¿El amor lo puede todo? (Tom Holland & tu)

Aires de otoño

Dedicado a vocalconstellation disfruta querida <3

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—Deja de morderte el labio, vas a hacer que sangre—me reprocha Sara. Aprieto mis dientes y la miro de reojo.—Dios, me transmites los nervios a mí.

—Lo siento, no puedo evitarlo—le susurro. Sara levanta una ceja.

—Es tu novio ¿de que estas tan nerviosa?—pregunta. Sin despegar mis ojos del reloj de Harry Potter que colgamos en la pared, le respondo.

—No lo sé—miento.

La manecilla de los segundos se movía lento, casi sospechaba que ha propósito el tiempo me estaba jugando una mala pasada. Ni Sara ni nadie tenían idea de lo que mi mente especulaba y no dejaba de inventar finales trágicos, desde Tom rompiendo conmigo a alienígenas secuestrándolo y experimentando con él. Debería dejar de ver películas de terror.

Cuando mi teléfono suena, doy un brinco sobresaltada, golpeándome un poco en la bota. Ignoro el dolor y me acerco a mi teléfono. Leo el mensaje de Tom. Están aquí, subiendo. Mi corazón se acelera (de la buena forma), mis manos comienzan a sudar, siento mis mejillas enrojecidas. Me remuevo en mi cama, poniéndole los pelos de punta a Sara, que suelta un gruñido.

—Ni que fueras a conocer a Chris Evans—murmura.

—Ya lo conocí—comento. Sara abre los ojos como platos.

—¡¿Que?!—exclama.

El golpeteo en la puerta hace que me levante de golpe. Cojeo lo menos posible y abro la puerta con una sonrisa expectante. Esta se esfuma cuando veo la cara de Harrison, sonriente.

—Hola—saluda alegre.

—Ah, hola—le saludo desanimada. Harrison me mira de mala gana.

—Que simpática eres—se burla.— ¿Cómo la soportas, Tom?

Tras el aparece la persona que me hace suspirar con solo pensarlo. Tom, con su cabello ligeramente más largo que antes, formando sus desordenados rizos y una sonrisa de oreja a oreja. Empujo a Harrison a un lado y Tom me recibe entre sus brazos.

—Te extrañe—me susurra al oído.

—¿Por qué siempre me empujan?—pregunta Harrison.

—Porque eres molesto—le replica Sara.

—¿Cómo está tu pie?—pregunta Tom.

—¿Y a ti quien te hablo?—le espeta Harrison a Sara.

—Mejor—respondo, sintiéndome hipnotizada en sus ojos cafés.—¿Cómo estuvo el viaje?

—¿Y a ti quien te invito a pasar a mi habitación?—le pregunta Sara.

—Dormí en el avión, así que me siento bastante descansado—admite, con aquella sonrisa que hace que las mariposas vuelen en mi estómago.

—Me alegro—replico, sintiendo el rubor en mis mejillas.

—No es sólo tu habitación—le recrimina Harrison.

—______ tampoco te ha invitado a entrar—le replica Sara. Tom mira a su mejor amigo y levanta una ceja.

—¿De verdad son así siempre?—pregunta sorprendido. Suelto un bufido.

—Créeme, esto no es nada.

—Eres insoportable—le acusa Harrison.

—¿Cómo andamos por casa?—le pregunta Sara.