The Story

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-¿Un neumoque?-pregunta mi madre.

-Neumotórax-le digo.- Es una complicación de la cirugía, poco frecuente, pero nada grave.

-No me parece algo para tomarse a la ligera, no podías respirar-me contradice mi madre. Ruedo los ojos.

-Estoy bien-le repito, como lo he hecho unas ochocientas veces.

-¿Cuándo pretender operarte de nuevo?-pregunta mi padre.

Me han trasladado a una sala de cuidados intermedios, por lo que dejan pasar visitas de a dos. El neumotórax causo que me costara mucho respirar, pero se soluciona relativamente fácil con una aguja que insertan en el tórax y deja salir el aire que se ha acumulado. Los doctores estarían atentos a que no me volviera a ocurrir, pero por ahora, me sentía bien.

-Aún no se deciden-respondo. La noticia de que necesitaría una cirugía cardiaca no había sentado nada bien, y no era para menos.

-Iremos a hablar con el doctor, y así dejamos que vengan a verte Martin y Tom ¿te parece, cariño?-pregunta mi madre. Le sonrío y asiento.

Mis padres me abrazan, me dan un beso en la frente y salen. Suspiro. Así no pretendía pasar mi cumpleaños. Menos aún ahora que me entere de que Tom había venido de sorpresa. Pues la sorpresa se la llevo el al final.

La puerta se abre y Tom asoma su cabeza. Le sonrío y el entra, cerrando la puerta tras de sí.

-Martin cree que era mejor que estuviésemos los dos solos, después de todo, no quería ser el tercero en discordia-explica Tom mientras se acerca.

Se sienta en una silla junto a mi costado derecho, pero yo me muevo y le doy unas palmaditas a mi camilla para que se recueste conmigo. Tom mira y frunce el ceño.

-No creo que sea adecuado-dice.

-¿Por favor? ¿Cómo compensación por el peor cumpleaños de toda la historia?-pregunto. Él se ríe y asiente.

Se recuesta a mi lado, apoyo mi cabeza en su hombro y sus brazos me rodean con mucho cuidado.

-¿Segura que estas bien?-pregunta preocupado. Me rio por lo bajo.

-Ha sido una complicación de la cirugía, nada importante.

-¿Por qué tus padres estaban hablando con el doctor?-pregunta. Mi sonrisa se desvanece. Sé que me mira, pero yo tengo mis ojos fijos en la punta de sus zapatillas. Muerdo mi labio, no quiero decirle que tendrán que volver a operarme.- ¿_______?

-Hay... un problema-digo. Suspiro, me separo para mirarlo fijamente. Sus ojos reflejan la preocupación que siente.- Mi corazón... tienen que volver a operarme.

-¿Quedo mal el dispositivo?-pregunta. Niego con la cabeza. Se queda mirándome unos segundos y luego su expresión cambia al miedo.- ¿Tienen que operarte del corazón?

-Si-afirmo, y desvío la mirada. Por un momento pensé en no decirle nada, pero que clase de relación seria esa.

-¿Cuándo?

-No lo sé-respondo, sin atreverme a mirarlo.

Tom toma mi mentón con su mano y me obliga a mirarlo. No quiero pensar en mi operación, ni mi estúpido y maldito corazón que no es capaz de hacer su trabajo, ni en los genes que herede y me han provocado esto. Quiero disfrutar de tener a mi novio junto a mí, y pensar que me iré a Oxford, que aun puedo realizar mis planes.

Me lanzo a sus labios antes de que él pueda reaccionar. Su boca me responde. Se mueve a mi ritmo, entre desesperado pero también con cuidado. Me olvido de que estoy en un hospital, en una camilla. Estiro mi brazo izquierdo y el dolor me atraviesa el cuerpo, haciéndome alejarme y soltar un quejido.

¿El amor lo puede todo? (Tom Holland & tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora