027.

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Me estaba dejando llevar por algo absurdo y como si alguien estuviese diciéndome al oído palabras que tenían reacción en mi cuerpo, me era imposible moverme. Sus ojos eran cristalinos y me preguntaba el porqué de su inquietud la que le hacía pensar descaradamente. Tiré mi cabeza hacia atrás queriendo darle más acceso a la curvatura de mi cuerpo y observaba el interior de la casa como si fuese un lugar extraño. El único ruido en la estancia era el chasquido que generaban sus labios sobre mi piel y mi voz que quería ser liberada pero me cohibía ante ello. Entonces, fue cuando su diestra se escabulló por debajo de la tela de mi vestido que todos mis sentidos volvieron y actuando como siempre lo haría, me exalté sin darme cuenta que había golpeado su parte más preciada. 

—¿Por qué siempre me pegas allí? —cayó en posición fetal sobre el suelo mientras se retorcía del dolor. Las lágrimas que amenazaban con salir lo hacían desesperadamente mientras refunfuñaba y tomaba aire para calmar el dolor.

—¡Te dije que no me besarás! —elevé la voz observando sin hacer nada. Tenía a un chico a mis pies que se retorcía no precisamente de placer.

—¡Estabas de acuerdo con eso! —con ayuda de su mano y el sofá se levantaba lentamente para quedar de rodillas. —¿Puedes ir por hielo? ¿O también tengo que ser golpeado? —mezclaba su enojo con el humor y aunque se le diera fatal, acaté su orden sin ningún pero. 

Volvíamos a estar en el sofá donde por primera vez íbamos más allá del error, con delicadeza cambiaba la bolsa de lugar y miraba de reojo su reacción, sus mejillas eran rojas y de su frente empezaban a bajar gotas de sudor y como si yo hubiese tenido la culpa de todo, buscaba el momento para ofrecer mis disculpas. Caminé hacia la cocina como si los alrededores fueran los de mi casa y busqué en la nevera más hielo que debía ser cambiado, de paso, mi estomago pedía comida aunque me había negado rotundamente a recibir por parte de Jungkook. Apreté mis ojos con fuerza al gran gruñido que provoqué y escuché como el pelinegro reía tiernamente.

La llamada que tanto había esperado se hacía notar en el momento y al ver la pantalla supe que Taehyung me buscaba. Sin prestarle atención y decidida a no contestar, puse en silencio mi móvil y volvía a su lado para tratarlo. Daba la imagen de una enfermera ayudando a cambiar a su paciente de ropa interior, con la única diferencia de que sólo tenía los pantalones hasta la mitad y la prenda negra con aquel característico hilo rojo era lo que cautivaba mis ojos.

—¿Quieres quitarle la envoltura al regalo? —comentó elevando ambas cejas aprovechando que cambiaba los hielos por unos nuevos. —Está nuevo, por lo que nadie le ha dado uso en un largo tiempo —estaba provocándome y no tenía decencia al hablar, por lo que me vi obligada a hacer presión y aumentar el dolor.

—Eres un pervertido —comenté peinando mi cabello y arreglando mi vestido. —Necesito que me lleves a mi casa, así que sube tus pantalones y camina —me levanté del sofá y caminé hacia la puerta deteniéndome a mitad de camino al escuchar su voz. 

—Aún me duele al caminar y todo se debe a ti quien siempre golpea mi entrepierna cada vez que me ve, ¿acaso no piensas en mí? un golpe tuyo puede dejarme si felicidad durante el resto de mi vida —se levantó con dificultad y como si tuviera algo que le impidiese subir sus pantalones, me miró y negué al querer ayudar. —¿Por qué no te quedas a dormir? Dije que mis padres no estaban. 

—Puedo dormir en mi cama y en mi casa, no necesito que me des posada —comenté cruzándome de brazos. —Si puedes caminar entonces nos iremos.

—Lamento haber perdido el contacto, tuve problemas y no pude estar al pendiente de mi móvil, también me disculpo por haberte besado de esa manera —al igual que las otras veces, lucía apenado y siempre terminaba dado una disculpa. —¿Podemos vernos esta semana? 

—No, llévame a casa.

Se estaba haciendo eterno y deseaba llegar a casa lo antes posible. Volvía a detenerme en cada esquina y esperaba con la poca paciencia que me quedaba a que Jungkook alcanzara mi paso y al ver que le costaba caminar pensaba que había sido mejor quedarme en su casa. Se quejaba cada vez que podía echándome la culpa y haciéndole saber a cualquiera que pasara por nuestro lado, Jungkook tenía toda la intención de hacerme enojar, sin embargo, el enojo e incomodidad que vi al inicio de la noche desaparecieron en cuanto nos vimos involucrados en aquella escena.

Apresuré mi paso al reconocer los alrededores y entre tropiezos y jadeos Jungkook intentaba alcanzarme. Frené en seco al ver el cuerpo de Taehyung cruzado de brazos y con el ceño fruncido y a su lado no se encontraba el chico con el cual pasaría la noche. El pelinegro quien no se había percatado de la presencia del castaño, chocó con mi espalda y al cruzar miradas sentí estar en problemas y deseaba estar en otro lugar ahora mismo. 

—Quedamos en que te llevaría a casa, ¿verdad? —interrogó chasqueando su lengua. —Recibí un regaño por parte de tu madre, así que debes entrar —el rumbo que tomaba Taehyung indicaba que se quedaría en mi casa. 

—No tienes porqué estar enojado, la traje a tiempo —comentó Jungkook queriendo arreglar la situación, pero simplemente era ignorado por el castaño. —Te estoy hablando, si vas a enojarte hazlo conmigo, fui yo quien le pidió a Hye que me acompañara.

—¿Debo repetirlo de nuevo? tu madre está esperando —las palabras de Jungkook no tenían efecto en Taehyung y una vez entró por la gran puerta supe que no debía seguir afuera.

—Adios, Jungkook —sin darle un abrazo o una última mirada, entré sin fijarme en su reacción.

La mirada de mi madre era escalofriante, pero no era motivo para hacer semejante escándalo. Taehyung como si fuera mi padre, se posicionaba detrás de mamá y me fulminaba con el ceño fruncido y al ver que no tendría nada para decirme, subí las escaleras hasta llegar a mi habitación. Me deshice de mi vestido y comprobé la herida en mi rodilla, necesitaba ser tratada y un nuevo vendaje. Al mismo tiempo que buscaba la pijama, Taehyung entró a la habitación cerrando la puerta tras su paso.

—¿Por qué lo ignoras? Se siente mal cuando haces eso, ¿sabías? —comenté enojada haciendo todo a la fuerza y le vi simplemente sonreír. —¿Te causa gracia? 

—Un poco, no pensé que Jungkook fuera el chico afligido —quitó de mis manos lo que iba a usar en mí y volvía a desinfectar la herida una y otra vez. —¿Por qué no me dijiste que estarías con él? Me tenías preocupado más cuando yo estaba a cargo de ti. 

—Te recuerdo que no eres mi padre —reproché y me quejé ante el dolor. —Además estabas muy enfocado en Jimin como para que no te dieras cuenta de mi ausencia.

—No podré ser tu padre, pero soy un amigo que se preocupa por ti —desinfectar la herida resultaba más molesto que nuestra pequeña discusión y al tener la herida limpia, procedió a darle un pequeño vendaje. —No vuelvas a hacer eso, realmente estaba preocupado. 

—Como digas —lo aparté y caminé hacia el armario buscando la nada. —¿No deberías estar con Jimin? ¿Acaso arruiné tus planes? —ahora yo era la que buscaba una pelea y aún sabiendo el tipo de chico que es Taehyung, quería molestarle como él también lo hizo.

—Sugirió irse al saber que te buscaba, igualmente lo veré mañana en la mañana. No arruinaste mis planes, pero me quitaste la oportunidad de estar con él en la intimidad.

—Entonces perfectamente puedes irte y estar con él, no tienes nada que hacer en mi habitación y mucho menos en mi casa, lárgate —buscaba la cosa más insignificante en el lugar para no verle a los ojos. Me agaché y busqué bajo la cama la nada al igual que en el armario y fue levantada con fuerza por Taehyung.

—Estás siendo infantil, Hye, eres la primera chica que conozco que se enoja al saber que estaban preocupados por ella, ¿qué si te hubiera pasado algo? —trataba de no levantarme la voz y con fuerza me zafé de su agarre para volver a mi búsqueda. —Mírame cuando te estoy hablando. 

Corrí las persianas hacia un lado y miré por la ventana encontrándome con la mirada de Jungkook quien aún no se marchaba del lugar. Su rostro parecía estar esperando a que me asomara para verme una vez más y Taehyung al seguir hablando y al saber que no prestaba atención, removió con fuerza las cortinas y con la mirada buscó aquello que me dejó atónita. Observó a al pelinegro, me tomó del mentón y me besó enfrente suyo. Empujé su cuerpo haciéndolo retroceder y al ver nuevamente hacia el lugar, sentí dolor. 

Jungkook se había marchado. 

mr dick ©jeon jungkook.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora