El sonido de la regadera retumbaba en la habitación, me mantenía a la espera por una respuesta y contenía las risas en una situación difícil. El reloj marcaba la una de la madrugada y el silencio se convirtió en incertidumbre. Caí sobre la cama al darme cuenta de que tardaría un tiempo más y traté de dormir por algunos minutos. Su erección se transformó en nuestro problema y buscábamos una solución, sin embargo, los intentos que ha llevado no han obtenido resultado.
—No quiere bajar —la puerta se abrió en dos dejando ver su figura semi desnuda, sostenía la toalla en su cadera y caminaba con dificultad hacia la cama. —Me duele demasiado y han pasado casi dos horas.
La ducha fría era un intento fallido más al igual que darle privacía. Tomé el móvil y lo ofrecí y por segunda vez abandonaba la habitación. Los pasillos me consumían y el blanco se convertía en un gris, los jadeos de Jungkook resonaban en la primera planta, su rostro se reflejó en mi mente y las lágrimas visibles las sentía muy cerca de mí, el dolor era impresionante y pese a los intentos nada podría solucionarlo.
Las luces brillaban con intensidad, las miradas eran alarmantes y su madre quien no dejaba de morder sus uñas aferrada al brazo de su esposo trataba de contener la calma. Por su mirada sabía estaba enojada y muy seguramente esperaba respuestas de mi parte, pero, la curiosidad habitaba en mí tratando de descifrar el comportamiento de su cuerpo. La sala de espera era una habitación más del lugar, en donde el estrés se mezclaba con la agonía y el desespero de los pacientes, Jungkook era uno de ellos.
—¿Estás bien? —su voz retumbó en mis oídos haciéndome volver a la realidad. Sus manos se movían inquietas y trataba de mantener la compostura a la espera de una respuesta. Después de varios minutos, terminamos acabando en urgencias.
Nos levantamos ante el llamado del doctor, sus palabras fueron el calmante y un suspiro salió de su boca para después verme y sonreír. Nuevamente la culpa caía sobre mi cuerpo y me sentía inquieta, pese a no haber dicho una palabra era claro como todos me recriminaban. Fruncí el ceño y observé a Jungkook quien reía ligeramente, rascaba su nuca incomodo y aparataba la mirada de sus padres.
—Todo indica un exceso de hormonas en su cuerpo, ¿has estado consumiendo pastillas que alteren tu organismo? —aquello era el motivo de su erección de casi tres horas y el dolor insoportable en su entrepierna y posiblemente comportamiento.
—¿Quieres explicarme eso, Jungkook? —preguntó con voz severa el padre del pelinegro quien por primera vez se dejaba ver lo suficientemente molesto para elevar aun más la voz.
—Tomé unas cuantas, ¿tal vez cinco? —todos los presentes negaron en la sala excepto él, la situación en la que se encontraba parecía causarle gracia y no importarle en absoluto. —Pero ya está flácido, así que no hay de qué preocuparnos —tratando de evitar el tema, giró sobre sus talones queriendo marcharse del hospital, sin embargo, la mano de su madre lo detuvo antes de irse.
—¿Acaso no piensas en tu salud? Siempre nos andas causando problemas, ¿cuándo vas a aprender que no eres un rebelde? ¿Dónde están tus modales? —al igual que su padre el enojo era notorio. Después de varios segundos de disputa entre los adultos, ambos esperábamos en el estacionamiento y aunque mi madre no tenía nada que ver respecto a su salud, mostraba bastante interés para estar preocupada por alguien que no fuera su hijo.
La ciudad se mantenía en pleno silencio, algunas luces se asomaban ante nuestros ojos y el viento quemaba con fuerza en la punta de nuestra nariz. Permanecía cálida ante su tacto, el pavimento era nuestra silla sin una taza de café para acompañar nuestra charla, lucía arrepentido tanto como yo y antes de que pudiera hablar me interrumpió apoyando su mano sobre mi boca. Una velada nada conmovedora.
—Olvidé leer las instrucciones —removió su mano y echó una mirada hacia atrás para comprobar de que sus padres aún no estuvieran cerca. —No pensé que te metería en problemas junto con tu madre, pero si le vemos el lado bueno... jamás tuve una erección de tres horas hasta el día de hoy, ¿no es increíble? —era despreocupado y al mismo tiempo arrogante, no parecía el chico al cual conocí sólo hace unas noches.
—¿No hablas en serio, verdad? Pudo haber sido peor, ¿por qué no me dijiste nada al respecto? Fui yo quien te dio las pastillas —sin darme cuenta la cercanía entre nosotros se intensificó, mis fosas nasales se impregnaron de su aroma y me sonrojé.
—¿Estás diciendo que te preocupo? —esbozó una sonrisa mientras arqueaba ambas cejas, lograba hacerme enojar con facilidad. —Míralo de este lado, pudiste comprobar que no mentía respecto a mi tamaño y yo sólo descarté una idea tuya —rodé los ojos y me levanté dispuesta a no seguir con la conversación, lo odiaba aún más.
El recorrido fue lento y ninguno de nosotros sabía que decir al respecto, la mirada de Jungkook no se aparataba de la ventana quien admiraba las casas a su alrededor como si fuesen la pintura más bella y cara del mundo, entre nosotros nos dividía mi madre, sus brazos me envolvían y me sentía indefensa a su lado. Moríamos de sueño y anhelábamos la cama más que nunca. El brillo de la luna daba en la punta de la casa y sin darme cuenta me encontraba dentro de ella. A lo lejos los tres se despedían de nosotros y volvíamos a la rutina habitual.
Abría la puerta deshaciéndome de mi ropa para tirarme sobre la cama, el frío me acariciaba y no tenía intención de meterme bajo las sábanas, la paz que esperé por días la tenía en aquella habitación que tendría que abandonar dentro de un día. Me exalté e incorporé mi cuerpo para observar como Jungkook entraba a la habitación y al igual que yo minutos antes, se deshacía de su vestimenta para quedar en ropa interior.
—Dejaste que durmiera a tu lado, espero no se te haya olvidado —me empujó para meterse bajo las sábanas, palmeó a su lado indicando le hiciera compañía con una sonrisa. La escena dejaba mucho que desear.
Ambos contemplábamos el color blanco del techo en silencio, su cuerpo no rodeaba al mío como si fuese una almohada y estaba agradecida por ello. El ambiente se tornaba pesado, por el rabillo del ojo observé como mojaba sus labios con ayuda de su lengua y suspiraba con fuerza. Jungkook poseía lunares en sus hombros y confirmé lo vanidoso que podía ser.
—Odio a la gente como tú —logró romper el silencio que por primera vez era incomodo entre nosotros, sus palabras salían sin más y sentí dolor en ellas. —Alguien que lo tiene todo y vive a su antojo, realmente no lo soporto.
—¿Qué tratas de decir? —no nos atrevíamos a vernos, la culpa caería nuevamente entre nosotros y no sabríamos a quién más culpar por nuestras acciones.
—Estoy diciendo que te odio, Hye —contuvo el aire como si estuviese a punto de quebrar al hablar, no sabía qué palabras usar pero sabía que las que decía no eran las necesarias para expresarse de manera adecuada. —Si hubiese estado con Haneul muy seguramente me pediría me acostara con ella, claramente no me negaría y estaría orgullosa al verme así, no sería capaz de mostrar la preocupación que tuviste tú —sus orbes conectaron con los míos, eran negros e intensos, como si quisiera arrebatar mi alma con ellos. Me atrajo a su canto y acarició mi mejilla suavemente.
—Detente —susurré al sentir su respiración sobre mi cuello. Jugaba en la zona dejado besos húmedos y trataba de comprender el porqué de sus palabras, me inquietaba sus cambios al igual que sus palabras y aunque quería alejarlo en silencio me decía que dejara hacerlo un poco más.
—Mis padres tampoco mostrarían preocupación de no haber sido por tu madre, al igual que tú también la detesto —se detuvo en seco mientras retrocedía para tomar aire y peinar su cabello a la derecha. —¿Comprendes mi situación? la presencia de ambas me estorba y tenerte bajo el mismo techo es sofocante.
Deshizo el abrazo ofreciéndome la espalda, estaba molesto pero no mostraba intención en querer marcharse de la habitación. Me removí un par de veces sobre la cama y logrando la posición correcta me obligué a dormir. El deseo de abandonar la casa ha perdurado hasta el momento, anhelaba ver a las gemelas y continuar con mi vida recordando de este momento como algo pasajero.
—Sin embargo, llegaste para darle emoción a mi vida —no podía verle, pero sabía que en su rostro lucía una de su sonrisa tan característica.
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mr dick ©jeon jungkook.
FanfictionElla no sólo caería ante sus encantos. -jeon jungkook. -lenguaje vulgar. -contenido adulto. #1 Btskpop. [07.07.20] #1 Jeonggukie. [11.07.20] #1 Jeongguk. [25.08.20] #1 Jungkookbts. [17.09.20] #1 Btsjeongguk. [19.10.20] #1 Jin. [03.12.20]