¿El amor lo puede todo? (Tom Holland & tu)

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Dedicado a alexandra_3005 ya no comentare nada. Vean ustedes si quieren o no pañuelitos :x

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Cuando termina mi clase de neurobiología, me levanto casi corriendo y salgo del edificio. Me siento como un zombie, y no he prestado nada de atención a la clase. Decido que, si estoy así, ni caso tiene ir a farmacología, ya que es aún más tediosa. En cambio, me armo de valor y decido ir en busca de mis exámenes.

Aidan se quedó conmigo hasta que ya no me quedaron lágrimas. Tom me envió un mensaje por la tarde. Sara intento llevarme algo de comer pero no probé bocado. Me quede acurrucada en mi cama, abrazando a Thor, mirando The Notebook (si, el masoquismo es real).

Salgo del campus y camino hacia los edificios del centro. El día soleado me molesta. Es como si no pudiera ver nada feliz en este momento. Me coloco las gafas y continúo mi camino.

Veinte minutos más tarde, me encuentro en el despacho de la doctora del campus con una carpeta llena de papeles. Quise darles un vistazo, pero sentí que aquello solo serviría para aumentar mi ansiedad. La recepcionista me indica que ya puedo pasar. Saludo a la doctora, me siento frente a su escritorio y le entrego la carpeta.

—¿Se han demorado en entregártelos?—pregunta, mientras se coloca sus gafas y abre la carpeta. Desvío la mirada al suelo.

—No, yo... no he tenido tiempo—miento. La doctora me mira por sobre sus gafas, pero no dice nada.

Comienza a leer los resultados, saca el CD con la radiografía y lo coloca en su ordenador. Mientras la imagen se abre, continua leyendo los demás resultados. Juego con mis dedos, nerviosa, mientras mis piernas tiritan. La doctora revisa su ordenador y observa la radiografía en silencio.

—¿Ves esto de ahí?—me señala un punto en la radiografía.—El electrodo está donde debería, eso es bueno. Y aquí—señala otro punto más arriba.—Este es el problema. Los cables de desconectaron del dispositivo.

—¿Entonces no deben colocarme otro marcapasos?—pregunto esperanzada. La doctora hace una mueca.

—Eso depende. Debemos ver si simplemente se desconectaron o se rompieron, y solo lo sabremos en cirugía.

Suspiro. Eso era lo que temía, necesitaba cirugía de todas maneras.

—Y no puedo operarte con tus niveles de hierro. Esta anémica—agrega. Excelente pienso con sarcasmo.

—¿Anemia?—pregunto, más desanimada que antes.

—No es tan grave, pero por precaución debo esperar a que te recuperes. Te daré una prescripción para que tomes unas pastillas de hierro—indica.

—Gracias—digo, cuando me entrega la prescripción.

—En una semana quiero que vuelvas a tomarte el examen. Normalmente se demora el proceso, pero necesitamos operarte cuanto antes, es un peligro que estés así—indica la doctora. Asiento con la cabeza.

—De acuerdo.

Me despido y salgo de su consulta. Miro mi teléfono, por la hora, Sara debe estar en clases. Me encamino hacia mi habitación mientras le marco a Zendaya.

—Hola—saluda entusiasmada, me ha contestado al segundo.

—¿Estás sola?—pregunto. Escucho pasos y luego una puerta cerrarse.

—Ahora si—replica en voz baja.—¿Qué paso? ¿Fuiste al médico?

—Los cables se han desconectado, y deben operarme pero estoy anémica—explico, con tono cansino.

—¿Entonces es por lo que paso con Tom y Hazza?—pregunta. Suspiro.

—Supongo. Es el único incidente que tuve—respondo. Zendaya se queda en silencio.

Esta es la razón por la que le dije a ella y no a Martin. Ella sabe controlarse conmigo. Puede que después sea un desastre y llore a mares, pero no se muestra así frente a mí. Si le hubiese dicho a Martin, estaría llorando por teléfono y yo sería la que tendría que consolarlo.

—¿Estas segura que no quieres decírselo?—pregunta.

—¿Para que se sienta culpable? No. Fue un accidente—replico.

—¿Y qué le iras?—pregunta.

—La verdad, que se desconectaron los cables—le digo. Entro a la residencia.

—Esa no es toda la verdad. ¿Y acaso crees que no atara cabos? Los cables no se desconectan solos—dice ella. Comienzo a subir la escalera.

—Puedo decir que fue por el choque. Además, estamos suponiendo que fue el golpe que me di allí—replico.

—Deja de mentirte a ti misma—me regaña. Me detengo cuando estoy por llegar al piso de arriba, sintiendo mi corazón acelerarse más de lo debido.—Sabes bien que ese es el único golpe que has tenido en el hombro, porque por lo demás, has seguido los cuidados al pie de la letra.

—Z...

—No sirve de nada negarte la verdad a ti misma—continua. Siento mi frente sudorosa, mis piernas tiritan. Me agarro de la baranda.—¿Cómo te sentirías tu si descubrieras que te mienten así?

—Z...—le llamo de nuevo. Comienzo a marearme, y la vista se me nubla.

—Aunque le duela, sé que Tom preferiría mil veces escuchar la verdad.

Dejo caer el teléfono de mi mano. No tengo fuerza para sostenerme. Quedo en un estado entre la conciencia y la inconsciencia. Caigo hacia atrás. Siento como ruedo escalera abajo, pero no duele, no siento nada.

Escucho unos gritos. Alguien me llama. Observo los ojos verdes de Sara, mirándome preocupada. Creo que estoy tendida en el suelo. Múltiples voces hablando. No reconozco ninguna. Sara gesticula rápidamente, creo que está hablando por teléfono. Escucho una voz masculina que se me hace familiar. Aidan se agacha junto a mí, en su mano tiene mi teléfono. Coloca sus dedos en mi cuello. Mueve su mano frente a mis ojos. Quiero responder, decir algo, pero aquel mar negro me engulle hasta que no queda absolutamente nada.

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Dejaré esto aquí y me iré rápidamente antes de que me alcancen con sus horcas, hoces y antorchas

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Les leo, lectores insaciables <3