042.

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La tarde había caído como de costumbre, más rápido que la noche y lenta como la mañana. El sol resplandecía en su máximo punto del cielo en compañía de pequeñas nubes que se pasaban sólo por segundos para tomar otro rumbo. El clima era cálido y su cabello húmedo, sus manos se mantenían serenas a los costados y caminaba sin prisa a mi lado. Un mensaje más una llamada fue suficiente para hacerme saber que esperaba por mí y como aquella tarde no sabía qué iba a suceder. Los alrededores volvían a ser familiares y los rincones estremecedores. 

—Es una broma, ¿verdad? —fruncí el ceño mientras le veía y simplemente me dedicó una sonrisa.

—Considero que es un buen comienzo para nuestra amistad, además no tenía otra idea —susurró lo último para él mismo fallando en el intento. Rascó su nuca con timidez y acomodó la silla para mí para después tomar asiento en el frente. 

—Por favor, no pidas eso —comenté al darme cuenta de su intensión en querer probar bebidas a las cuales ambos éramos alérgicos. —¿Quieres morir? No es bueno para ninguno de nosotros dos, Jungkook. 

—He pensado en ti —su vista se mantenía fija en el menú, cruzaba sus piernas inquieto sin lograr estar cómodo en la silla. —Día y noche pienso en ti, no hay momento donde no invadas mis pensamientos —suspiró desinteresado peinando su cabello hacia atrás. —¿Es malo lo que hago?

—Depende de cómo sean tus pensamientos —me encogí de hombros y observé como ordenaba en nombre mío y el suyo. —No tiene nada de malo, supongo que es normal que haga... —abruptamente me interrumpió haciendo sonar sus manos sobre la mesa mientras me dedicaba una mirada sospechosa. 

—¿Caliente o frío? —entrecerró sus ojos y elevó ambas cejas con gracia. Fruncí el ceño logrando hacerlo reír dejándome más confundida de lo que estaba. —Me gustan las cosas calientes pero al mezclar ambas crea un nuevo sabor, el frío hace que te congeles y lo caliente que te quemes. 

—¿Qué? —articulé confundida tratando de entender lo que decía. Me incorporé mejor sobre la silla y vi como suspiraba con fuerza, despeinando su cabello. —¿Nunca fuiste a la escuela? 

—Las clases eran aburridas, me gustaba jugar que realizar mi tarea —pellizcó sus mejillas y mordió varias veces su labio inferior en busca de más palabras. —¿Por qué todo contigo es tan difícil? —cubrió sus ojos y rió para retomar la calma y fingir que nada había sucedido. 

El silencio había invadido nuestro espacio, dejándonos en una posición un tanto incomoda. Nos encontrábamos en el mismo lugar, un puesto de bebidas cerca a su casa al cual le tenía aprecio por ser de buena calidad y tener un sabor inigualable, sin embargo, la misma emoción que tuvo aquel día en donde visitaba por primera vez era diferente al tratarse de una segunda. Movía sus piernas, haciendo sonar sus zapatos en el suelo mientras jugaba con los dedos de su mano, preguntándose el porqué demoraban tanto. Jungkook estaba nervioso y no sabía qué hacer ante ello.

Hacer sonidos con la boca era característico en él y cuando vio llegar nuestro pedido suspiró emocionado arrebatando mi bebida para darme la suya y hacer un intercambio. Lucía diferente, su expresión era serena en comparación de hace unos minutos y volvía de nuevo la calma a su ser. Bufó molesto en cuanto su móvil sonó y apagando el mismo centró toda su atención en el gran vaso que sostenía con sus manos y observaba con admiración. Mi mente pedía a gritos dejar la bebida sobre la mesa y tomar los bocadillos que nos acompañaban e incitaban a probar, sin embargo, mi mano se movió por sí sola haciendo que Jungkook golpeara la misma, como si se tratase de una niña de cuatro años a la cual le habían prohibido comer dulces.

—Primero debes probar el batido de menta —señaló lo que yacía delante de mis ojos y fruncí una vez más el ceño al no verme interesada en ello. —Nuestra cita se basará en probar distintos sabores y comenzaremos con menta y plátano —acercó ambos batidos ofreciendo por segunda vez el de color verde.

mr dick ©jeon jungkook.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora