Capítulo 45

3 1 0
                                    

Narrado por Carlota a 25 de Octubre de 2016:


Me despierto boca arriba en la cama de Amanda y me giro para encontrármela en posición fetal con el dedo en la boca. Parece un bebé muy tranquilo ahora.
Pienso en todo lo que pasó ayer, cómo se hundió totalmente cuando le expliqué lo de la operación y como le afectó que no se lo hubiese dicho antes.
Me siento muy cansada y, aunque parte del cansancio se lo debo a no haber dormido y a las sesiones de químio, creo que la otra parte es por mi estado de ánimo. Parece que no levanto cabeza, parece que fue hace muchos años cuando era una adolescente sin ningún tipo de preocupación, feliz.
Acaricio su cara con dulzura y me levanto de la cama con una amarga sonrisa. Camino hasta la cocina y abro la nevera en busca de alimento. Me muero de hambre.
Cojo una naranja y me dirijo al sofá. Mi móvil está parpadeando encima de la mesita y lo agarro.
Tengo tres mensajes: dos son de Abril y uno es de mi madre.
Los de Abril me avisa de que mi madre me ha ido a buscar a casa y se ha enfadado y el de mi madre es avisándome de que está muy cabreada y de que la llame inmediatamente.
Pongo mi mano sobre la cabeza y me preparo psicológicamente para llamar a mi madre.

   -Carlota ¿dónde estás?-.

Su tono suena muy enfurecido y siento que va a estallar en cualquier momento.

   -Estoy en casa de una amiga, no quería preocuparte... Ayer cuando estaba en el piso me llamó muy nerviosa y vine a pasar la noche con ella-.

Por un momento me pregunto qué será lo que le ha dicho Abril y si coincidirá con la versión que estoy dando yo pero ella contesta un poco más calmada que eso ya lo sabe y me tranquiliza haberle seguido el rollo a Abril sin saberlo. Sino ambas estaríamos en un buen lío.

   -Volveré a casa en cuanto se despierte-.

Ella duda en qué decirme pero accede y se despide. Hago mi baile de la suerte y me siento en el sofá.
Dejo el teléfono y la pieza de fruta sobre la mesita y subo las piernas al sofá para abrazarme.

   -¿Qué haces despierta? Deberías descansar-.

La voz tan apagada que emite Amanda me da a entender que esta muy cansada, se frota los ojos aún adormilada y le sonrío.

   -¿Te he despertado?-.

   -No... Pero no estabas en la cama y...-.

Me levanto y me abrazo a ella aún alterada por las mentiras.
Me he planteado una conversación con mi madre sobre esto pero aún no lo tengo demasiado claro.

   -Carlota ¿en qué piensas?-.

En verdad, no me apetece hablar del tema. Solo quiero pasar un rato con ella antes de volver a casa.

   -¿Volvemos a la cama? Apenas hemos dormido-.

Ella asiente poco convencida y volvemos a la cama. Sabe de más que no le he contestado y lo que eso significa.
Nos metemos en ella y me da la vuelta para abrazarme.

   -¿Estas preocupada por la operación?-.

El tono de su voz es triste y anhelante pero no sé el qué.

   -Un poco pero no es eso lo que me preocupa ahora-.

Ella se queda callada unos segundos como dándome pie a que me sincere y lo hago:

   -Estoy pensando en cómo enfrentarme a todo lo que conlleva que tú y yo seamos pareja-.

Me da la vuelta para que le vea la cara y me pregunta en un tono divertido:

   -¿Somos pareja?-.

Comienza a hacerme cosquillas hasta que estallo en risas.

   -No recuerdo que me hayas pedido salir-.

   -Basta, para-.

No puedo dejar de reír, no puedo casi ni respirar pero me lo estoy pasando bien.

   -¿Quieres pedírmelo ahora?-.

Veo su cara de satisfacción mientras me intento deshacer de sus manos.

   -Para por favor. No es el momento-.

Mis ruegos no hacen mella en ella, pasa de lo que le estoy diciendo.

   -A mí si me parece el momento-.

Me muevo incontrolablemente hasta que tengo medio cuerpo fuera de la cama y chillo:

   -Ayuda-.

Amanda se mueve rápidamente y me recoge quedándonos tan pegadas que siento su respiración casi como la mía.
Me besa y me siento sobre sus piernas acomodándome.

   -¿No tuviste suficiente?-.

Todo mi cuerpo se tensa y tiembla a la vez cuando sus labios acarician mi oreja y yo siento el deseo de repetir todo lo que pasó a noche.
Ella agarra mis bragas con las manos e introduce una dentro haciéndome estremecer por completo.
De pronto, su móvil suena y me suelta de inmediato.

   -Es Sue-.

¿Esa estúpida? Creí que ayer habían quedado las cosas claras pero veo que no. Tenía que haber sido más clara y dura con ella.

   -No puedo desayunar contigo... Estoy un poco ocupada-.

Al escuchar a Amanda se me retuercen las tripas. Se despide a los pocos segundos y deja el teléfono sobre la mesita. Intenta volver a seguir con lo que estábamos pero me aparto.
Ahora ya no me apetece.

   -Carlota ¿Te pasa algo con Sue?-.

Su pregunta es en un tono cortante pero no hace que me achante.
Niego con la cabeza pero ella no desiste y me vuelve a preguntar. A veces siento que tiene un manual de cómo voy a actuar en cada momento, si miento o no me interesa algo, de verdad me gustaría tener uno yo de ella.

   -No me gusta Sue, parece una mosquita muerta-.

Amanda abre la boca sorprendida y me mira un poco mal.

   -Sue es una buena chica, me consiguió el trabajo y se ha portado muy bien conmigo como amiga y compañera-.

Me dan ganas de hacerle burla pero me abstengo y le digo lo que pasa:

   -Yo creo que si se está portando así de bien es porque está intentando llevarte a la cama-.

Amanda se ríe incrédula por lo que acabo de decirle medio gritando pero deja de hacerlo cuando ve que no me estoy riendo con ella.
Intenta acariciarme la cara pero no me dejo y me echo hacia atrás.
Me bajo de la cama y busco mi ropa. Ella salta hacia mí y me agarra para que deje de moverme.

   -Carlota no creo que eso sea así, ella tiene novio pero en caso de que lo sea. Me gustas tú-.

La miro a los ojos y ella aprovecha para besarme.
No puedo resistirme a sus labios.
Me despego y empiezo a vestirme. Ella me observa con tristeza y acabo por serle sincera, tampoco quiero hacerla sentir mal:

   -Amanda, tengo que volver a casa. Mi madre ya ha ido al piso y Abril se las ha tenido que ingeniar, no quiero que nadie tenga que mentir más-.

Ella asiente pero no está muy contenta con mi decisión. Me calzo los playeros y beso sus labios con cariño.

   -No te olvides de pedirme salir, creo que ya es el momento-.

La escucho reírse antes de salir de su casa y me encamino a la mía.
De camino pienso en cómo explicarle esto a mis padres y a mi hermana pero no llego a decidir nada.
Cuando quiero darme cuenta estoy en casa, subo las escaleras y abro la puerta. Escucho voces por la cocina y me encuentro a mamá, papá y a Alba reunidos.
Mi hermana se suelta de los brazos de mi padre y corre hacia mí. Me abraza y la recojo del suelo para estrujarla.

   -Ya hay fecha para la operación-.

Todos parecen alegrarse por lo que dice mi padre pero yo no lo hago con ellos. Por primera vez, una noticia que debería ser la mejor del mundo, me suena aterradora.

El BancoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora