One way.

1K 116 11
                                        

JiMin se removió entre las sabanas con pereza, abrió lentamente sus ojos frunciendo su nariz, y sus labios formaron un pequeño puchero a la hora de frotar sus ojos. El fuerte aroma a café recién hecho llegó a su nariz, y JiMin sonrió débilmente disfrutando del olor.

Se apoyó en uno de sus brazos, y miró el reloj a un lado de su cama; eran las seis de las tarde. JiMin no recuerda las horas que ha dormido, pero sabe que han sido muchas.

La noche anterior había sido un caos emocional para JiMin, sus ojos amanecieron hinchados después de haber llorado por horas. El castaño recuerda haber abierto su corazón con TaeHyung, al decirle todo lo que atormentaba su mente, pero el desconsuelo había sido tan agonizante que no recuerda con exactitud lo que habían hablado.

—Te has levantado justo a tiempo— menciona su amigo entrando al dormitorio. TaeHyung traía consigo una bandeja con dos tazas de café y galletas. El rizado no había dormido nada debido a un portafolios retrasado, pero trató de mostrarse despierto para no preocupar a JiMin.

—¿Sabes cuántas horas llevo dormido?— preguntó en medio de un bostezo.

—Mm, mentiría diciendo que lo sé, pero me alegra mucho que hayas dormido bien, llevabas días sin hacerlo.

Y TaeHyung no mentía, JiMin no había podido conciliar muy bien el sueño hasta ahora, y no era de sorprenderse con lo mal que la estaba pasando. —Sí, tienes razón— respondió. JiMin miró las galletas. —¿Las has preparado tú?.

—Por supuesto.

—No seas mentiroso— acusó, TaeHyung sonrió avergonzado. Puede que las haya conseguido de regreso a casa en una tienda de conveniencia. —¿JungKook las preparó verdad?—. El castaño negó. —Que estoy diciendo, habría humo por todos lados y no estarías sonriendo.

JiMin se rio de sí mismo, y al rizado le dio gusto verlo sonreír. Su amigo había pasado toda la semana decaído, que era imposible no alegrarse al verlo un poco más animado. —Llevaba días extrañando esa sonrisa— confiesa TaeHyung. —Es bueno verla de nuevo.

El castaño volvió a sonreír. —Gracias por escucharme Tae, me siento mucho mejor gracias a ti.

TaeHyung resopló. —No me agradezcas, sabes que siempre voy a estar para ti, es mi deber como amigo.

—Nunca vas a cambiar—. JiMin negó sin disipar su sonrisa. —¿Y Kookie?.

—Le encargué nuestra cena, pero descuida no tarda en regresar.

—¿A dónde dejaste a Kookie esta vez?, él aun no conoce la ciudad Tae— reprochó.

—Ha sido ocurrencia suya comprar pizza... ¡Hey no me regañes, regáñalo a él cuando regrese!—. JiMin lo miró mal. —Vamos confía en mí, no debes preocuparte, JungKook conoce el camino, YoonGi fue con él la semana pasada— se justificó, pero sus ojos se cerraron al percatarse de su error.

JiMin desvió la mirada, y TaeHyung se sintió mal.

—Lo siento.

—Descuida, no pasa nada— aseguró, pero su rostro no reflejó lo mismo. JiMin no quería pensar en YoonGi, pero de una u otra forma siempre terminaba haciéndolo, y no porque TaeHyung lo haya mencionado, sino porque desde que vio las galletas pensó en el pálido.

Cuando YoonGi se dio cuenta que a JiMin le encantaban las galletas, el pálido compró todos los materiales necesarios para intentar hacerlas en su departamento, pero tristemente YoonGi escogió los materiales incorrectos, tuvieron que deshacerse de la extraña mezcla que crearon, y conseguir rosquillas de la tienda en su lugar.

GAME OVER_[YoonMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora