Natasha nunca antes se había sentido tan nerviosa como aquel día, era cierto que no era su primera cita con un chico, pero si la primera cita formal en la que salía con su novio, Steve Evans. Tampoco era una secreto para nadie que su relación no había comenzado como cualquier noviazgo convencional, ellos eran expertos en hacer todo diferente y espontáneo, dejándose llevar por la excitación del momento.
La rubia miró los números de cada piso avanzar demasiado lento mientras una música suave sonaba dentro de aquella caja de cristal, estaba evitando a toda costa mirar al vacío y la preciosa vista de toda la ciudad que aquella subida al cielo le estaba obsequiando a ambos. Nat podía sentir sus piernas temblar mientras el elevador avanzaba para llevarlos al último piso de aquel rascacielos, las manos que se sostenían del brazo de Steve comenzaban a sudar frío y su estómago estaba completamente revuelto e incluso podía sentir como su sangre abandonaba sus mejillas y su cabeza daba miles de vueltas hasta marearla.
-Amor... -Nat susurró mientras apretaba sus ojos y pasaba un poco de saliva, no quería arruinarlo, pero si no salía de aquel elevador ya, comenzaría a gritar, estaba segura.
-Solo dos pisos más, nena. -Steve notó la ansiedad en su pecho que comenzó a subir y bajar agitado mientras su manos se aferraban con más fuerza a su brazo.
Evans se sintió un gran asno al recordar demasiado tarde el pequeño temor que Natasha sentía por las alturas y subir 15 pisos para llegar al mejor restaurante de todo Londres no estaba ayudándole en nada.
Nat miró angustiada el número 15 llegar a la barra numérica del elevador para después escuchar la campanilla anunciar que habían llegado a su destino, las puertas se abrieron y la rubia enseguida abrió sus labios con desesperación para respirar todo ese oxígeno que golpeó sus fosas nasales.
-Preciosa, respira, si... -Steve salió pronto con ella colgada de su brazo como una niña asustada para ser recibidos por un maître que abrió sus ojos asustados cuando los vio entrar al lobby del piso, aquella entrada no se parecía nada a lo que todos estaban esperando.
-¿La señorita se encuentra bien? -El hombre de traje elegante preguntó preocupado y rápido tronó sus dedos para que un empleado le llevara una silla a aquella hermosa mujer de tes blanca.
-No, por favor, traiga un vaso de agua con azúcar. -Steve sostuvo a Nat por la cintura temiendo que en cualquier momento se desvaneciera en sus brazos mientras ella simplemente apoyó ambas mano contra sus pectorales y apretó sus ojos para intentar calmar esa presión que apretaba su pecho, casi como si el aire no pudiese pasar bien a sus pulmones.
-Lo siento, lo estoy arruinando todo. -Su voz se quebró y la agitación en su pecho aumentó por la ganas de llorar que estaba conteniendo.
-No, amor, sólo es un poco de vértigo. Respira conmigo... -Evans se maldijo y la acurrucó contra su pecho para respirar con exageración para que ella pudiese inmitarlo y se relajara.
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💞𝙎𝙊𝙐𝙇𝙈𝘼𝙏𝙀𝙎 💞
Romance¿Crees en las almas gemelas? Su trabajo consistía en emparejar al atractivo, descarado, engreído y libertino Steve Evans de 35 años con una linda chica a la que pudiese desposar para poder dirigir junto a sus hermanos la empresa familiar de su padre...