CAP 18 DERECHOS

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La mañana del domingo llegó con un aire de tranquilidad y descanso que provocó que entre sueños Natasha soltara un ronroneó apacible e intentara estirarse un poco en su lugar de la cama, pero el enorme cuerpo que la tenía prisionera como almohada humana no lo permitió. La rubia levantó sus brazos aún adormilada para encontrarse con la espalda ancha de Steve Evans y la mitad de todo su cuerpo dormido tranquilamente sobre la mitad del suyo mientras su mejilla reposaba sobre su seno izquierdo, su mano se sostenía de su seno derecho con infinita familiaridad.

-¿Steve?

Nat ronroneó con pereza y abrió sus ojos con sorpresa al ser consiente de lo que estaba sucediendo, recordando parte de lo que había pasado a noche.

-Dios, que susto... -Susurró con más alivio al saber que si, se trataba de él.

La rubia bajó la mirada aún floja por recién haber despertado para enfocar sus ojos sobre un rubio todo despeinado, con sus labios entre abiertos, abrazado a su cuerpo mientras una de sus manos efectivamente se encontraba apretando uno de sus senos por encima de su pijama. Natasha sonrió divertida sin poder evitarlo, aquello no era algo que le pareciera atrevido, todo lo contrario, le pareció muy dulce que él buscara el cobijo de su cuerpo al dormir. Aún así colocó su mano por encima de la suya y con suma delicadeza lo hizo deslizarla de su pecho para colocarla un poquito más abajo, pero como si ésta tuviese un resorte incluido volvió a regresar a su seno para cubrirlo con su palma por completo y apretar un poquito mientras refregaba su mejilla sobre el otro y soltaba un profundo suspiro.

-Cariño despierta... -Nat susurró con ternura y sin pretender perturbar su sueño comenzó a acariciar con el dorso de su dedo índice todo el contorno de su barba, una barba que le causaba cosquillas cuando la besaba.

-Hmmm... -Steve arrugó la frente y gruñó como un niño enfadado para liberar finalmente su seno y abrazarse a ella como si fuese su pequeño y cálido osito de felpa.

Natasha subió sus caricias a su cabello y lo dejó descansar un rato más, a nadie le hacía ningún daño dejarlo dormir sobre sus pechos así que se concentró en repasar todo lo que habían charlado la noche anterior. Steve le había contado absolutamente todo lo que había sucedido en su cita, desde los besos en la mejilla, hasta las fotos que se mostraron de sus mascotas, le dijo sobre las tres citas y sobre lo agradable que Lily había sido a comparación de Emili. Nat estaba segura que si ella no estuviese entre ambos, Steve y Lily habrían logrado ser el uno para el otro, algo en su pecho se lo decía y él brilló de sus ojos azules al expresarse de ella se lo confirmaba. Había una pequeña chispa en ellos, era un hecho, aún así Steve insistió en que era a ella a quien quería, ¿pero por cuánto tiempo? Realmente no lo sabía, además estaba segura que cuando supiera que ella había sido su alma gemela desde un inicio la señalaría de mentirosa, egoístas y miles de cosas más que seguramente merecería por haber manipulado los propios resultados de su algoritmo, era una hipócrita de primera, una cobarde.

Nat suspiró con pesar y siguió trayendo a su memoria los temas tan absurdos de los que hablaron cuando se olvidaron de Lily Thomson, concentrándose en su celoso hermano mayor, Clint Johansson quien seguramente usaría alguna de sus técnicas estúpidas para espantarlo durante el desayuno. Después de eso ambos habían caído dormidos en sus lugares, respetando la poquita distancia que había entre ellos, al menos hasta donde recordaban ya que una vez que cayeron dormidos cada uno buscó el calor del otro y terminaron acurrucados bajo la manta.

-Steve, me toca preparar el desayuno. -Nat se quejó en un hilo de voz infantil mientras rascaba su cabeza con amor y lo sentía moverse un poco hasta montar su pierna sobre las suyas y prácticamente terminar acomodado entre ellas por completo, aplastando sin culpa todo su pequeño cuerpo.

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