Capítulo 19

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BLAKE

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BLAKE

Lia dormía bocabajo, usando mi pecho de almohada. La expresión relajada y dócil en su rostro era un deleite. Besé la cima de su cabeza, respiré su aroma a melocotón y acaricié su espalda con la punta de mis dedos.

Pensaba en cómo levantarme de la cama sin despertarla cuando ella abrió los ojos.

—Hey... buenos días —murmuré.

—Hola. —Lia parpadeó, me miró y las mejillas se le tornaron de un ligero rosa por alguna razón—. ¿Qué hora es?

Comprobé la hora en el reloj despertador de mi mesita de noche.

—Siete minutos para las doce.

—¡Casi mediodía! —exclamó con sorpresa.

—Tuvimos una noche ocupada, lo que me sorprende es que hayamos despertado ya —dije, el rosado de sus mejillas se intensificó y comprendí un poco el motivo.

—Fue una buena noche —asintió, sin embargo.

—Ya lo creo.

Pensamientos sobre qué tan buena había sido la noche me invadieron. Me vi tentado a salir corriendo en ese momento a una maldita farmacia para conseguir los preservativos que me impidieron terminar como aquella vez en el bungaló, pero no lo hice. No había prisa. Teníamos el resto del fin de semana por delante.

Lia suspiró.

—¿Y bien? —Apoyó su mentón en mi pecho y me miró a los ojos—. ¿No vas a prepararme el desayuno para traérmelo a la cama, Walker?

—¿Es una de tus fantasías, Banfield? —bromeé.

Ella se encogió de hombros de forma coqueta.

—¿Por qué no has comenzado a cocinar para mí?

—Mandona —besé su frente antes de levantarme de la cama y Lia solo rio mientras estiraba el borde de la playera para cubrirse un poco las piernas. Como si fuera necesario.

Fui primero al baño para orinar y lavarme la cara. Luego, desperezado, me dirigí a la cocina a revisar qué ingredientes había para el desayuno. Encontré que podía hacer tocino y panqueques sin problema, así que me puse a ello.

Estaba en lo de freír el tocino cuando Lia se asomó a la cocina. Iba descalza y seguía solo con la playera que le di para dormir, pero se había lavado la cara y acomodado un poco el cabello con los dedos. La imagen era una puta fantasía.

Ella me sonrió.

—¿No ibas a esperar el desayuno en la cama? —me burlé.

—Agh, solo bromeaba. —Puso los ojos en blanco—. ¿En qué te ayudo?

Se unió a mí en la cocina y entre los dos terminamos más rápido de preparar el desayuno, por lo que pronto estuvimos sentados en los banquillos del desayunador con la comida lista.

Definitivamente más que atracción [BB #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora