melodía al compás de las manos del músico.
Me adentré más a aquella habitación y cerré la puerta después con el más mínimo ruido posible. Él aún seguía tocando. Y yo estaba apoyado en la pared a un lado de la puerta principal.
Tocaba hermoso.
Pasaron aproximadamente como unos 5 min., en los cuales, había cerrado mis ojos para poder contemplar más aquella clásica melodía bella.
Cuando el sonido cesó, las palabras de él fueron absorbidas por mis oídos. Y fue ahí ahí cuando abrí los ojos, con los brazos cruzados, mi espalda apoyada en la pared y con mi pierna derecha encima de la contraria, dejando una forma como de cruz.
-¿Quién eres tú?-su voz era firme y muy masculina.
Olfateé el ambiente para ver de qué categoría era.
Era un Alfa.
Otro Alfa.
-Eso debería de preguntarte yo..., no tú-mencioné.
Él sonrió y dejó salir un pequeño suspiro, aquel que haces cuando algo no tiene sentido.
Él se levantó de donde estaba y rápidamente abandoné mi posición actual, combinándola por una de defensa, listo por si hacía un movimiento en mi contra.
-Ambos queremos saber quién es quién. Yo pregunté primero-su traje tenía unas tonalidades en rojo, y era de aquellos trajes que usaban antiguamente; su cabello era del mismo color que el de Alan; sus ojos eran de un azul, cristalizados por el esplendor del sol. Eran iguales a los de Jean; su piel se veía blanca y suave como la de Alan; le ganaba en estatura no por mucho y se veía más joven que Alan y yo.
Entonces, recordé que Alan me había dicho que tenía 4 hermanos.
Fue ahí cuando me dí cuenta de que se trataba de uno de sus hermanos.
-Bueno, en realidad lo hice yo primero pero mentalmente-sonreí, y entonces los dos empezamos a girar en círculo, de aquellos momentos en los que estás en la arena y tú y tu oponente se miran atentamente mientras van girando lentamente, analizando una estrategia para poder atacar. Y tratando de leer los pensamientos del uno al otro.
-Eres gracioso-sonrió, y fue entonces cuando llegué hasta el piano y me detuve ahí, apoyándome en este mismo.
-La canción que tocaste..., era de Chopin, ¿no? Nocturne-dije, teniendo mi mirada fija en el piano mientras lo acariciaba lentamente.
-Sí, una de mis favoritas, de hecho-el se acercó lentamente hasta a mí y posé rápidamente mi vista en la de él.
Nos miramos intensamente.
》Qué extraño. Tu mirada es tan fría y fuerte, justo como la de un Alfa, pero tienes parte del aroma de un Omega, ¿qué eres?-estaba a menos de 5 metros de mí, cosa que me ponía aún en alerta.
-Un humano-sonreí, y él se quedó olfateando el ambiente-. ¿Qué? ¿Esperabas que fuera uno de los tuyos?, ¿de esos perros necesitados?
Él no dijo nada y siguió olfateando el ambiente. Eso me ponía los pelos de punta.
Si sigue así,  pensé, habrá la gran posibilidad de que me descubra.
Avanzó hacia mí a paso lento y me detuve por completo.
Mi mirada no se alejaba de la de él, ni la de él con la mía.
No hice nada y dejé que se acercara a mí. Quería ver de lo que era capaz de hacer.
Cuando llegó hasta mí, posó su bello rostro en mi cuello, justo en donde estaba la mordida de Alan y, con su delicada nariz, empezó a olfatear más fuerte.
Me estremecí completamente por aquella acción, y sabía que si hacía eso era porque había encontrado algo sospechoso en mí: iba a descubrir que era un Alfa. ¿Qué hago?, pensé.
Su nariz fue inhalando todo mi cuello y fue bajando lentamente hasta llegar a mi abdomen; podía sentir su respiración, tan caliente y rápida.
Cuando empezó a bajar por mi abdomen, se detuvo abruptamente en mi estómago, y sus manos agarraron fuertemente mis caderas y las acercó más a él, cosa que hizo que su nariz se arrugara por la presión que estaba haciendo con su nariz y mi estómago.
Si no hago nada lo descubrirá, pensé. Descubrirá que soy un Alfa y que...¡Mierda! El bebé, se me había olvidado por completo.
-Mh- gimió.
-Oye, ¿qué crees que estás haciendo? Quítate-lo empujé un poco pero él se aferró más a mí.
-No sé qué mierda eres, pero tienes un aroma tan excitante y embriagador  que viene de...ahí mismo-señaló mi estómago aún plano.
-¿Qué dices?-pregunté, confundido por aquel comentario suyo.
-Lo que escuchaste-empezó a acariciar mi estómago con su rostro y, súbitamente, lamió mi ropa, como queriendo traspasarla para poder lamer mi abdomen.
-Ya quítate-lo volví a empujar, pero cada vez que lo hacía, se aferraba más a mí.
-Hay algo aquí-mencionó-. Tan delicioso.
Empezó a desabrochar mi camisa. Fue ahí cuando reaccioné completamente. No iba a dejar que viera las mordidas de Alan.
-¡Dje que te quites, maldita sea!- mi voz de Alfa resonó por todo el lugar mientras golpeaba a aquel hombre.
Él estaba tirado en el suelo y yo estaba encima de él; él estaba temblando un poco del miedo y yo estaba gozándolo.
¿Por qué me estaba comportando así?
Él sonrió después de unos segundos he hizo aquel clásico silbido que haces cuando te sorprende algo.
-Vaya, así que mi hermanito se consiguió a una perra bastante agresiva.  Hey, dime una cosa-se inclinó hacia mí-, ¿mi hermano es masoquista?
Fruncí el ceño tanto como pude. Estaba enojado.
No tiene caso pelear con él, pensé. Cálmate William, cálmate. Vamos, solo hazlo.
-Tsk, maldito imbécil-susurré, pero no hubo duda alguna de que él no lo haya escuchado.
Lo solté de mi agarre y me levanté agresivamente.
Me dirigí rápidamente hacia la puerta principal de aquel salón.
-Ey, ¿¡a dónde crees que vas!?-gritó e, intentando levantarse del suelo, se detuvo por completo al ver mi mirada fulminante y al escuchar con claridad mis palabras:
-Ni se te ocurra-dije y, antes de cerrar la puerta, escuché un "vete a la mierda" de parte de él.
Me iré ahí cuando llegue el momento, pensé.

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