CAP 5 FALLAS

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Aquella noche del sábado ambos rubios se fueron a la cama con un último recuerdo compartido en sus pensamientos, aquel cálido abrazo que se habían dado al despedirse en el umbral de la oficina.

Natasha se metió en el costado izquierdo de su cama y se recostó de lado para acariciar a Sami y mirar un tanto pensativa el espacio contrario, vacío y organizado de su colchón mientras que del otro lado de la bonita ciudad de Londres Steve se sumergía bajo las frías sábanas de su cama para acomodarse de lado a la derecha de su cama, observando también el espacio vacío de su colchón a su izquierda, un espacio que jamás había compartido con ninguna otra persona, más que con Dodger cuando se quedaba en su apartamento y con sus sobrinos cuando llegaban de vacaciones.

-Es tan dulce...

Ambos rubios susurraron en la soledad de sus apartamentos, abrazaron una almohada y sonrieron inconscientemente al recordar los brazos del otros estrechar sus cuerpos con una especie de necesidad, ninguno podía negar que aquel recuerdo hacía sus estómagos revolotear sin control, era simplemente una sensación que no habían sentido hace mucho, mucho tiempo.

Y con esa última imagen en sus cabezas cerraron los ojos de a poquito y se dispusieron a dormir, cayendo finalmente rendidos por el cansancio.

El fin de semana prácticamente voló, Natasha se concentró en adelantar trabajo desde casa mientras Steve trasladaba a Dodger con todo su equipaje hasta su apartamento, su vida libertina y alocada se había terminado por el momento ya que su fiel compañero estaría esperando por él en casa cada tarde y el cachorro y su familia siempre estarían ante cualquier par de piernas sexies.

El lunes llegó con bastante energía y quienes iniciaban su jornada laboral como cada mañana recibieron el inicio de su semana con un delicioso café que los ayudaría a resistir las exigencias del trabajo de oficina.

-¡Buenos días, Natasha!

Una alegre Florence recibió a su jefa con un café con canela como cada mañana desde hace 5 años y como hace 5 años la rubia se quemó los labios, se quejó y los acarició con sus dedos para darse alivio.

-¿Confirmó el señor Anthony Evans? -Nat se quitó el abrigo y lo colgó junto al saco de Steve Evans, el cual seguía esperando por él en el perchero, dejando ver el conjunto casual que había elegido para ese día, un pantalón ancho de tiro alto color salomón y una blusa manga larga de algodón ajustada color blanca con zapatos altos a juego.

-Estará aquí a las 10 de la mañana. Dijo algo sobre invitarte a desayunar. -Florence le informó y ella sólo pudo hacer una mueca de desagrado. Tenía tantas cosas que decirle que nada más del coraje se le revolvía el estómago y el apetito se le esfumaba.

-Estaré trabajando en el algoritmo con los datos de Steve Evans, avísame cuando llegue el Señor Anthony y traélo hasta mi oficina. -Nat le dió indicaciones para después concentrarse en su computadora.

Natasha tomó sus apuntes y en base a sus observaciones y respuestas que tenía hasta el momento fue rellenando los apartados de su base de datos, aún le faltaban algunas preguntas, pero estaba segura que después de eso podría completarlo y comenzar a trabajar en los resultados. Aún recordaba la experiencia con su hermano Thor Evans quien se rehusaba a tener la primera cita, pero que cuando vió la foto de Elsa quedó simplemente maravillado con su belleza tan auténtica. No había sido tan complicado a como lo había sido con Elizabeth y bueno, aún estaba por ver como se iría dando el proceso con Steve, quien hasta el momento parecía haber aceptado de una buena vez su ayuda.

Después de un largo rato, su teléfono sonó y Florence anunció la llegada de Anthony Evans, quien a los pocos minutos apareció junto a su asistente en el umbral de la puerta de su oficina, llevando entre sus brazos un ramo de rosas rojas que la hicieron hacer una evidente mueca de desagrado.

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