Observaba lentamente desde la cama su figura y caí en la cuenta de las horas que han pasado. Todo era silencio y lo poco audible que lograba escucharse por segundos eran sus suspiros que empezaban a molestarme. Recargaba su cuerpo sobre el umbral de la puerta mientras al igual que yo, analizábamos cada rincón de la habitación. La idea de que quedarse era mala como también el hecho de que mi madre dejara entrar a una familia desconocida a nuestra casa. El sonido del teléfono que indicaba un nuevo mensaje había llegado nos alarmó y una sonrisa se dibujó en su rostro como si supiera de quién era el mensaje.
—¿Tu habitación es bastante cómoda —aunque no le había hecho seguir entró sin más tocando todo a su paso, como si fuese una especie de obra que llama la atención de todos los presentes en un museo. —Algo pequeña, pero cálida —se detuvo frente a la ventana para tocar delicadamente las cortinas y volver su mirada a la mía.
—Me encantaría que te fueras de mi casa —comenté sin rodeos logrando fruncir su ceño y hacer que soltara una risa por lo bajo mientras se cruzaba de brazos. —No hay necesidad que estés acá, por favor vete.
—Quedé en que mis padres vendrían a recogerme y al parecer tu madre tiene la idea de que justo ahora estamos haciendo algo emocionante, ¿no es así? —las horas me han hecho darme cuenta de lo detallista que podía llegar a ser, parece como si conociera a la perfección a las personas y cada una de sus actitudes. —Para serte sincero, no tengo muchas ganas de regresar a mi casa.
Su confesión pareció ser la revelación más grande del mundo y tenía pena por el movimiento que hizo con sus manos luego de darme la espalda y seguir observando por la ventana. Me mantuve en silencio y aunque quise correrlo por décima vez, algo me decía que no debía hacerlo y, resultaba molesto el hecho de que aquello me pareciera lo más sincero que ha dicho su boca hasta ahora.
—Si no quieres ir a casa puedes irte con la chica del mensaje —a mi mente llegó fugaz su recuerdo y sugerí aquello como una solución pero parecía que no estaba de acuerdo con ello.
—Eso ha sido lo más tonto que he podido escuchar durante el día —se echó a reír como si mis palabras fueran el chiste más gracioso y luego de terminar corrió con fuerza mis pies y tomó asiento a la orilla de la cama. —¿No usarás el algodón?
—¡Está decidido, vete ahora mismo! —me levanté de golpe y señalé la puerta indicando debía marcharse. Sin mucha gracia miró de reojo y se encogió de hombros.
—Bien, sácame —extendió su mano mientras sonreía y ladeó la cabeza hacia la izquierda. —Vamos, toma mi mano y llévame hasta la puerta principal. Después de aquello llamaré a mis padres y les diré lo mal que me has tratado, seguramente la tuya estaría enojada —la burla en su rostro no dejaba de atormentarme y lo único que pude hacer fue quedarme en silencio e ir hasta la habitación de las gemelas en busca de paz.
—¿Por qué me sigues? Es molesto —acostada sobre la cama de Yang lo observé una vez había tomado asiento en el borde de la otra. Rápidamente vio la pantalla de su móvil y sin tomarle importancia al mensaje volvió a mí.
—Si te das cuenta lo único que puedo hacer es verte —parecía tener más interés en la habitación de las gemelas que en la mía una vez cayó con una foto sobre la mesa de noche que hacía espacio entre las camas. —Si han de ser tus hermanas tú eres la única fea —tomó la fotografía y acercó lo suficiente a su rostro para ver a cada una de ellas. —Para no hacer esto tan aburrido, ¿por qué no me hablas de ti? Aún no conozco tu nombre.
—Me llamo Hye —respondí sin darle importancia ni vueltas en mi cabeza. Sentía la necesidad de responder a cada una de sus preguntas aunque esta era sólo la primera. —¿También tienes hermanos?
—No, por desgracia soy hijo único —confesó dejando la fotografía en su lugar para verme después.
—¿Tus padres de dónde conocen a mi madre? —pregunté antes de que pudiera hablar y a decir verdad llamaba mucho mi curiosidad el saber de dónde surgió la conexión tan cercana que pudo verse durante la tarde.
—Ella es la esposa del famoso empresario que terminó quitándose la vida, ¿verdad? Se conocían por negocios, tu padre además de ser reconocido por lo que hacía y los restaurantes que logró manejar durante vida, tuvo la dicha de trabajar con el mío. Aunque es algo tarde para decirlo, lamento tu perdida —parecía saber del tema y la información que salía no eran mentiras. —¿Por que terminó suicidándose?
—No sabemos —confesé esquivando su mirada. —Fue hace algunos meses que lo encontré, pero no dejó alguna carta que dijera lo que sentía o el motivo por el cual lo hizo, pero pienso que tampoco fue necesario, su sonrisa demostró lo feliz que fue segundos antes de hacerlo.
Todo pasó en un abrir y cerrar de ojos y supe que la vida podía ser tan dolorosa aunque no pareciera. Hasta el momento desconocemos sus razones, aun así no guardamos rencor hacia él. Después de seis meses lográbamos llevar una vida sana, como lo era al principio antes de su partida. Las gemelas parecen no recordar los malos momentos junto a él y yo fingía jamás haber tenido una figura paterna, no le guardaba rencor, pero mi corazón se negaba a creer que tenía sentimientos de amor por él. Después de todo, haberlo encontrado bajo una gran mancha de sangre fue el episodio más impactante en mi vida.
No manteníamos una vida al corriente, teníamos un legado que cumplir una vez hayamos acabado con los estudios, pasaríamos a estándares alto y dejaríamos la sombra para caminar hacia la luz, sin embargo, nosotras tres no nos vemos interesadas en continuar lo que mamá y papá han hecho por años. No es algo que se hable todos los días, pero sabemos cuándo es el momento exacto para recordar los años maravillosos. A veces no es necesario hablar sobre sus sentimientos y por lo que pasa y eso está bien. Pero el grito de ayuda fue en silencio que ninguna de nosotras pudo darse cuenta de que sufría.
—La gente piensa que murió debido a una enfermedad —su voz me trajo nuevamente a la vida y sin darme cuenta estaba sumergido en saber mi pasado. —Sólo unos pocos saben lo que sucedió, como nosotros. Aunque no pensé que tenía hijas, menos una tan fea como tú.
—Detente —reí con él y supe que debía hacerlo, había notado la tristeza y su comentario aunque no venía al caso, era necesario sacarlo a flote.
Había compartido un pedazo de mi ser que nadie más conocía y él hizo lo mismo conmigo aunque no se lo haya pedido ni mostrado interés en lo absoluto, pero, sus palabras parecían ser gritos, como si su alma estuviese diciendo en voz alta lo atrapado que se encuentra en el laberinto de la vida. La noche llegó y pocas estrellas adornaban el cielo, el frío solía ser más intenso y la tarde voló a la velocidad con la que iba el viento. La mano de mi madre peinaba mi cabello lentamente mientras sonreía a los comentarios de los padres del pelinegro.
—¿La pasaron bien? —su voz retumbó a las afueras de nuestra casa y al ver que ninguno de los dos respondía quise hablar, pero, me detuvo.
—Fue agradable, pero pudo ser más divertido —su comportamiento era diferente más no era de extrañar, poco a poco lograba descifrar lo que quería hacer ante los ojos de ellos. —Quiso echarme de la casa un par de veces, también me trató mal —fruncí mi ceño y negué.
—Niños —por segunda vez durante el día la voz de su padre salía potente y profunda, más no intimidaba. —Hablaremos en casa, Jungkook.
—Usa el algodón, te será de ayuda —agitó su mano antes de subirse al auto.
Sin más, se marchaba lentamente y volvía a estar a solas con mi madre que por su mirada sabía que algo importante debía contarme.
estaré actualizando seguido, espero que les guste aunque quedó algo simple el capítulo, dentro de poco empezará todo. ♡♡

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mr dick ©jeon jungkook.
Fiksi PenggemarElla no sólo caería ante sus encantos. -jeon jungkook. -lenguaje vulgar. -contenido adulto. #1 Btskpop. [07.07.20] #1 Jeonggukie. [11.07.20] #1 Jeongguk. [25.08.20] #1 Jungkookbts. [17.09.20] #1 Btsjeongguk. [19.10.20] #1 Jin. [03.12.20]