Capitulo 42

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—mereces algo mejor…— Jack no me dejo terminar la oración, me beso apasionadamente, sus manos estaban en mi cintura y pegó su cuerpo al mío. Yo levanté mis manos y las coloqué atrás de su nuca y me deje llevar por aquel beso. Después de algunos segundo me soltó, pego su frente a la mía y suspiró.

—si vuelves a decir algo así te juro que molestare muchísimo y créeme, no quieres verme molesto, te amo… y amo a nuestros bebes— lo mire confundida —la prueba salió positiva— sonrió.

Me solté de su agarre y voltee hacia el lavabo y ahí estaban las dos rayas bien marcadas en las dos pruebas. Jack me levanto de sorpresa, rodee su cintura con mis piernas y volvió a besarme. ¿Como se puede estar tan feliz y triste al mismo tiempo? Justamente así me sentía, estaba feliz por la nueva vida que se estaba formando dentro de mí y al mismo tiempo era infeliz porque no tenía a Cassy a mí lado. Este bebé me traía nuevas fuerzas, hoy más que nunca me sentía decidida a recuperar a mi bebé, ellos tenían que crecer juntos. 

VARIOS DÍAS DESPUÉS

He ido a visitar a Cassy a diario, mi madre y la familia de Jack aun no saben del embarazo. Al día siguiente que me hice las pruebas, Jack me llevo con un ginecologo para que me checara y al parecer todo iba bien. Estoy feliz, pero tambien estoy triste, cada que vamos a ver a Cassy ambas lloramos al despedirnos y se me parte el alma verla así. No he sabido nada de Thelma, Andrew sigue investigando y buscando evidencia de que ella no es la madre de la bebé. El juicio se aproxima y cada día estoy más nerviosa. 

—¿Has hablado con Andrew?— Jack me pregunto mientras caminábamos hacia la tienda de autoservicio.

—si en la mañana… pero aun nada.

—he pensado en algo, pero es arriesgado… y ahora con tu embarazo…

—dime… 

Jack comenzó a platicarme su idea, parecía buena pero era algo arriesgado y no podíamos fallar. Llegamos a la tienda y entramos en ella. Tome lo que ocupaba para hacer la cena y después regresamos a casa. Desde que Jack supo de mí embarazo no se a separado de mí, dejo a Nick a cargo de la tienda y se quedó conmigo en casa de mi madre. Aun sigo yendo al casino, no quiero perder mi empleo, además creo que más que nunca necesitamos el dinero. 

Prepare la cena y nos sentamos los tres a la mesa, nuestros días han sido casi iguales. Mi madre estaba muy animada cuando visitamos a Cassy los primeros días, pero después se ponía muy triste. Ella al igual que yo, quería traerla a casa. 

Caída la noche me fui al casino, me gusta distraerme trabajando, era un  modo de pasar los días tranquila y concentrarme en el verdadero problema. Tenía que pensar muy bien lo que haríamos o si el plan de Jack era la mejor opción. La cabeza me daba vueltas, jamás pensé que pasaría por todo esto. De joven fui una chica normal, no tomaba y no salía de casa, pero si deseaba un a familia, casarme y tener hijos. Cuando murió mi padre fue un golpe duro ya que él no conocería a mis hijos, ni podría verme feliz como él deseaba, siempre decía que ese era su mayor sueño y pensar que en estos momentos no soy 100% feliz ¿Pero quien en esta vida lo es?

A media noche Andrew atendía unos clientes en el VIP. Yo me puse a recorrer los pasillos donde se encontraban las mesas de póker y las ruletas, me gustaba mucho ver a la gente jugar, a veces me quedaba parada en una mesa viendo como la gente se emocionaba apostando, era algo muy… excitante, en el buen sentido de la palabra. Todo estaba tranquilo como todos los miércoles. Una de las chicas que atendía las mesas se acercó a mí.

—perdone que la moleste señorita, pero un cliente quiere un vino de los exclusivos y no localizo al señor Andrew— sostenía una charola con varias bebidas mientras hablaba conmigo.

—no te preocupes, yo iré a buscarlo ?que vino quiere?

—Vino Tinto Francés Petrus Merlot, creo que se le va a proponer a su novia— sonrió tímida.

—ok…— le regrese la sonrisa— ya bajo por el, dile que en unos minutos tiene su vino.

—gracias señorita, es usted muy amable.

La chica siguió atendiendo las mesas y yo camine hacía las escaleras del sótano donde se encontraba la bodega de vinos. Saque la llave de mi pantalón, Andrew siempre me obligaba a cargarla por si pasaba algo como esto y él no estaba cerca. Entre en la bodega y busque el interruptor de la luz, cuando lo encontré lo oprimí y pude ver mejor. Camine por los estrechos pasillos buscando el vino, un ruido llamó mi atención, voltee a ver de qué se trataba y me quede helada al ver a Wesh parado detrás de mí, me cubrió la boca con un trapo mojado. Comencé a pelear pero fue inútil, poco a poco iba perdiendo mis fuerzas y la conciencia, hasta que caí al suelo sin saber más de mí. 

Poco a poco fui abriendo los ojos, estaba sentada y sentía movimiento, voltee a todos lados y note que iba en un auto ¿Que estaba pasando?. De pronto recordé todo y comencé a respirar muy rápido. Wesh me miraba desde el asiento del copiloto.

—Hola preciosa… 

—dejame ir ¿Qué quieres de mí?— le dije asustada intentando abrir la puerta.

—muchas cosas— colocó una de sus manos en mi rodilla. —para empezar voy a vengarme de Andrew y después… me divertiré— me miró de arriba abajo —contigo— termino su frase.

—¿Por qué?— empecé a sollozar —¿Por que tanto odio hacía mí?

—uuuyy niña, me sobran razones— levantó una mano y la comenzó a numerar —Andrew se enamoro de ti, dejo de apoyarme, me traicionó, me humillo… pero lo peor es lo de el enamoramiento. Andrew debía de ser mío...

—¿Que? ¿Eres gay?— dije casi en un susurro.

—claro que no estupida— empezó a burlarse —estoy jugando contigo. 

—dejame ir Wesh…

—no, primero quiero divertirme un rato y…— volteo a verme —Andrew se volverá loco cuando no te encuentre.

—por favor no me hagas daño.

—claro que no, de hecho te gustara lo que te haga— siguió mirando a la carretera.

—¿A dónde vamos?— dije sin dejar de llorar

Wesh no me contestaba, solo sonrió maliciosamente, ya estábamos muy lejos de la ciudad, o eso pensaba, era de noche y no veía por dónde íbamos. Un escalofrio recorrio mi cuerpo, si algo me pasaba afectaría a mí bebé. Imploraba por dentro de mí que Wesh no me lastimara físicamente, tenía miedo por mí bebé. Llegamos a un edificio abandonado, de hecho todo alrededor parecía abandonado. El miedo fue creciendo conforme Wesh estacionaba el auto. ¿Qué pensaba hacer? Esa pregunta no salía de mi cabeza. El auto se detuvo y Wesh se bajó, rodeo el auto y abrió la puerta para que yo bajara.

—estamos muy lejos de la ciudad— me tomó del brazo y me obligo a caminar —voy a dejarte aquí, a ver cuanto se tardan en encontrarte— sonrió — si es que te encuentran.

—¿Que?— susurre incrédula.

—pero antes…



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Claudia ❤️

Aprendiendo a confiar Donde viven las historias. Descúbrelo ahora