Capítulo 28

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Narrado por Amanda a 26 de Septiembre de 2016:


Mi teléfono suena y lo cojo antes de que todos los que estan en la parada de bus se den cuenta. Solo me da tiempo a ver que es un número desconocido.

   -¿Diga?-.

   -Soy Carlos, el dueño del veinticuatro, pásate por aquí para hablar un poco contigo- Me deja caer y, al ver que no contesto, prosigue- nos dejó tus datos Sue-.

Asiento torpemente sin darme cuenta de que no me puede ver y me apresuro a contestarle:

   -Si, perdone ¿a qué hora le viene bien que me pase?-.

   -Pásate ahora, así no tengo que volver luego-.

Me quedo en blanco y miro la parada del bus.

   -Deme media hora para llegar y lo hablamos-.

Acepta y cuelga.
Hago un gesto de victoria y dejo a todos los presentes flipando. Me avergüenzo al instante y freno mis impulsos. Paso lo que resta de tiempo intentando pasar desapercibida después de todo y me alegro de que el bus no tarde tanto como cuando lo cogí.

Me subo y me siento junto a la puerta, para salir lo más rápido posible.
Un hombre con un carrito de bebé me guiña un ojo descaradamente y yo giro la cabeza hacia la ventana, lo que debí de hacer desde el principio.

Llego a mi destino al poco tiempo y salgo disparada del autobús. Camino más tranquila cuando estoy a unos pasos del veinticuatro para que me bajen las pulsaciones y no verme tan agotada.

Al entrar Sue me guiña un ojo y llama a su jefe para que sepa que he llegado. Este me llama por mi nombre y me invita a entrar a un pequeño despacho.

   -Sue me ha hablado muy bien de ti y Paolo también, mis otras dos empleadas no te conocían- Me comenta un poco extrañado y prosigue- además Sue me comentó que trabajabas de camarera y yo necesito el aguante de esos profesionales, aquí vienen muchos subnormales-.

Su último comentario no me entusiasma pero estoy segura que si pude con los otros babosos, podré con estos.

   -Si, fui camarera muchos años y vi mucho mundo-.

Alardeo un poco, casi rozando la exageración pero parece entusiasmado con mi respuesta.

   -Eso es lo que quiero-.

Le sonrío esperando que me haga alguna pregunta más pero todo lo contrario, saca unos papeles de un cajón y me empieza a explicar mis funciones en el pequeño local.

   -... Y eso es todo- Me dice al terminar de leer todos los papeles.

Le sonrío incomoda tras haberle escuchado contarme los horarios, qué haceres y un montón de opiniones sobre como iría la tienda mucho mejor.

  -¿Entonces? ¿Cuento contigo?-.

   -Si ¿cuándo empiezo?- Le pregunto entusiasmada.

Él parece estar muy feliz por mi respuesta y se explaya durante otros diez minutos como mínimo para decirme que puedo empezar el lunes de la semana que viene.

   -Me alegro de que nos hayamos entendido-.

Mi intento de acabar la conversación suena un poco cortante pero no parece darse cuenta y sigue:

   -Si, tómate algo-.

Pienso rápidamente una buena excusa y miro hacia todos lados para inspirarme, hasta que veo un reloj.

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