mr dick ©jeon jungkook.

028.

El alcohol y el enojo siempre fue una mala combinación para Taehyung.

Mis ojos se volvieron cristalinos al ver su comportamiento y supe que el hablar no nos llevaría a nada bueno. Limpié con asco mi boca y tomé mis cosas para salir de la habitación, su rostro me pedía en silencio que me quedara y aunque se sintiera mal por haber hecho aquello, me estaba consumiendo en la ira. Sin embargo, la fuerza del castaño me sobrepasaba por lo que no tendría intenciones en dejarme ir. 

—De verdad yo no quería —al ver mi piel tornarse roja y el escucharme quejar me soltó. Llevó ambas manos a su cabeza y despeinó su cabello como si quisiese gritar y se abstenía de hacerlo. —Sabes que no sería capaz, sólo te pedí que te mantuvieras a mi lado.

—Hablemos cuando estés más calmado, dormiré con mi madre —dormir con ella sería más tranquilizante que hacerlo con Taehyung, aunque por su parte me estaría preguntando el porqué llegué tan tarde, prefería responder las preguntas necesarias a que estar sumergida en una discusión en donde ambos saldríamos lastimados. 

Abrí la puerta de su habitación y en silencio me metí bajo las sábanas, recordando aquella vez en donde me escabullía de mi habitación para dormir con mis padres debido a la lluvia y al sentir la calidez de su cuerpo y ocupar el lugar de mi padre me invadió la tristeza y me aferré a mi madre que a su vez correspondía a mi abrazo y peinaba mi cabello susurrando dulces palabras para así calmarme. Ella entendería la situación y en la mañana todos estaríamos confusos, volveríamos a ser los mismos una vez ocupemos la misma mesa. Y a mi mente llegaron las palabras de Jungkook, en donde muy en el fondo me pedía que le hiciera compañía en una noche donde estaría solo.

—Como tu madre, puedo decirte que aún le gustas a Taehyung —no eran las palabras que quería escuchar antes de irme a dormir, pero su risa delataba que su enojo se había esfumado y le causaba gracia nuestra discusión sin sentido.

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Nos encontrábamos en la mesa dispuestas a desayunar pero a la espera de un miembro más y esta vez Young decidió subir las escaleras y buscar a su más grande enemigo sobre la faz de la tierra y como era de esperarse, bajaba molesta maldiciendo a quien pudiera al verse en una situación vergonzosa para ella. A paso lento y acariciando su pecho desnudo se acercaba a nosotras y depositaba un beso sobre nuestras cabezas a excepción de la mayor que rápidamente retrocedió al verle cerca y sin más reímos ante su reacción. La pena no existía, por lo que Taehyung tenía la libertad de vestir y andar como él deseara, siempre y cuando tuviera decencia ante nosotras. Su enojo se había marchado y lucía arrepentido queriendo ofrecer una disculpa. 

—¿Dormiste bien? —pregunté tomando asiento y viendo como él lo hacía al lado mío. Posó su cabeza sobre mis ojos y supe que lloraría en cualquier momento, pero no fue así.

—No volvamos a discutir, Hyecchi —volvía a usar mi apodo y a hablar como siempre lo ha hecho desde pequeño y reí ante su comentario. —Se siente como si fuéramos una pareja de recién casados teniendo su primera discusión, odio tener que dormir enojado con alguien. —recibió con ambas manos el plato y dio las gracias a mi madre. 

—Por lo menos oculta esos moretones, ¿quieres? —señaló Young con el tenedor al percatarse de las manchas que adornaban su pecho.

—¿Hablas de estas? ¿Quieres dejar más? —se aproximaba una pelea y el rostro de mi hermana se tornó a un rojo carmesí y junto con Yang nos observamos ante su comportamiento. —Iré por una camiseta, no acabes mi desayuno —se levantó y apretó las mejillas de Young para desaparecer por las escaleras.