Capítulo 126

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Mis pies temblaban como si de gelatina tratasen, quería irme de allí pero parecía que mis pies están pegados con super glue impidiendo irme a ningún sitio.

Cada vez se acercaba más hacia mi y yo cada vez sentía más miedo de cómo me iba a tratar. O como me iba mirar, si de la forma dulce y cariñosa con la que me miraba hace un mes cuando estábamos en el mirador o como me ha estado mirando estos últimos días como si hubiese matado a alguien.

En menos de un minuto ya estaba donde estoy yo y susurró un lo siento preciosa casi inaudible que logro escuchar pero lo ignoro, haciéndole pensar que no he escuchado nada.

(.................)

Me apoyo en su hombro sin recargar todo mi peso encima de él y nos dirigimos a enfermería para que me cure las heridas de la rodilla.

Ya dentro me ayuda a sentarme en la butaca mientras él saca lo necesario y yo mientras tanto le quedo observando y analizando cada centímetro de su cara, luce muy cansado. Su barba estaba descuidada, unas grandes bolsas debajo de sus dulces y risueños ojos que parecía un oso panda en persona y su pelo despeinado y más largo de lo normal les hacen un par de años más mayor, más que un veinteañero parecía que tenía unos 40 años o incluso más y ya empezaban a verse los signos de cansancio por tantos años vividos.

Marco: ¿Te gustan las vistas preciosa? - me sobresalta con una sonrisa malvada en sus labios que echaba de menos.

Yo: Eh! Claro que no, sólo estaba pensando un poco y ya. -miento, aunque ya se que era algo muy obvio. Se nota a kilómetros que le estaba comiendo con la vista.

Marco: Claro y yo soy rubio. -Me guiña un ojo. -Esto va a escocer un poco. - echando alcohol en un poco de algodón para luego acercarlo lentamente a mi rodilla y yo inconscientemente cierro los ojos lo más fuerte que pueda. Y al no notar nada abro los ojos lentamente viendo como estaba el muy cabrón aguantando la risa negando con la cabeza.

Yo: ¿Que? ¿De que te ríes tonto? - pregunto en un tonto serio. Haciendo que el nombrado antes deje de reír de golpe. A lo que yo me empiezo a descojonar de la risa. Pero es que su cara ha sido un cuadro en cuando le pregunté.

Marco: Serás..... -y lo deja por los aires esta vez limpiando mis rodillas.

Yo: Auch....despacio idiota, eso duele. -haciendo una mueca.

Marco: Lo siento preciosa. -repite el acto anterior una vez más. - Ale listo campeona, ahora te busco una piruleta porque te has portado muy bien pequeña. -tocándome la punta de la nariz.

La hija del mister (Marco Asensio)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora