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✼ especial 200k de lectura. 

Había perdido la cuenta de las veces que me perdí en su mirada, la punta rojiza de su nariz indicaba que el clima no estaba cooperando para el momento. Jugaba con sus manos, apretando las yemas de sus dedos sin dejar de respirar con fuerza, por otro lado, me mantenía en silencio observando a detalle cada acción por más pequeña que fuese. Mordí mi labio en busca de palabras, sin embargo, no había nada que pudiese decir para romper el silencio que se había formado entre ambos. La noche comenzaba a ser larga desde el momento que me di cuenta de que el hablar fue una mala idea.

Relamí mis labios, mi diestra viajó a su mejilla y allí acaricié por primera vez la suavidad de la cual siempre imaginé. Como era de suponer, estaba fría y retrocedió un poco ante el impacto por no haber avisado. Mi corazón latía con fuerza y trataba de disimular mi nerviosismo, mis manos congeladas se movían con dificultad y al ver que no se negaba me acerqué más, al punto de sentir su respiración con la mía. Por primera vez estaba cerca, admirando su belleza y los pequeños rasgos a destacar de su rostro. Como sus ojos, uno más claro que el otro.

La espera me estaba matando y comenzaba a dudar sí en verdad valdría la pena hacer lo que he pensado por un tiempo. Mi mano aún estaba en su mejilla, jugando con su piel, posando toda mi atención en sus labios, los cuales lucían rojos e hinchados por haber jugado con ellos durante el camino. De repente, pude percibir un olor, dulce y embriagador, el cual poco a poco me hacía perder la noción del tiempo y aparté la mirada al caer en cuenta de que aquel lugar estaba prohibido. 

Sin más, un pequeño roce de labios bastó para asustarla. 

—Detente —su voz salió casi en un susurro, uno el cual escuché como un chillido. Mordí mi labio y me alejé de ella. No estaba conforme. 

—Lo lamento —me disculpé antes de que ella pudiese hablar. —¿Quieres ir por un café? Tiemblas del frío —traté de cambiar el tema aunque deseaba que siguiéramos en la misma página. Negó con la cabeza, sin decir palabra alguna, y supe que la noche había terminado.

Me incorporé en la silla, observando hacia el frente, pequeños arbustos se movían gracias a la brisa y al igual que nuestros cabellos, eran sacudidos por ventiscas. Suspiré un par de veces, frotando mis ojos con fuerza para no dormirme aunque no quisiera. Nuestro alrededor era oscuro y solitario, como si el mundo estuviese hecho solamente para nosotros dos, una ocasión especial que no ameritaba ningún festejo, sólo silencio. 

Como dos enamorados primerizos, así lucíamos ante cualquiera que se atreviese a pasar por nuestro lado, como dos amantes en su primera cita sin saber qué hacer o decir. En mi hombro descansaba su cabeza y por inercia dejé caer la mía sobre la de ella y temeroso mi mano tomó la suya para entrelazarla. Aparté la mirada aunque no estuviese viendo y contuve la sonrisa que trataba de asomarse en mi rostro, cerré mis ojos y medité por cortos segundos con el fin de no arruinar el momento. Su mano delgada encajaba bien con la mía y después de tanto tiempo me sentía completo.

—¿Quieres pasar a mi casa? —pregunté sin alguna otra intención, pero por alguna extraña razón deseaba que aceptara con el fin de poderla ver cinco minutos más. 

—No puedo, te dije que debo ver una película con mi madre —maldije mentalmente al escuchar por segunda vez su mentira, porque aunque ella no se diese cuenta, era fatal mintiendo. —Tal vez en otra ocasión, quién sabe. —no podía ver su rostro, pero sabía que sonreía.

Después de permanecer varios minutos sentados congelados decidimos emprender camino a nuestras casas. Solía ser tolerante al frío, sin embargo, esta noche era la más heladas de toda, como si se avecinara una gran tormenta y ninguno estuviese preparado para una catástrofe. Caminábamos en silencio, separados pero no tan distantes, observaba lo bien que lucía con mi abrigo y sonreí al darme cuenta de que no se había retractado. Su cabello sedoso caía por sus hombros y hasta hoy admiré el largo que poseía. 

El tiempo entre nosotros poco a poco iba acabando y en el fondo de mi ser quería permanecer a su lado y sin darnos cuenta, yacíamos frente a la puerta. Un pequeño bombillo en la parte de arriba nos alumbraba con intensidad, era nuevo, al igual que las cortinas que decoraban las ventanas de su casa, parecía como si hubiesen pasado años desde mi última vez. Me percaté de no ser observado y a paso lento me acerqué a ella, su espalda chocó contra la puerta y posicionó sus manos en mi pecho, impidiendo que pudiera avanzar más. 

—Dije que te detuvieras —lucía molesta y por un momento supuse que recibiría un golpe. Acerqué mi rostro a su cuello y sonreí.

—Sólo quiero tomar mi abrigo —lo tomé con fuerza y retrocedí unos pasos para observar su rostro confundido. —No pensé que te molestaría el que tomara algo que es mío, ¿querías llevarlo contigo? 

—Pensé que harías otra cosa —quedé impresionado, por primera vez Hye dejaba verse tímida. —Gracias por el día de hoy, me divertí. —me dio la espalda e introdujo la llave para poder entrar a su casa. —Ten cuidado al regresar. 

—Sí, lo tendré. —una simple puerta nos separaba y ponía fin a nuestra cita. Giré sobre mis talones dando media vuelta para empezar a caminar en dirección contraria. 

Me detuve en medio camino para poder ver mi móvil, la pantalla encendida quemaba mis ojos y el frío cada vez era más aterrador. Respiré hondo, leí el mensaje, maldije en voz baja. 

No quería llegar a casa.






hola, después de mucho tiempo quise actualizar, lamento el haber desaparecido, estaba ocupada con mis estudios y asuntos personales que no tenía muchos ánimos en querer actualizar. espero se encuentren bien y que les haya gustado el capítulo. 

por cierto, mr dick llegó a los 200k de lectura, muchas gracias. para celebrarlo quise que el capítulo fuese desde el punto de vista de jungkook. 

gracias por haber esperado, espero que disfruten de este corto capítulo, nos veremos en otro.

recomendación del día: "parís está llorando - taekook" está en mi perfil. 

mr dick ©jeon jungkook.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora