Epilogo

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Antes de empezar con la lloracion, quiero dar especial dedicación a ciertas personitas. En primer lugar, a mi mejor amiga, sin ella nunca habría comenzado a escribir. A AndreaOsborn que a pesar de su amor-odio, siempre me apoyó y me hizo reír de lo lindo, eres la Sara de mi rayis. A MasiielVsquezGomez mi partner chilena con la que me rio en las madrugadas, a driplugs que siempre me saco una sonrisa con sus comentarios, a never_weak cuyas genialidades hacían que me partiera de la risa,a ItsFerchaBitch que apoyó esta historia desde siempre, creo que no miento si digo que desde el inicio. A _claaudiia35_ que con sus hermosos comentarios me sacaba más de una sonrisa. Sé que probablemente se me olvide alguien.
A todes ustedes, lectores insaciables, por haber leído las locuras de una chica que, como ustedes, adora soñar. Siempre serán mi familia insaciable ❤️

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3 años después

Mierda.

Trastabillo con el escalón de madera pero logro no caer. Corro, saltando de dos en dos los escalones. El pasillo bien iluminado parece de una novela de Jane Austen. Tropiezo con una de las tablillas de madera. Entre los nervios y la torpeza, es un milagro que siga en pie. Pero como alguien una vez dijo, mi torpeza es una de mis cualidades más atrayentes.

Entro por la segunda puerta a la derecha. La salita, bien decorada, con arreglos florales en los mesones, sitiales elegantes, un tocador y un gran espejo, me quita el aliento. Paso mi mano por mi frente sudorosa. He corrido la vida.

—Siempre llegando tarde —dice una voz masculina a mis espaldas. Doy un salto del susto y volteo, con la mano en mi pecho, mientras mi corazón late errático.

—¡Coño! Demonios, Aidan, casi me meo —le regaño, haciéndolo reír.

—Llegar tarde a las bodas no es muy bien visto, ______ —comenta acercándose. Se detiene frente a mí, con una sonrisa bailando en sus labios.

—Supongo que si se trata de mi propia boda, se puede hacer una excepción —replico. Rueda los ojos y me quita mi bolso de las manos.

—¿Con que te atrasaste hoy? —pregunta.

—Estaba por irme, lo juro, pero en la sala de emergencias apareció una señora y su hijo...

—Siempre aparece algo —me interrumpe.

—...Estaba enfermo —continuo, ignorándolo.— Tenia una fractura de fémur ¿Qué querías que hiciera? Tenía que ingresarlo, al menos, para que el traumatólogo lo viera.

—Le diré a tu madre que ya llegaste —dice, negando con la cabeza. Le sonrío y me acerco a depositarle un sonoro beso en la mejilla.

—Eres el mejor —le digo, pone los ojos en blanco.

—Aja.

Aidan sale de la sala y cierra tras de sí. Respiro hondo y resoplo. Me acerco a la percha en la que está colgado mi vestido y abro la funda blanca.

Observo la maravillosa obra de arte que me han mandado a hacer. Sin mangas, con escote en V, la parte superior del vestido blanco está cubierta por un encaje con hermosos brillos que asemejan una enredadera. Los tirantes delgados cubren justo mi marcapasos. El encaje se va perdiendo a nivel de la cintura, y la tela satinada cae hasta el suelo casi, donde vuelve a aparecer el encaje con brillantes. El escote de la espalda me llegaba hasta la cintura, y los botones pequeños circulares trazaban una larga línea hasta el final. No es pomposo, pero tampoco es apegado al cuerpo. Simplemente es perfecto. Perfecto para mí.

¿El amor lo puede todo? (Tom Holland & tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora