mr dick ©jeon jungkook.

048.

¿Qué había hecho? 

La realidad me golpeaba con fuerza y volvía a mis cincos sentidos luego de aquel fugaz beso, en donde por primera vez sentí más deseo de lo usual hacia alguien. ¿Realmente me gusta Hye o sólo estoy confundido? No obtuve una respuesta y me fui de su casa a la velocidad de la luz. El viento era mi única compañía, sus silbidos me decían que quizá había cometido un grave error, un error del que no me arrepentía pero me dejaba pensando más de lo que debía, uno en donde solamente podía pensar en ella y sólo ella. ¿Cómo le explicaré a Haneul lo que hice? Ni yo sabía. 

Mi madre me recibió nuevamente en casa, todo estaba silencioso y por su expresión deduje que se encontraba sola por lo que estaba dispuesta a bombardearme con preguntas las cuales me negaría a contestar, porque no hay nada para responder o no quiero hablar de algo que acabo hacer. Los pensamientos se mezclaban y realmente me cuestionaba mis sentimientos, mis ojos miraban a alguien más con deseo pero no estaba seguro si dar el siguiente paso, uno que ni yo mismo sabía pero era como si supiera todo, todo sobre ella y nuestra relación. 

—¿Me dirás por qué estás tan pensativo? —mi mamá irrumpió en mi habitación y sin darme cuenta ya estaba en cama jugando con lo primero que tomé, estaba tan distraído que no me fijaba en lo que hacía. 

—Sólo estoy cansado —mentí. 

—¿Por qué me ocultas las cosas? Soy tu madre —en eso tenía razón pero no sentía la necesidad de contarle todo de mi vida, más cuando sentía por momentos que no era un hijo para ella. De hecho, nunca antes había mencionado algo al respecto y todo me lo guardaba o prefería hablar con Haneul, cosa que ahora mismo ya no puedo hacer. 

—Creo que cometí un error —me incorporé sobre la cama y cruzando mis piernas al igual que mis brazos la miré desafiante —He robado una tienda —aquello resultó más gracioso en mi mente por lo que no obtuve una risa o una palmada en la espalda como acostumbraba a hacer cada vez que mentía sobre un tema. 

—Mi pequeño, no deberías mentirme, sabes bien que sé cuando lo haces —haló mi oreja y arrugué la nariz como de costumbre, que tirara de mis oídos era suficiente para hacerme hablar. —¿Por qué permites que te golpee? Eres hombre, Jungkook. 

¿Lo era? Me había dejado golpear por una mujer, claramente no era uno. 

¿Por dónde debía empezar? ¿Por lo de hace una noche o cuándo intentamos jugar por primera vez? Realmente no tenía claridad del tema ni mucho menos de la fecha en donde ella comenzó a mostrar su verdadero yo, pero estaba seguro que llevaba bastante y aunque quisiera quejarme e ir corriendo entre los brazos de mi madre para poder llorar a gusto, simplemente no podía darme ese lujo. ¿Qué me hacía ser hombre? ¿Soy menos que un hombre por dejarme golpear de una mujer o por tener sentimientos los cuales no deseo mostrar? Quería que ella me respondiera eso. 

—No pasa nada, mamá, sólo fue un juego —traté de sonreír y aunque quise que ella me creyera sabía que eso no pasaría. —No debes preocuparte, no volverá a pasar —volvería a pasar. 

—Si mi hijo dice que no me preocupe no me preocuparé —despeinó mi cabello y besó mi mejilla antes de irse. —Deberías arreglarte, en la noche tendremos un evento en donde tu padre dará un importante discurso —se recargó sobre el marco de la puerta y con una sonrisa seguía observándome —Espero que mi hijo no vuelva a derramar alcohol sobre las personas.

Hye también estaría. 

El día había pasado más rápido de lo normal y para mi suerte no había recibido llamadas y tampoco mensajes por parte de Haneul, dejándome tranquilo de todos los problemas que después se vendrán. Maldije por tercera vez al ver como el nudo de mi corbata no quedaba exactamente como en el vídeo, mis manos eran torpes y pasar la tela por encima de la misma se me complicaba. Cansado de la situación até mi corbata como si fuese un cordón y aunque no lucía bastante bien era lo más decente que podía lograr hacer. La sonrisa de mi mamá se reflejó en su rostro al verme, muy posiblemente encontraba gracioso el hecho de que su hijo de diecinueve años no era capaz de hacer bien un nudo de corbata, hasta a mí me parecía gracioso.