015.

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Su hogar me recibía con la dulce fragancia a avellana y el terciopelo del sofá revivía los momentos agradables al lado de su compañía. Quise tocar todo a mi alcance como vil niña cautivada por el juguete de última edición, mis ojos viajaron más allá de la estancia y me exalté a las risas que me perseguían a mis espaldas. La anchura de su hombro se notaba con la sudadera y removió la gorra para despeinar un poco su cabello.

La taza de café no era amarga se mantenía en su punto exacto y saboreé para sonreír; mejoró en su táctica. La calidez viajaba por todo mi cuerpo, encendía cada partícula de mi ser y me hacía estar más viva. Pequeñas manos ajenas se escabullían por debajo de mi ropa y tiraban de mi cabello, reía en el momento y negaba antes sus palabras pese a que comenzaba a molestarse. La paciencia de Taehyung nunca fue buena.  

—¡Param, Sook! —elevó el tono de su voz e hizo sonar la mesa, los dos pequeños detuvieron sus jugarretas y se miraron al mismo tiempo para descifrar las próximas palabras de su hermano mayor. Se levantó y tomó en brazos al pequeño para jugar con él en el aire y reír con él, la pequeña se mantenía a la espera de ser cargada y al darse cuenta que no era el centro de atención tiró de los pantalones de Taehyung. —Sigues siendo una celosa, Sookie —bajó a su hermano y pellizcó las mejillas de su hermana para después hablar. —No debes tirar del cabello de las personas, así no es forma de jugar. Suban y tomen un baño, estaré con ustedes dentro de poco. 

—Sigues siendo el mismo con ellos, pero no tenías que intervenir, sé lo mucho que a tu hermana le gusta hacerme peinados —las risas en ellos permanecieron por unos segundos más y la puerta se escuchó cerrar indicando que habían acatado la orden del castaño. —Por cierto, mejoraste en el café. 

—Tenía que hacerlo, además de mamá también puedo hacer los quehaceres de la casa —el sonido de la fregadera se mantuvo latente por unos segundos al descuido del castaño, quien aún se mantenía distraído de las cosas que rodean su alrededor.

Nos abrimos paso al grande sofá que desde un principio nos invitaba a degustar de una grata platica, a pocos pasos sonaban las risas de sus hermanos y el viento correr por las ramas de los árboles, la tez del castaño relucía gracias a los rayos de sol y parpadeaba lentamente a cada palabra que salía de mi boca. El sentimiento era extraño más no incomodo, el silencio que se colaba en nuestros momentos de descanso nos decía que nada entre nosotros ha cambiado, mi cuerpo se invadió de paz y solté un suspiro aunque no estaba cansada. 

—No dejas de sorprenderme, Hyecchi —recargó su mentón sobre su mano y sonrió a medias, el corazón me latía rápido y golpeé su pecho al escucharlo llamarme por mi antiguo apodo. —Aún eres tímida y te sonrojas con facilidad. 

Nos conocimos un día en otoño cuando las hojas caían y adornaban el piso formando tapetes de diferentes colores. La brisa era fresca y solíamos jugar todos los días frente a nuestras casas. Su madre al experimentar el dolor de la infidelidad permaneció alegre junto a mi familia y de alguna manera nos convertimos en amigos de la infancia. Taehyung conocía todo de mí y yo todo acerca de él, sabía cuando estaba triste, enojado o feliz, era una especie de mecanismo para decirnos cuánto nos importaba el uno para el otro. 

Solía ser tímido ante los demás, sus ojos siempre permanecían con brillo y mostraba preocuparse ante la gente de su alrededor, sin embargo, carecía de atención en la mayor parte del tiempo. Compartíamos cualquier cosa y disfrutábamos cada momento para recordarlo dentro de una ocasión. Las noches en su casa se volvieron costumbre para nosotros y para su familia el apreciar el amanecer y hacer pequeños viajes no muy lejos de la casa eran experiencias jamás vividas por ellos. 

La diferencia de edades entre nosotros siempre salía a la luz mostrándose siempre maduro para su edad, siendo así la diferencia de dos años. Para cuando cayó invierno en la ciudad, la fría noche me decía que no sería cálida aunque tuviese su cuerpo a mi alrededor, tendría que separarme de Taehyung y verlo hasta que el destino una vez más quisiera vernos juntos. Nuestro tiempo siendo amigos al igual que novios fue maravilloso en su momento y saber que nuevamente vería al chico el cual me enseñó todo lo que sé me mantenía desconcertada. 

mr dick ©jeon jungkook.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora