Narrado por Carlota a 1 de Septiembre de 2016:
Saco la maleta de debajo de la cama y la subo a esta. La abro como un libro y, cuando me dirijo al armario, veo aparecer a mi hermana con otra maleta.
-¿Pero qué haces con esa maleta? Si yo la que uso es esta- Le digo riendo por el espectáculo.
La pobre niña sube la maleta a la cama como puede y la abre.
-Ya, está es la mía. He decidido que me voy contigo-.
Su voz es simple ternura y la cojo en brazos para abrazarla.-Cariño, eso no es posible- Le digo.
-Si, si que lo es. Ya lo he decidido- Me repite.
La abrazo, de nuevo, con cariño y la suelto en el suelo para poder explicárselo:
-Tata se tiene que ir a estudiar y tú te tienes que quedar para estudiar, las dos tenemos que estudiar para convertirnos en adultas responsables, además tienes que cuidar de mamá y papá-.
Me mira con tristeza pero su cara, de pronto, se torna enfadada y se tira en la cama tirando mi maleta.
-Pues si no puedo irme contigo, tú tampoco te vas- Gruñe.
Comienza a saltar en la cama y a deshacerla. Empiezo a correr tras ella y ella se prepara para la persecución. Le grito para que pare pero no obedece y eso me enfurece todavía más. Hasta que tropiezo con un zapato y caigo dándome un golpe con la esquina de la cama.
-Mierda- Chillo.
Mi madre entra preocupada en la habitación y tras ver el panorama corre a socorrerme. Me ayuda a levantarme y descubre una pequeña herida en mi rodilla. Le resto importancia y levanto la cabeza para buscar con la mirada a mi hermana. Ella está sentada en el suelo sollozando y se me parte el alma. Mi madre la coge en brazos y se sientan en la cama.
-¿Qué está pasando?-.
Tira la pregunta al aire para que el culpable salga a la luz. Nos quedamos calladas unos segundos y, cuando voy a intervenir, mi hermana no aguantando la presión canta como una cotorra:
-Mami, no quiero que tata se vaya-.
Mi madre me mira para corroborar con mi versión y le resto importancia:
-Una pelea tonta-.
-Pídele perdón a tu hermana, se podía haber hecho daño- Le regaña mi madre.
Mi hermana agacha la cabeza y me pide disculpas.
-¿Sabes lo qué es una buena idea? Que me hagas un dibujo para llevármelo-.
Mi hermana, tras escucharme, levanta la cabeza y se echa a correr. Sale de nuestra vista en un segundo.
Mi madre me agarra del hombro y la miro sin saber bien qué pasa y me dice:-¿Y qué tal con el chico? Que aún no me has contado nada-.
Ay mamá, si tú supieras no preguntabas.
-Creo que ese chico se acabó-.
No quiero resultar borde pero tampoco quiero tener que contestar a sus preguntas.
-¿Y eso? ¿Qué ha pasado?-.
No preguntes porque no te puedo contar la verdad.
-Era muy príncipe azul hasta que lo besé y... Pasó a ser un sapo- Le contestó esquivando el tema como puedo.
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El Banco
RomanceEn la noche desierta, de la vieja Coruña, se encuentra una calle que a su vez se pierde entre una multitud de languidas calles y a juego con ellas, forma parte de su adusto mobiliario, con porte señorial, un antiguo banco. Sus tablas han recibido e...