Epílogo

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BLAKE

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BLAKE

Ocho meses después

Contemplé a Lia, que iba preciosa en un vestido rojo de gala con un escote en V, y sonreí sin poder evitarlo. Su cabello iba de nuevo a la altura de la barbilla, su vientre ya no estaba abultado de esa forma adorable en que lo estuvo mientras llevaba a nuestras galletas en su interior, y había un brillo en su mirada que iluminaba todo su rostro.

—¿Qué? —me cuestionó al darse cuenta de que la observaba.

—Me encantas.

Ella rodó los ojos y rio.

—Bueno, tú vas más atractivo que de costumbre también. ¿Estás nervioso por hoy?

Íbamos en una limusina de camino a la premier de Líneas enemigas. Dado que la película había filmado gran parte de sus escenas en Nueva York, se decidió que aquí se estrenaría primero. Tenía en puerta una gira de promoción junto al elenco principal, lo que me haría estar fuera de casa una temporada y eso me frustraba un poco. Mi único consuelo era que esta gira se había aplazado por algún tema con los productores y no me había tenido que ir en marzo sino hasta ahora. Era un alivio, tomando en cuenta que Lia dio a luz el día quince de ese mes.

—Solo me pone nervioso que no puedas parar de llorar otra vez cuando termine la película —bromeé, lo que la hizo bufar.

—¡Sigue jodiendo con eso y ya verás, Walker!

Reí.

El pasado enero Dempsey proyectó la película en exclusiva para un reducido grupo de personas en el que Lia y yo fuimos incluidos. Ella, con las emociones potenciadas por el embarazo, no podía dejar de llorar luego de ver en pantalla la muerte de mi personaje. Estuvo así por dos días. Fue algo tierno y gracioso al mismo tiempo.

—Sabes que te amo, Banfield —me incliné para darle un beso que ella recibió de buena gana.

—Te amo —murmuró con una sonrisita que me encantaba.

Escucharla decirlo siempre era tan bueno como la primera vez.

La vida como padres nuevos a veces podía ser en verdad un desastre. Llevábamos poco más de tres meses en ello y las primeras semanas pensé que enloqueceríamos, pero poco a poco estábamos aprendiendo a manejarlo. Y sí, Lia tenía razón, todo el asunto de vivir juntos y tener a nuestras galletas no era un camino de rosas. Había momentos duros, de desacuerdos y de desesperación, pero esta vida que estábamos construyendo juntos valía el esfuerzo. Además, había algo encantador en conocer al amor de tu vida de esta manera. Ahora sabía que Lia siempre mojaba primero su cepillo de dientes antes de ponerle dentífrico, que cuando estaba demasiado agotada tendía a hablar dormida y que siempre podía contentarla con un masaje de pies. En especial porque esos solían terminar con ambos sin ropa y jadeando.

—Estamos a cinco minutos de llegar —avisé.

—Se viene el reencuentro con Lexi Bride.

Arrugué la cara en un gesto. Ese detalle era la parte molesta de la noche. Cuando anuncié en Instagram que Lia y yo estábamos en la dulce espera, ella lanzó algunos comentarios odiosos. Un movimiento bastante idiota de su parte, puesto que todo el mundo se dio cuenta de que era por nosotros y, aunque ella luego lo desmintió y declaró un montón de tonterías para hacer ver que éramos buenos amigos, no muchos le creyeron. Nosotros, por otro lado, preferimos no dar declaraciones al respecto.

Definitivamente más que atracción [BB #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora