Lo sabes.

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TaeHyung había pasado la noche en el sofá de la sala. El día de ayer se fue a casa sin esperar a su amigo, suponiendo que de nada serviría esperarlo si al final JiMin se iría con el pelinegro.

Y a decir verdad no se equivocó, pues el pálido se había encargado de acompañar al menor hasta su casa, pero cuando JiMin llegó al departamento el ambiente se tornó tenso, pues el rizado no sabía qué hacer o qué exactamente decirle, y el castaño tampoco se esforzó por arreglar las cosas.

JiMin era quien buscaba siempre la forma de arreglar sus discusiones, incluso si él no las había iniciado, pero esta vez estaba más dolido que dispuesto. En serio pensó que TaeHyung iría a ver su presentación, se sintió decepcionado por el hecho que una tonta discusión haya ganado antes que su amistad, y a causa de eso, el castaño decidió mejor guardar silencio e irse a dormir, sólo le deseo buenas noches a su amigo y pasó de largo yendo a encerrarse a su habitación.

¿Cómo se sintió el rizado?, pues completamente decepcionado de sí mismo, porque no tuvo el valor de detener al bajito y disculparse. Había sido grosero con él y lo aceptaba, pero no sabía como llegar donde su amigo y sincerarse. El que lo haya hecho siempre JiMin de alguna manera lo acomodó a pensar que nunca lo tendría que hacer él, y ahora se veía atrapado en una discusión con su propio orgullo.

Ahora era sábado por la tarde, y el rizado aún seguía envuelto en mantas recostado en el sofá, pero a diferencia de ayer que solo sintió culpabilidad, ahora le hervía la sangre por lo que acababa de suceder.

Un teléfono había sonado y él creyó que era el suyo, pero no, era el de JiMin quien estaba en la cocina preparando algo de comer, se acercó por pura curiosidad y se sorprendió cuando vio a JiMin colgar la llamada con una enorme sonrisa, el castaño se dio la vuelta cuando sintió a TaeHyung entrar, y su sonrisa se ensanchó.

—¡Voy a salir con YoonGi! —soltó animado. Tanta fue su felicidad, que el castaño terminó olvidando por un momento la diferencia entre ellos y abrazó al rizado en un fuerte y cálido abrazo. —¡¿Puedes creerlo TaeTae?!, ¡Él me invitó a salir! —rió.

TaeHyung le devolvió la sonrisa en medio del abrazo tratando de no verse obvio, pero por dentro pudo sentir como comenzaba a arder en celos y frustración.

Aunque el rizado no era precisamente bueno para disimular. —¿No habías dicho que no podía gustarte? —preguntó tosco.

—¡Sigue sin gustarme! —se apresuró a responder, pero sus ojos abiertos y mejillas sonrojadas daban a entender lo contrario.

—Aja... —musitó el rizado sin interés, separó al bajito del abrazo y se encaminó al sofá donde se acostó sin decir una sola palabra. A JiMin le molestó su indiferencia, así que bufó indignado y se retiró de la cocina completamente arrepentido de haberlo abrazado.

Y así fue como llegó a sentirse miserable en medio de mantas, en una tarde donde acostumbraba a divertirse con JiMin, sin embargo las cosas parecían querer tomar un giro drástico para el rizado, y eso que aun no pasaba ni un mes de haberse mudado.

El timbre de la puerta sonó, pero cuando se levantó dispuesto a abrir, JiMin ya le había ganado recibiendo al pelinegro. El mayor se había olvidado del uniforme escolar, y en su lugar vestía un pantalón negro ajustado, con una chaqueta de cuero del mismo color y unas zapatillas deportivas. Realmente lucía muy apuesto con ese tipo de vestimenta casual.

Al verlo JiMin tragó grueso, y el rizado frunció el ceño.

—Hola JiMinie, ¿Estás listo? —sonrió mostrando sus encías. El menor tuvo que pestañear de lo pasmado que quedó.

—¡He... si si!, ¡Por supuesto hyung!

El menor tomó la muñeca de su hyung y salió del departamento arrastrándolo con él, no se despidió de TaeHyung, sin embargo éste antes que la puerta se cerrara, pudo conectar miradas con el mayor y se aseguró de dejarle en claro al pálido que si hacía algo estúpido se las vería con él.

GAME OVER_[YoonMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora