044.

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los próximos capítulos serán narrados por jungkook. ♡

Las luces permanecían apagadas, sin embargo, podía contemplar a la perfección su silueta, sus brazos ligeramente cruzados me indicaban llevaba tiempo esperando y, para mi mala suerte, lucía enojada. Cerré la puerta tras de mí dejando las llaves sobre la mesa de centro e ignorando sus palabras me acerqué a la cocina en busca de un vaso de agua. El silencio era tan abrumador que lograba colocarme nervioso aún sin haber hecho nada. 

—Te estuve esperando —arrebató de mis manos el vaso dejándolo sobre el mesón y sentí su respiración chocar cerca de mi cuello. —No pude avisarte porque mi teléfono no tenía batería, tus padres me dejaron entrar. 

—Tampoco pude avisarte —giré sobre mis talones, encarándola. Retrocedí colocando mis manos en la espalda y fruncí el ceño al verla tan alterada. —¿Te sucede algo? 

No obtuve respuesta alguna. Su mano cayó mi boca al verme querer hablar y me pidió hacer silencio por más de que no estuviera hablando, sus labios viajaron a mi mejilla depositando un casto beso, lamiendo la zona como si fuese alguna especie de dulce. Estaba paralizado y de repente mi cuerpo dejó de reaccionar, su otra mano buscaba impaciente el cierre de mi pantalón y solté un suspiro cuando quiso buscar más. Tomé aire en cuanto sus labios estaban sobre mi cuello y cerré los ojos al sentir una mordida, podía escuchar claramente una risa y maldije mentalmente al no poder hacer nada.

—¿Qué estás haciendo? —bajé la mirada en cuanto la vi arrodillarse, puso su índice sobre sus labios haciendo un "shh" y quitó el botón de mi pantalón seguidamente del cierre, bajando lentamente hasta dejarme en ropa interior.— Haneul, mis padres están en casa.

—Están dormidos —sonrió traviesa y sentí una corriente de aire invadir todo mi cuerpo, haciéndome erizar cualquier vello existente en él. —Sé que te gusta ser escuchado por otros. —y no mentía, sin embargo, se trataban de mis padres. 

No podía detenerla y aunque lo hiciera, volvería a hacer lo mismo una y otra vez. Apreté mis labios en cuanto su boca atrapó mi miembro sobre la tela e inconscientemente mi mano viajó a hacia su cabello, en donde lo recogía en una imperfecta cola de caballo y observaba atentamente su próxima jugada. Un ruido nos alarmó dejando inconcluso el proceso, aún así, pude ver en su mirada la codicia. Mi cuerpo era invadido por los nervios y después de mucho tiempo quise desaparecer de la tierra con tal de no ser visto por mis padres.

Fruncí el ceño al verla levantarse como si nada hubiese pasado y me fijé en sus caderas, caminaba a paso lento en dirección hacia el pasillo perdiéndose entre la oscuridad, dejándome a solas en la cocina con una posible erección. Había perdido cualquier interés en seguir bebiendo, subí el cierre de mi pantalón y caminé hacia la habitación, en donde esperaba poder dormir tranquilamente y agradecí al ver la puerta cerrada, indicando que mis padres no habían escuchado ni presenciado nada.

Abrí la puerta de mi habitación y en cuanto pisé la entrada, una fuerza descomunal me adentró tirándome en la cama. La puerta fue cerrada con seguro y contemplé el cuerpo semi desnudo de Haneul, sus zapatos junto con sus medias yacían en una esquina y lentamente se deshacía de su pantalón. Estaba desesperada y molesta.

—No podemos darnos el lujo esta noche, Haneul —me incorporé sobre la cama apoyando mi peso sobre mis codos y mis palabras no fueron más que simples estupideces. —¿Quieres ser regañada por mis padres? —no le bastó siquiera un minuto para haberme tomado del cuello, pidiéndome hiciera silencio. 

La respiración empezaba a faltarme y aunque estuviese oscuro, podía verla a la perfección gracias a la luna y por inercia tomé sus manos queriendo apartarlas. Había perdido la cuenta de cuántas veces decidí jugar sus juegos y no comprendía cada uno de ellos hasta que fui obligado a probarlos y sin darme cuenta, empezaba a gustarme, o eso creía. Agité mis piernas descontroladamente y golpeé la cama pidiéndole que se detuviese, sus manos habían soltado mi cuello y podía ver todo de nuevo con claridad. 

—¿Por qué te estás quejando? Ambos sabemos lo mucho que te gusta ser asfixiado —se levantó molesta dándome la espalda para deshacerse de su sostén y girando nuevamente me pidió despojarme de mi ropa también. 

—Aquello no te da derecho de hacerlo cada vez que se te de la gana, más cuando no hemos especificado las palabras —me senté en la orilla de la cama dándole paso entre mis piernas. Acaricié sus hombros con lentitud mientras movía en círculos su cabeza. —¿Por qué me has mentido?

En cuanto dio media vuelta y me encaró con el ceño fruncido, supe que estaba perdido. Había logrado molestarla más de lo que ya estaba. Me levanté rápidamente tomando aire, siguiendo los mínimos movimientos de su cuerpo por si decidía lanzar un ataque. Sin embargo, el miedo que invadió mi cuerpo por unos cortos segundos desaparecía lentamente al verla sentarse en la cama, abriendo sus piernas mientras se acariciaba. Me acerqué a ella colocando mi cabeza sobre su pecho y pedí ser acariciado. Cerré mis ojos dejándome llevar por los suaves toques, sus manos delicadas me arrullaban con tanta pasión que me hacían olvidar todas mis preocupaciones.

—Demasiado terco —susurró pellizcando mis mejillas haciéndome reír. —Si no te hubiese mentido, me dejarías afuera como un perro. —hizo trazos imaginarios con las yemas de sus dedos y me estremecí ante su tacto.

—No lo harías, eres mi novia —tomé su mano disponible y besé el dorso de la misma mientras le veía. —Tener relaciones mientras mis padres están en casa no me gusta y lo sabes. —nuevamente, su cara de disgusto aparecía nuevamente. 

—Desearía que no estuvieran en casa —me levanté de golpe tras escuchar sus palabras y despeiné mi cabello al borde de la frustración. —Es realmente molesto tenerlos cerca, más cuando no podemos tener relaciones. 

—Que seas mi novia no te da derecho a decir eso —escondí mi rostro entre mis piernas y suspiré queriendo encontrarme solo. —Te pido que por favor no vuelvas a decir eso —para cuando quise verla, su mano había impactado sobre mi mejilla.

Tirándome sobre la cama, por segunda vez, quedaba encima mío teniendo todo el control. Sus manos formaban una especie de collar sobre mi cuello, dejando marcas que tardarían en irse con los días, sobre la mesita de noche yacía mi teléfono móvil y un mensaje de "buenas noches" por parte de Hye y recordé minutos antes donde tuve la intención de besarla antes de dejarla en su casa. 

—Maldita loca —empujé su cuerpo con fuerza retomando nuevamente la respiración. —Dormiré en la otra habitación. 

Sí, las marcas tardarían días. 

mr dick ©jeon jungkook.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora