Abrazos que duelen

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Dedicado a Magic_army28 ❤

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Le mañana siguiente era un desfile de zombies. Me sentía algo adolorida, pero no era difícil adivinar por qué. Paddy era el único que no tenía ganas de morir, por lo que, amablemente, me trajo café a mí y a Tom.

—¿Por qué a ellos y no a nosotros?—se quejaron los gemelos.

—Por decirme bocón—les replica Paddy, y les saca la lengua.

Nuestra habitación parecía un campamento. Sara y Harrison, que nuevamente habían dormido juntos, estaban peleándose la manta. Aun así, se veían adorables.

Cuando por fin todos tuvimos el ánimo suficiente para ir a desayunar, caminamos hasta el café T&B y nos sentamos en una mesa. Necesitábamos altas dosis de cafeína y azúcar para revivir.

—En serio debo dejar de beber tequila—digo, masajeando mi sien. La resaca me daba un fuerte dolor de cabeza.

—Puedes sacar el tequila de la chica, pero no a la chica del tequila—comenta Tuwaine, haciéndonos reír. Sacudo la cabeza mientras le sonrío.

—Gracias, Tuwaine—le digo, y ruedo los ojos.

—Espera ¿bebiste tequila?—pregunta Martin. Me encojo de hombros. Voltea a mirar a Sara.— ¿No eras tú la buena amiga que no la iba a dejar beber tequila?

—Como su amigo sabrás que no se le puede frenar—le replica Sara, cruzándose de brazos. Martin entrecierra los ojos.

—Claro que lo sé, soy su mejor amigo—recalca Martin. Ay, estos dos.

—¿Pueden dejar de gritar?—pregunta Sam, que está prácticamente acotado sobre la mesa.

—Córtenme la cabeza—susurra Harry, que está igual que su hermano, recostado sobre la mesa.

—Estoy casi segura que si te cortamos la cabeza, morirías—replico con sarcasmo.

—No la tientes—bromea Harrison. Lo fulmino con la mirada y levanta la manos, como defendiéndose.— Es una broma.

—¿Siempre dices las cosas sin pensar?—le pregunta Sara, divirtiéndose. El voltea mirarla y entrecierra los ojos.

—Depende. ¿Siempre eres tan desagradable?—pregunta este. Ya empezaron.

—Te copio a ti—le espeta Sara, cruzándose de brazos. Harrison suelta un bufido.

—Pues yo lo copio de ti—le replica.

—Ay, ya bésense—dice Zendaya, rodando los ojos. Ambos se sonrojan y me rio por lo bajo junto a Tom.

—Estaba pensando—le digo a Tom en voz baja. Me mira atento.— Tal vez podríamos ir Sara y yo a Londres el próximo fin de semana.

Tom sonríe, pero esa sonrisa no le llega a los ojos. Frunzo el ceño, preocupada. Mi expresión le da a entender que sabe que algo sucede. Tom suspira y se encoge de hombros.

—Se supone que la gira promocional empezaría en unos meses, pero la han adelantado. El martes me voy a Los Angeles—explica apesadumbrado.

Mi sonrisa se desvanece. Lo que pensé que serían unos bonitos meses juntos, nuevamente se transformaran en largas video llamadas y tristes tardes en que me concentrare en mi proyecto.

—Oh—atino a decir. ¿Qué se supone que debo hacer? Me alegro de que haga lo que ama, pero no soy tan buena persona como para fingir una sonrisa. Le extraño. Le he extrañado desde que llegue acá.

—Realmente no quería irme tan pronto—comienza a excusarse. Niego con la cabeza y coloco una mano en su mejilla.

—No te preocupes. Es tu trabajo, y estoy feliz de que hagas lo que amas y lo disfrutes.

—Pero me hubiese gustado estar contigo, tener un descanso—susurra. Me encojo de hombros.

—Lo sé. Pero ya verás que ese día llegará. Yo no me iré a ninguna parte—replico, y me inclino para besarlo.

Durante los días siguientes vivimos apretujados en aquella habitación. Los hermanos de Tom se devuelven esa misma tarde. Nos despedimos calurosamente. Luego, el viernes, Martin y Zendaya se van, ya que sus pasajes estaban para esa misma noche. Mi mejor amigo no volvería hasta quizás cuando, y no le agradaba para nada que Sara estuviese conmigo en ese tiempo. Zendaya soltó unas cuantas lágrimas. Me contuve.

El tiempo se nos pasa volando. No me doy cuenta cuando llega el domingo y nuevamente debo despedirme de él. No veré sus ojos, no besare sus labios, no sentiré sus caricias por meses. Aun así, me contengo y no lloro. Le doy un último beso, le doy un último abrazo, y le doy una última mirada. Cuando el tren se marcha en dirección a Londres, y Sara y yo nos quedamos solas, me abraza y me permite llorar todo lo que tengo guardado.

¿Por qué no simplemente puedo ser feliz con él? ¿Por qué no puedo dejar todo atrás y marcharme con él? Sé que no es lo que deseo en el fondo de mi cerebro, sé que me gusta lo que estudio. Pero aun así, las ganas de estar con él son demasiado grandes para soportarlas.

Soy realmente una adicta. Como duele dejarlo, como duele el síndrome de abstinencia. Y aun así cuando lo veo, se me olvida todo aquello y es como si nunca hubiese pasado el tiempo. Vuelvo a hacerme adicta a él en una milésima de segundo. Para luego volver a sufrir cuando se marcha.

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Si, lo sé, es corto, pero honestamente, no saben la cantidad de trabajo que he hecho hoy, y aun así, me dije "no puedo dejar a las insaciables sin capítulo".

Un poco melancólico el capítulo también ¿no creen?

Les leo, lectores insaciables <3

¿El amor lo puede todo? (Tom Holland & tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora