Capítulo 16

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LIA

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LIA


Observé a mi hermano dejar la última caja de la mudanza sobre la encimera y le sonreí desde el sofá donde me encontraba sentada. Levanté las latas de bebida energizante a modo de invitación y él vino a sentarse junto a mí para beber conmigo.

—Y solo terminamos de subir las cajas, ¿por qué tienes tantas porquerías? —dije tras darle un trago a mi lata.

Ashton se secó el sudor de la frente con el dorso de la mano y puso los ojos en blanco mientras bebía.

—Acomodar todo será lo peor, ¿no?

—Es probable —asentí con una sonrisa—. Pero terminaremos. Al menos no tuviste que preocuparte por conseguir muebles. A mí me tomó casi dos años terminar de amueblar el mío.

—Porque yo soy listo —me dio un guiñó y yo le enseñé el dedo medio.

—Tarado. ¿Cuándo traerás a Nugget?

Además de que el costo de la renta no era demasiado elevado, sabía que él se convenció de alquilar este apartamento porque estaba amueblado, le quedaba cerca del trabajo y, sobre todo, porque admitían mascotas.

—El miércoles iré a casa y la traeré conmigo cuando regrese, el sábado.

—Y el siguiente lunes será tu primer día de trabajo. —hice un bailecito en mi lugar que le provocó risas—. Me alegro mucho por ti, Ash.

Ashton se encogió con timidez.

—Estoy nervioso y emocionado al mismo tiempo.

—Normal, a todos nos pasa. Luego iremos por unas cervezas para celebrar.

—Me parece justo. Pero tú invitas.

—Yo invito —acepté sin discutir y le revolví el cabello.

Ashton sonrió, sin embargo, la sonrisa pronto se desvaneció y su entrecejo se frunció un poco.

—¿Qué sucede? —le cuestioné mientras llevaba la lata a mis labios, sin dejar de mirarle con inquietud.

Ashton me miró a los ojos, los suyos denotaban preocupación.

—¿Ya vas a contarme de la última visita de Zara? Ayer evadiste el tema...

Aparté la mirada y solté un suspiro. Apreté la lata entre mis manos por un instante, hasta que me sentí con el valor de hablar.

—Ella estaba fuera de mi apartamento cuando llegué ese día. —Esbocé una mueca y me encogí de hombros con amargura—. Sus manos temblaban, tenía ojeras y el rostro pálido de siempre. Parecía que no había lavado su pelo en semanas y su ropa también estaba sucia. Apestaba a cerveza y cigarros...

Ashton me contempló con seriedad.

—¿Qué te dijo?

Miré a los ojos a mi hermano y sentí que los míos se empañaban.

Definitivamente más que atracción [BB #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora