Recuerdos falsos

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Mario se cambió y se acostó en su cama, comenzando a dormirse poco a poco. En algún punto de la noche, su mente pareció desviarse, como si estuviera accediendo a uno de esos recuerdos distantes que salen a flote cuando menos lo esperamos, con la excepción de que este recuerdo nunca sucedió...

Mario se encontraba enmedio de un pasillo enorme. A los lados se encontraban varios casilleros, así como puertas con números y letras. Mario se sentía más pequeño de lo normal, y sintió la necesidad de caminar. A medida que lo hacía, varios niños comenzaron a aparecer de la nada, recorriendo los pasillos. En un abrir y cerrar de ojos, Mario se encontraba a la mitad del pasillo, esta vez repleto de niños y adultos que iban y venian. A diferencia de los niños, los adultos iban uniformados, por lo que Mario supuso que serían los maestros.

Como si algo lo guiara, Mario caminó hasta una puerta que decía '1 A'. Abrió la puerta, y en su interior vio a varios niños corriendo por todos lados. Tratando de que nadie lo viera, caminó entre las filas de escritorios y se fue a sentar hasta atrás. Se sentía inseguro, no quería que nadie se percatara de su existencia. Él no era como su hermano, quien disfrutaba de que la gente lo viera y lo admirara por su fuerza.

Sentado, esperando a que todo comenzara, una persona fue a sentarse a la par suya. Su primer instinto fue voltear la cabeza para no verla. Ya al iniciar la clase, a la maestra no se le ocurrió otra brillante idea más que hacer una actividad en parejas, pues al ser todos de primer año de primaria, nadie conocia a nadie. A Mario no le quedo de otra más que voltearse y ver a la persona a la par de él, pues de lo contrario lo iban a castigar, y eso no le hacia mucha ilusión la verdad. A la par de él se encontraba una niña de ojos celestes, un color algo peculiar, pelo rubio claro y una mirada llena de curiosidad. Llevaba una diadema con una estrella amarilla en ella, además de una blusa azul oscuro con dibujos de algunas constelaciones. Se notaba que le gustaba el espacio exterior.

La niña le sonrió, y él intentó devolverle la sonrisa.

Niña : Hola ... ¿como te llamas?

Mario : Bueno ... yo ... yo me ... me llamo Mario. Un ... un gusto.

Niña : ¿Mario? Vaya ... un nombre bastante interesante, es un gusto conocerte Mario.

La niña le tendio la mano. Mario hizo ademán de darle la mano, pero solo sostuvo sus dedos, como si el darle la mano por completo fuera a transmitirle una enfermedad letal.

Niña : Veo que no eres muy social.

Mario : No ... prefiero estar solo.

Niña : Pues ... no hay motivos para tener miedo de conocer más personas. ¡Ah! Por cierto ... me llamo Rosalina...

Mario escuchó un fuerte ruido y abrió los ojos, solo para darse cuenta de que el ruido provenía de su alarma. Molesto, la apagó y se sentó en la cama, aún pensando en ese sueño y ... en lo real que se sintió. Fue como revivir un antiguo recuerdo pero ... él no conoció a Rosalina hasta hace unos años, ¿porque entonces aparecía como una niña? Mario ya estaba algo acostumbrado a cosas raras pasando en su vida, pero esto es nuevo. Además, se sentía realmente tímido, y él fue todo lo contrario en su juventud. Tal vez sea el cansancio o el estres.

Como fuere, Mario se levantó de su cama y se vistió para atender a otra jornada laboral más.

Al final de la misma, Mario se dirigió a su casa a cambiarse, pues no planeaba ir a la isla Yoshi vestido formalmente. Al acercarse a su teléfono, notó que Yoshi le habia dejado otro mensaje.

Yoshi : Mario, lleva tu traje.

Sorprendido, Mario se dirigió a su armario y al abrirlo, movio toda su ropa a los lados hasta ver el fondo. Se metió en el mismo y metio su mano en una pequeña abertura en el fondo, arrancandolo. Detrás del mismo se encontraba colgado el traje que habia usado durante sus aventuras. Sacó los zapatos, la camisa, la gorra, los guantes y el overol. Volvió a dejar su armario tal y como lo habia encontrado y comenzó a vestirse.

Mario (colocandose los overoles) : Vaya ... creo que subí algo de peso (mete la panza) ¡Gha! Debo hacer ... más ... ejercicio...

Finalmente, y luego de bastante esfuerzo, Mario fue capaz de vestirse. Se dirigió al sótano de su casa y entró en una habitación que solo se abría con su huella digital. Detrás de esta puerta bien guardada, se encontraba una warp zone improvisada, que habia construido con ayuda de Luigi. Esta contenía tuberías con destino a los lugares que Mario más visitaba. Cerró la puerta, y luego de asegurarse de que estaba bien cerrada, se dirigió a la tubería con destino a 'isla Yoshi.'

Saltó y entró en la misma, deslizandose através de un tobogán enorme. Luego de unos minutos, comenzó a ver una luz y salió despedido hacia arriba. En el cielo, se dio la vuelta rápidamente y aterrizó de pie frente a la tubería. Esta volvió a esconderse en la tierra. Mario estaba enmedio de una selva enorme, pues a donde quiera que viera se encontraba con árboles de gran tamaño y varias flores. Conociendo el camino, comenzó a dirigirse hacia la aldea de los yoshis. Conforme se acercaba, podía comenzar a oler toda clase de frutas, desde bananos hasta las frutas rojas que tanto le gustan a los yoshis. Finalmente llegó a la entrada, donde dos yoshis lo saludaron y uno entró corriendo. El otro se quedó junto a Mario, pues él decidió que no iba a entrar, ya que no quería ser una molestia para los yoshis.

Al cabo de unos segundos, el otro yoshi regresó con un rostro conocido cerca de él.

Yoshi (abriendo los brazos) : ¡Mario, cuanto tiempo!

Mario : Lo mismo digo, amigo.

Ambos se abrazaron. Yoshi les hizo una seña a los otros dos y comenzó a caminar lejos de allí junto a Mario.

Yoshi : ¿Que tal la vida en la ciudad?

Mario : Ya sabes, más de lo mismo.

Yoshi : Sabes que mi oferta sigue...

Mario : En pie, ya lo sé. No se cuantas veces tendre que decir esto, no me siento mal por vivir solo.

Yoshi : Solo decía ... realmente me preocupo por ti.

Mario : Lo sé, pero estoy bien.

Yoshi : Si tu lo dices...

Ambos siguieron caminando por un buen trecho, hasta que llegaron a la entrada de un estrecho cañón. Dos enormes paredes de roca se abrían frente a ellos.

Yoshi : Bien, la razón por la que te llame es que ... necesito tu ayuda para deshacerme de unas plantas pirañas.

Mario (volteandolo a ver) : Yoshi, sabes que ya no hago eso.

Yoshi : Lo sé Mario, pero ... eres el mejor para el trabajo. Esas plantas no nos dejan transitar tranquilos y ... del otro lado hay comida ... mucha comida.

Mario : Pueden ... rodear el cañón, pasar por arriba ... o comerselas también.

Yoshi : Ya lo hemos intentado, pero no da resultado. Las raíces de las plantas son muy profundas, y nos alcanzan donde sea. Vario yoshis han sido devorados. La planta central no ha sido encontrada, y no importa cuantas nos comemos, salen más y más hambrientas de yoshis. Daisy y Luigi lo intentaron, pero no pudieron ... Mario por favor, eres mi única esperanza.

Mario vio genuina preocupación en los ojos de Yoshi, y aunque ya no estaba en forma para pelear, decidió aceptar.

Mario (suspira) : Esta bien Yoshi, lo hare, pero solo porque eres mi amigo.

Yoshi (lo abraza) : ¡Gracias, gracias, gracias! Sabía que podía contar contigo.

Mario (ve hacia el cañón) : Alla voy.

Mario comenzó a adentrarse en el cañón, escuchando a Yoshi hablar detras de él.

Yoshi (gritando) : ¡Hay una plantación de flores de fuego muy cerca del brote, una vez que termines, lanza una bola de fuego al cielo, iremos por ti!

Mario volteo a ver y levantó un pulgar en señal de aprovación, tras lo que volteo y continuo adentrandose en el cañón.

Encontrando el amor (Mario x Rosalina)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora