Capítulo 36

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BLAKE

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BLAKE

Contemplé con ansiedad la parte trasera del auto de Lia hasta que se perdió de mi vista al incorporarse al tráfico de la ciudad. Solté un suspiro y caminé de regreso a mi propio vehículo. Y me quedé allí durante un buen rato, con las manos al volante.

Me retiré el cubrebocas y lo arrojé a un lado con una mueca.

Más temprano, cuando por fin aterrizamos en el aeropuerto de la ciudad luego del error que cometió la aerolínea, recibí un mensaje de Lia. El equipo de la producción se encargó de dejarme en casa con la instrucción de que descansara un poco para luego presentarme al mediodía en el set, pero el hecho de que ella me hubiese escrito antes de las 6 a.m. me hizo tomar mi automóvil y conducir hasta su apartamento.

De verdad quería verla, hablar... quería solucionar las cosas.

Claro que eso se fue a la mierda porque Lia estaba solo con una toalla alrededor cuando abrió la puerta para recibirme. Lucía como un pecado andante y yo no me pude resistir a la tentación, no cuando ella fue muy clara para demostrar que ansiaba lo mismo por lo que clamaban mis instintos.

Pero no importaba lo bueno y ardiente que hubiera sido el encuentro, tenía la impresión de que la cagué al mencionar la palabra «enamorado». Lo vi en su cara al escucharme. Y no era una mentira o palabras dichas a la ligera... pero quizá el momento no fue el más oportuno para soltarlas. Más aún porque solo unos minutos más tarde las cosas se pusieron peor.

Un puto condón roto. ¿Cómo mierda nos pasaba algo así?

Era una locura. Esto era algo que no me había ocurrido con anterioridad, pero sí había escuchado anécdotas de otros hombres y todos hablaban sobre notarlo en el momento que se rompía. Ellos o sus parejas. Estaba claro que no fue nuestro caso, porque ninguno se percató en el acto. Es que el látex ni siquiera se había rajado de una forma considerable, pero fue fácil darme cuenta de que había un problema cuando estaba haciendo el nudo para desecharlo en la papelera y vi que goteaba.

En ese momento solo pude pensar en cómo iba a reaccionar Lia. ¡Joder! Eso era lo único que me aterraba, su reacción. Y ese miedo todavía no se iba, incluso cuando ella se había esforzado por mantener la calma y actuar como si todo estuviera bajo control. Tal vez eso era lo que me preocupaba más, que se guardara de mí lo que en verdad sentía y pensaba.

Sin poder hacer otra cosa, fui a casa y me preparé para ir al set cuando Jim pasara a recogerme más tarde. Fue cerca de las 11 a.m. que subí al auto que él conducía y, en el camino, recibí una llamada de Michael.

—Tío Mike, hola.

—¿Me obligarás a cumplir la amenaza de colgarte de las bolas en una plaza pública?

Hice una mueca de desconcierto.

—¡Wow! Detente un minuto. ¿De qué diablos hablas?

—De Lexi Bride.

Definitivamente más que atracción [BB #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora