tres: sé sincero

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El departamento está hecho un desastre. Las pertenencias de JungKook todavía yacen sobre el suelo, la sala de estancia es un desorden de objetos regados, y el aroma que rodea el lugar es desagradable.

Han pasado tres días desde el incidente, y TaeHyung ni siquiera está intentando sentirse mejor.

Todo lo contrario, lo único que ha hecho es tumbarse en la cama y perturbarse a sí mismo con constantes recuerdos.

"¡Conseguí entradas para la exposición de pinturas a la que querías ir, supongo que podemos ir juntos esta noche..."

"Te ves hermoso... jamas había visto a un hombre tan hermoso"

"TaeHyunie... no te desanimes, no te voy a dejar solo, te ayudaré lo prometo..." 

—Hyung— murmura. —No me estás ayudando hyung...

De su boca sólo sale el mismo mantra una y otra vez, pensando en que HoSeok nunca le advirtió lo asfixiante que sería su forma de ayudarlo, y sobre todo a los sentimientos que conllevaría.

El pelirrojo logró ganarse su confianza en tan poco tiempo, nunca tuvo miedo de decirle lo que pensaba, y cuando decidió compartirle su experiencia con JiMin, HoSeok buscó la manera de animarlo en lugar de burlarse. 

Cada detalle de alguna manera se filtró en su cuerpo hasta llegar a su alma, inconscientemente por supuesto, porque no recuerda el momento exacto en que su mente dejó de pensar en JiMin para pensar en HoSeok, pero ahora más que nunca está seguro de lo que siente, y quema.

El rizado estaba tan sumergido en su angustia, que ni siquiera se inmutó cuando escuchó la puerta principal abrirse. Es hasta que golpean la puerta de su dormitorio que coge lo primero que está a su alcance para lanzarlo contra ella. —¡Fuera de aquí JungKook!

—Soy yo...

La voz de JiMin es apenas un susurro, pero a TaeHyung no le tardó ni un segundo reconocerla. —Vete.

—Tae...

—Déjame solo JiMin.

—Tae...— repite. —Necesito hablar contigo.

Un silencio se extiende, y JiMin sabe que el rizado no volverá a responder. 

Pronto cumplirán siete meses desde que llegaron a Seúl con la intención de cumplir sus sueños y graduarse de la mejor academia de artes en Seúl, incluso antes de llegar recuerda que prometieron que nada los distraería, y sin embargo, ahí están, ambos hundidos en una marea de sentimientos.

JiMin se estremece cuando siente una ligera presión sobre sus hombros. YoonGi se acerca hasta apoyarse en la puerta y mirarle de perfil. —Entra, dudo que TaeHyung intente hacerte algo.

—Él nunca lo haría.

—Lo sé— y realmente lo hace, de lo contrario no confiaría en dejarlo solo. —Creo que es hora de irme— divaga el mayor. Se endereza con la intención de retirarse, pero JiMin lo detiene abruptamente. No era una opción para el bajito pedirle que se quede, pero en el fondo desea poder hacerlo. 

—Gracias por venir— susurra el menor. Su voz sale tan suave que es imposible que TaeHyung la escuche.

—No agradezcas—. YoonGi tiene muy en cuenta que ha aprendido una infinidad de cosas con JiMin, pero una de las que más atesora es conocer el significado del mas mínimo gesto de él. Tal vez YoonGi no sepa con exactitud lo que JiMin está pidiendo, pero eso nunca fue un impedimento para el pálido. —¿Qué ocurre?...

—Nada.

YoonGi sonríe. Por supuesto, JiMin no va a decírselo. 

—Oye, ahora que recuerdo Gyubi nos invitó a almorzar.

GAME OVER_[YoonMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora