Plática

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JiMin creyó que el pelinegro se iría después de darle su estuche, pero contrario a eso, ahora estaban los dos platicando cómodamente en una banca cerca de las plantas de la terraza. El de piel pálida casi no hablaba, pero al castaño eso no le pareció incómodo, en realidad ese tipo de personas era con las que mejor sabía llevarse.

—Es por eso que estoy aquí —terminó de contar el menor. El pálido asintió sin prestar mucha atención —¿Y tú? —sonrió.

—¿Hum? —confundido, movió su cabeza, luego captó a lo que se refería. —Oh sí, yo... —carraspeó. —Bueno en realidad no tengo mucho que decir, sólo me gusto este lugar—mintió, pues no pensaba contarle nada de su vida. Jugar no requería confesar todo de él.

—No te creo para nada —sonrió. —Estás mintiendo —rio el castaño, asustando al pálido. Por un momento el pelinegro tragó duro creyendo que realmente había notado su mentira.

—Sólo bromeaba —mencionó calmando con lo dicho al mayor. YoonGi se preguntó cómo una persona podía sonreír tanto. Odiaba ese tipo de gestos fingidos. —¿Eres de primero también? —preguntó curioso. JiMin pensó que tal vez cabría la posibilidad de compartir una clase juntos.

—No— respondió cortante, pero recordó que su propósito era agradarle, por lo que agregó: —Soy de tercero, este año me gradúo.

—¡Eso es maravilloso!, ¿Y qué piensas estudiar en la universidad? —el mayor casi gruñe por la pregunta, desde cuando una plática era un cuestionario de preguntas. JiMin al ver su mueca se sintió mal, quizás estaba siendo demasiado entrometido. —Disculpa hyung, creo que pregunté de más...

—¿Hyung? —preguntó alzando la ceja.

—Eres mayor... supuse que podía llamarlo así— responde apenado. De un momento a otro pasó a sentirse como un tonto.

—Me gusta —dice haciendo sonreír a JiMin, pero estaba mintiendo, no le gusta que las personas tengan ese tipo de atrevimiento con él. Sin embargo, sí quería meterse en el papel debía tolerarlo.

—A mí también me gusta hyung —responde feliz, pero cuando cayó en cuenta de lo mal que sonó, se avergonzó, sus mejillas se tiñeron levemente de rosa y quiso corregirse. —¡Me refiero a la palabra! —aclaró alterado.

YoonGi sonrió, y no precisamente por la tierna acción del menor, sino por lo fácil que resultaba engañarlo.

Pasados unos minutos el castaño se despidió diciendo que era hora de su clase, el pálido estuvo a punto de acompañarlo hasta su salón, pero se abstuvo creyendo que lo mejor sería ir a paso lento con el niño. El mayor le propuso pasar un rato juntos el día de mañana, y el otro encantado aceptó.

Estando solo, YoonGi se recostó en la banca mirando hacia el cielo, e inevitablemente se preguntó. ¿Cuál era la razón para que NamJoon deseara hacerle daño a ese niño?, por primera vez, se arrepintió de no haber escuchado la explicación del líder.

El niño no era feo, por lo que pensó que sería bueno conseguir un beneficio de todo esto. Una noche al final del curso no sería una mala idea, después de todo no creía que NamJoon se opusiera ante la idea. Sonriendo cerró sus ojos dejándose llevar por el sueño.

JiMin estaba por terminar su primera clase de baile, había sido bastante relajada al ser la primera, pero mientras terminaba de estirar unos chicos entraron al salón inesperadamente. El castaño los observó con el ceño fruncido, ya que llevaban puesto el mismo uniforme de baile que él.

Entonces su maestra habló. —Ellos son estudiantes de tercer año de danza, serán sus tutores a lo largo del curso, deben de respetarse entre sí, por lo que no toleraré quejas.

GAME OVER_[YoonMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora