09.

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Sus manos jugueteaban nerviosas con el cabello e intentaba mantener la calma pese a que el lugar era lo más tranquilo posible. Las palabras se mezclaban con besos profundos, observaba desde lo lejos a la pareja quien disfrutaba del poco tiempo que les quedaba, sin embargo, nuestras miradas jamás desconectaron. Me veía sumergida en las caricias que no eran sobre mi cuerpo y resulto ser cómico los intentos fallidos de querer intensificar la conversación que no daba para más. Su risa nerviosa delataba que tan frustrado podía estar y cualquier movimiento podría ser en vano. 

La boca se abría ligeramente y su mirada no parecía verse interesada en observar algo más. Mantenía el ceño fruncido mientras besaba una vez más apasionadamente a la castaña y se percataba sigilosamente de que no se diera cuenta que la atención no estaba sobre ella. Apoyé mi rostro sobre mi mano y ladeé la cabeza una vez más al repetirse la acción. Durante la tarde me resultó más interesante el observar una pareja besándose que pasar tiempo con mi madre y ayudando en la charla de negocios la cual ha durado más de un día. 

—Hye, ¿podrías venir un momento? —la voz de Jungkook me llamó una vez finalizó con el beso, Haneul ajustó su blusa y cabello y no pareció percatarse de mi presencia hasta estar frente a sus ojos. —¿Podrías acompañar a Hae al baño?

Asentí sin reproche alguno y esperé a que se levantara, por su tono de voz y la mirada intensa ofrecida me indicaba que el momento que estuvo planeando durante días se acercaba. En la mañana, había escuchado lo emocionado que estaba y nervioso también, se trataba de ser dulce con la chica que le gusta y había preparado algo para ella, posiblemente buscaba una distracción y yo sólo acataba a las ordenes que me dio en la mañana antes de nuestro pequeño enojo. Abrí la puerta del baño y antes de poder cerrarla, me llamó.

—Eres la primera persona que logra hacer que Jungkook se mantenga estable —sus palabras atacaron sin previo aviso y me vi en desventaja ante ella. Acomodaba su cabello y daba retoques a su brillo labial para después observarme. —Suele ser impulsivo y arrogante, pero por alguna razón cuida su vocabulario y acciones al verte. 

—¿En serio? Me da la impresión de no ser así —negué y reí nerviosa tratando de ocultar en ella tensión generada en el ambiente. —Además, soy sólo su prima, no estaría así sólo al ver un familiar.

El silencio que se asomaba temeroso apareció ante nosotras dejándonos sin tema de conversación, al igual que ella no mostraba interés en querer intercambiar más palabras de las necesarias. Al igual que el pequeño recorrido, mantuvimos la distancia hasta dar con el pelinegro quien con sólo verme me decía esperara en la sala. Desde allí al igual que la cocina podía tener vista de la escena tan conmovedora y esperada por Jungkook, sus ojos brillaban con intensidad, ofreció el detalle junto con un beso y ante nosotros desapareció la castaña no sin antes besar una vez más sus labios y despedirse como si nada. El adiós fue pronto y como si no hubiese estado con él durante el día, fingió que nada pasó entre ellos dos. 

—¿Qué era el regalo? —pregunté desde el sofá sin pensarlo dos veces, articulé la pregunta que posiblemente no quería escuchar, sin embargo, tomó asiento delante mío y habló. 

—Nada importante, un collar pétales de camélia de Chanel, moría por uno la última vez que salimos —el aire se me fue durante segundos y recordé el dinero que poseía. —¿Por qué, también quieres uno? 

—¿Bromeas? —pareció darle gracia mis palabras dejando la seriedad por unas cuantas risas. —¿Qué te tiene tan molesto? pensé que estarías emocionado por su visita —mi espalda chocó con el espaldar del sofá y mantuve la respiración al verme asechada por Jungkook quien sin pedir permiso volvía a acercarse lo suficientemente cerca para observar mejor su rostro. 

—Estuviste viéndome toda la tarde —sus ojos se posaron sobre mis labios y los míos en los suyos. —¿Hay algún motivo por el cuál lo hacías? —su semblante era serio y ambos nos sumergíamos en el ambiente ya antes provocado. 

—Eras tú quien me miraba mientras la besabas —ataqué y rió ante mí con sorna. —¿Por qué ha de existir un motivo para verte? 

—Por primera vez besaba a mi novia pensando en alguien más, sabes —retomé el aire que robaba y me incorporé mejor sobre el sofá. Peinó su cabello hacia un lado y pasó su lengua sobre sus labios antes de que pudiera hablar. —Deseaba a alguien más en mis brazos y luciendo un estúpido collar —tomó con fuerza mi mentón y juntos cortamos la distancia ante el llamado de su madre. 

El frío se mezclaba con las bebidas sobre la mesa, compartíamos un momento como si fuésemos familia, el ambiente era acogedor, recordaba aquel año en donde disfrutaba la última cena con mi padre, últimas palabras y el último abrazo antes de su muerte. La mirada de Jungkook se hallaba perdida, hacía oídos sordos a las anécdotas y me percaté de los días de estadía, compartiría el mismo techo por dos días más y volvería a mi hogar sin encontrarme con él una vez más. 

—Tu rostro luce mejor —su madre acarició la mejilla suavemente para besar cálidamente su frente y sonreír al verle. —Haneul te hizo bien, ya no tienes hinchazón —bufó cruzándose de brazos e hinchando sus mejillas para después verlas de un rojo carmesí. 

—Me avergüenzas, mamá —comentó Jungkook apartando de su rostro la mano de su madre logrando así risas en los presentes. 

—¿Qué tiene de malo consentir a mi pequeño? Eres todo un bebé, mira, estás todo sonrojado, luces tan adorable —pellizcó sus mofletes moviendo de lado a lado, su madre había conseguido molestarle. 

La pesadez en mi vista se hacía cada vez más intensa y la cama en mi habitación momentánea me invitaba a abrirme paso entre los adultos y acostarme en ella para iniciar un nuevo día. La silla del frente se encontraba vacía y todos excepto yo mostraban interés en seguir con la velada. Abracé a mi madre e hice una reverencia antes de irme y suspiré al encontrarme sola en el pasillo, había logrado evitar el tema de negocios por el cual sus padres y mi madre mueren por hablar. Abría la puerta en silencio y la cerré a mi paso deshaciéndome de mi camiseta, las risas se escuchaban con fuerza y sonreí al recordar el rostro de mamá; lucía tan feliz. 

—Hace unos minutos también me observabas —cubrí mi pecho y grité al oír su voz detrás de mí. —¿De verdad no dirás el motivo? —a paso lento se acercaba logrando que cayera sobre la cama. —Te estabas tardando, pensé que no vendrías. 

—Estás demasiado cerca —mantenía mis brazos sobre mi pecho para ocultarlo, los nervios alguna vez generados salían a la luz y en su rostro sólo pude apreciar una sonrisa con intensiones que desconocía. —¿Puedes dejar que me ponga ropa, por favor? —hablar no era una opción, el silencio fue primordial entre nosotros, sin embargo, me veía intimidada por su figura. 

—¿Debería ignorar el hecho de que estamos con nuestros padres? —con la punta de su lengua delineó mis labios y depositó un casto beso sobre ellos. —Vodka, tus labios saben a vodka.

mr dick ©jeon jungkook.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora