SOULMATE

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El rizado cogió sus lentes de sobre la mesa, luego se colocó un poco de perfume viéndose en el espejo mientras esperaba pacientemente al castaño. La puerta del dormitorio fue cerrada con fuerza por el agitado chico que corría de un lado a otro buscando sus cosas, sintiendo la mirada de su mejor amigo sobre él.

—¡Lo siento, lo siento! —se disculpa poniéndose apresuradamente su saco del uniforme. —Siempre te hago llegar tarde Tae, pero no encontraba por ningún lado mis zapatos —mintió.

Rodando los ojos, el rizado salió del departamento con la intención de no discutir, pero falló. —No mientas, yo mismo dejé tus zapatos frente al armario para que no perdieras el tiempo buscándolos, no trates de mentirme JiMin, te conozco y sé que en realidad has estado maquillándote...

—No es así, yo... —trató de excusarse, pero falló miserablemente.

—Minie —bufó. —Se nota la sombra en tus párpados —mencionó con obviedad. —No me molesta esperarte y lo sabes, así que deja de mentir innecesariamente —JiMin agachó la cabeza sintiéndose avergonzado, el rizado lo notó, por lo que, no dudo en hacerlo sentir mejor. —Pero hiciste un gran trabajo... te ves muy lindo hoy.

JiMin no respondió, pero sonrió enternecido. Admitirlo le resultaba vergonzoso, y no se trataba de confianza, porque el castaño confiaba en su amigo. Simplemente no quería revelar porqué lo había hecho.

Sí, JiMin se había colocado un poco de maquillaje, uno sutil que cubría levemente sus imperfecciones de manera natural. El castaño quería lucir bonito porque asistiría por primera vez a un partido de baloncesto, vería jugar a YoonGi con sus amigos por primera vez.

Es su costumbre, cada vez que conoce a personas nuevas se le da por colocarse un poco de maquillaje y arreglar su cabello. Era eso, o a JiMin estaba empezando a gustarle alguien.

Luego de una semana, su amistad con el pálido había crecido de forma lenta y acogedora, a tal punto que lo vería jugar en su primer partido del año. JiMin se sentía feliz por el ambiente que había acogido en la preparatoria, tenía nuevos amigos a parte del pelinegro, como Hobi hyung y BeomGyu, el niño del comedor.

JiMin no tenía nada de que quejarse.

—Prefiero caminar que tomar el autobús —dice el castaño, su amigo le sonríe. La sonrisa de TaeHyung es encantadora, cuadrada, propia de él.

—Sí, a mí también, pero gracias a un enano, hoy tendremos que tomar el colectivo —dice mientras juega con una botella sobre el suelo. —Así que mañana procura estar listo a tiempo JiMinie...

La sonrisa de TaeHyung se ensancha cuando lo mira refunfuñando.

Miran que el autobús ha llegado a la parada, así que corren para poder alcanzarlo y subir a la unidad. JiMin corre tan rápido que su mochila salta de lado a lado sobre su espalda y el rizado sonríe ante la imagen, tanto que no pudo evitar soltar una carcajada.

El castaño golpea su hombro contagiándose con su risa.

Para suerte de ambos, el autobús los espera.

Una vez dentro, buscan asientos en la parte trasera, finalmente pueden descansar luego de haber corrido de esa manera. El castaño posó su cabeza en el hombro del más alto respirando aun con dificultad, el contrario estaba igual de cansado, pero se movió un poco para que su amigo se acomodara mejor en su hombro.

Estaban tan cerca que incluso podía sentir el aroma del cabello de JiMin.

Cerró los ojos disfrutando de la sensación de paz, pero terminó abriéndolos unos segundos después para ver a JiMin. Su amigo tenía los ojos cerrados, y su respiración se había normalizado, lucía tan relajado.

GAME OVER_[YoonMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora