Capítulo 57

3 1 0
                                    

Narrado por Carlota a 14 de Noviembre de 2016:


Vuelvo a coger el móvil para llamar a Amanda pero, esta vez, salta el buzón sin dar señal. Me frustro y tiro el móvil a la cama de mala leche. Me siento en el suelo e intento tranquilizarme.

   -Puede haberse quedado sin batería y haberse ido a casa solo a cargarlo-.

Me intento autoconvencer pero algo no me cuadra. Me pongo en pie y camino de un lado a otro esperando a que termine  de cargar su móvil y me llame.
Escucho la puerta de la casa y salgo al pasillo.

   -Mamá gracias que has vuelto, creo que le ha pasado algo a Amanda, no me coge el teléfono-.

Mi madre niega con la cabeza y se echa a reír.
No entiendo de qué se ríe.

   -Le pedí que llevase a Alba al colegio y supongo que se habrá ido a dormir a su casa, casi no ha dormido-.

Claro, tiene razón.
Me estoy dando la vuelta cuando ella me interrumpe para preguntar a dónde voy.

   -A buscarla-.

Me frena para decirme que la deje dormir pero le miento diciéndole que entonces iré a dar un paseo. Le sonrío antes de irme a mi habitación y parece haberme creído.
Corro a cambiarme para irme, me visto con lo primero que atrapo y salgo corriendo hacia su casa.
Paso por el parque y por el colegio antes de llegar para cerciorarme de que no está allí.
Timbro pero nadie contesta, empiezo a preocuparme ya bastante y decido llamarla pero tampoco me lo coge.
Aporreo la puerta con fuerza hasta que, de pronto, se abre y veo a Sue.
Abro los ojos como platos por la sorpresa y la miro de arriba abajo, lleva solo la camiseta puesta y tiene el pelo alborotado.

   -No. No. No. No-.

Chillo desconsolada al ver la escena y ella se ríe.

   -Claro que si princesa-.

La furia me ciega y la agarro de su pajoso pelo y la zarandeo. Ella intenta defenderse y me araña el brazo. Chillo a pleno pulmón hasta que en un descuido la empujó tirándola al suelo.

   -Púdrete gilipollas, sois unas imbéciles... Quédate con ella, sois iguales-.

Aprieto la mandíbula hasta que los dientes me chirrían y le tiro la peluca a la cara. Me voy con la cabeza alta y las lágrimas rodando por mis mejillas.

Cuando pierdo de vista la casa me paro un segundo y rompo a llorar. Busco un refugio rápidamente hasta toparme con un banco y me siento hundiendo mi cabeza entre mis piernas.

   -No me puedo creer que Amanda me haya hecho esto-.

No puedo parar de llorar y de recrear todos los momentos en que esa puta estaba cerca de Amanda. La cabeza me da vueltas y estoy a punto de entrar en un ataque histérico y volver para matarla.
El enfado crece bajo mi piel y solo encuentro una forma de tranquilizarme. Me levanto y me pongo en camino al hospital. Ya no sé qué más hacer. Abril y Marco están en clase y no los puedo interrumpir.

Cojo un autobús hasta el hospital y me bajo en la puerta principal. Subo hasta las habitaciones de pediatría y voy a la de Sergio pero no está, después voy a la de Mario pero tampoco está.
Estoy a punto de ir a la de Jenni pero alguien me agarra del hombro y me giro asustada para ver quién es.
Un sonriente Mario me mira hasta ver mis ojos hinchados y cambia su rostro.

   -¿Pasa algo?-.

Rompo a llorar sin mediar palabra y él me mete en su habitación. Cierra tras de nosotros y comienzo a contarle por qué estoy así.
Mario me abraza con todas sus fuerzas y frustrada por la situación sigo llorando un buen rato más.

   -Carlota eres una chica guapísima y encima muy inteligente. No te mereces esto-.

Sus palabras todavía me duelen más pero tengo que intentar tranquilizarme.
Me aparto un poco para respirar hondo y forzar a mi corazón para que deje de latir a tan altas revoluciones.
La puerta se abre y veo a Jenni.

   -Jenni, pasa- Le dice de forma animada Mario.

Ella da un paso pero frena en seco y me saluda.
Aún no sé cómo puede saber siempre que estoy aquí. La saludo pero ella pone mala cara.

   -¿Pasa algo?-.

Mario me anima a que se lo cuente y acabo confiándoselo también a ella.
Siento una punzada de dolor en la cabeza y me siento para descansar. Llorar y comerme la cabeza nunca ha sido bueno. Jenni me da un par de consejos para aliviar mi pérdida pero yo sigo dándole vueltas:

   -Es que no lo entiendo, ella me pidió salir en París y estábamos bien ¿qué hacía con esa gilipollas?-.

   -Quizás estaba con las dos-.

Jenni le da un codazo a Mario pero, es tarde, ya lo he escuchado.
Rompo a llorar de nuevo y ella lo enfrenta.

   -No discutais, puede que así sea-.

Jenni sigue mirándolo mal y Mario clama su perdón. Yo sigo pensando e intentando recordar algo que me pueda servir para saber si así era y entonces lo recuerdo... Ella se río por el comentario que hice de Sue.

   -Ella se rió cuando me mostré celosa de Sue...-.

Ellos cesan su discusión y me miran directamente.

   -No sabes si eso es así, quizás solo haya sido una vez- Intercede Jenni.

La rabia me hierve en la sangre... Una, dos, incluso si estaba con las dos a la vez me da igual. Me ha engañado.
Aprieto los puños y la mandíbula con fuerza hasta que Mario me agarra el brazo y me dice:

   -Carlota, no vale de nada que te martirices ahora. A todos nos ha pasado alguna vez. Lo bueno es que ha sido al comienzo y ahora puedes irte tranquila-.

Barcelona... No había pensado en eso. Antes era el único pensamiento que tenía pero ahora...
Barcelona será mi salvación.
Me acerco a Mario y le doy un beso en la mejilla.

   -Tienes razón, Barcelona hará que me olvide de esto ¡Eres un crack!-.

Mario se anota un punto frente a Jenni que sigue mirándolo bastante mal. Me despido de ellos tras prometer que no haré nada que me haga daño y me voy.
Camino hasta salir del hospital y cojo de nuevo el bus, uno que me lleve hasta el instituto.
Me planto allí y me siento en un banco enfrente de él a esperar a que salgan Abril y Marco pero por desgracia una de mis compañeras se me acerca.
Me mira la cabeza y me doy cuenta de que no llevo la peluca. Se la tire a esa zorra.
Me pregunta cómo estoy y sorprendida le contesto.

   -Espero que pronto puedas volver y siento si en algún momento me porté mal contigo-.

Sus disculpas parecen sinceras y las acepto de buena forma. Cuando me quiero dar cuenta David está a mi lado mirándola mal pero lo detengo.
Ella se va y David me pide explicaciones.

   -Se estaba disculpando-.

Él se ríe y la manda a paseo en voz baja. Me río con él y Abril y Marco se me acercan. Sin decirles nada los abrazo y ellos recogen los pedazos rotos de mi corazón.

El BancoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora