CAP 42 ENFERMOS

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Fue la ausencia de ese calor que cada noche cobijaba su cuerpo con sus brazos lo que hizo que Natasha se moviera inquieta sobre la cama buscando con la palma de su mano el cuerpo de su esposo a su alrededor aún adormilada, pero el rubio no estaba por ningún lado.

-¿Amor? -Nat ronroneó entre sueños, estirándose un poco entre las sábanas ante tanto silencio.

Natasha tomó una gran bocanada de aire aún con pereza y cansancio y decidió abrir sus ojos cuando percibió un hilo de luz golpear su rostro a través la angosta brecha que había entre la puerta del baño y el marco de ésta. La rubia trató de aclarar su vista con un par de parpadeos mientras se apoyaba de sus codos para erguirse de su cómodo lugar y así poder ver mejor en dirección al reloj digital que había sobre el buró.

-Son las 5 y media de la mañana. -Nat susurró y arrugó el ceño extrañada, sintiendo a los pocos segundos como su sangre abandonaba sus mejillas rosadas cuando escuchó provenir del baño el sonido de su esposo devolviendo el estómago nuevamente, seguido de algunos sonidos de asco y tos seca qué evidentemente intentó disimular para no despertarla.

Natasha terminó de despertar abruptamente y prácticamente saltó de la cama de un solo brinco para ir directamente hasta el baño y abrir la puerta con cuidado de no golpear a Steve. La rubia no pudo evitar soltar un jadeo de angustia cuando se encontró cara a cara con la imagen fantasmal de su esposo arrodillado frente al inodoro mientras una mano se apoyaba del borde de la taza de baño y la otra presionaba su estómago.

-Amor, otra vez... -Nat susurró afligida, yendo rápidamente hasta él para arrodillarse a su lado y acariciar sus espalda desnuda mientras él se resistía a seguir vomitando, pero el asco que sentía eran más poderoso que su fuerza de voluntad.

-Nena, sal de aquí, dame unos minutos. -Steve se cubrió la boca ante la fuerte arcada que atacó su cuerpo para terminar inevitablemente devolviendo lo poco que había logrado retener.

-Dios... -Nat susurró afligida, estirando la mano para cortar un poco de papel y esperar a que terminara de vaciar su estómago.

Natasha observó como su esposo se recargaba esta vez con ambas manos sobre el excusado mientras su pecho subía y bajaba agitado. Se veía realmente enfermo y pálido, su estómago estaba de cabeza, se sentía mareado y el asco no abandonaba su paladar debido al sabor amargo de su saliva.

-Amor, mira cómo estás. Dios... Se acabaron los berrinches, iremos al médico hoy y no quiero escuchar más excusas ni reproches. -Nat lo regañó esta vez, hace ya casi una semana que había comenzado a sentir muchos malestares durante la mañana, pero él con toda su terquedad se lo había atribuido al acceso de trabajo, compromisos y estrés de oficina, pero los días seguían pasando y él parecía empeorar cada vez más.

-No... Estoy bien, amor, solo debe ser el estrés, cuando los clientes firmen los últimos contratos todo volverá a ser como antes, cero preocupaciones. -Steve bajó la cadena del inodoro y con la ayuda de su esposa se puso de pie para ir hasta el lavabo y cepillar sus dientes.

-No, cariño... No es normal que estés vomitando tanto, esto me tiene muy preocupada, por favor, deja de ser tan testarudo. -Nat le suplicó con aquellos ojos llorosos que lo hicieron asentir rendido mientras el se cepilla en silencio.

-De acuerdo, amor... -Steve suspiró y se enjuagó, lavando su rostro con un poco de agua fría.

-Si eso te tranquiliza. Le pediré a Mark que pasé mañana a la oficina a hacerme un chequeo rápido. -Steve suspiró agotado y se quedó estático frente al espejo del baño, mirando las gotitas de agua escurrir por sus mejillas descoloridas y las bolsas de cansancio bajo sus ojos. No lograba entender que andaba mal, pero algo lo hacía sentirse fuera de sí, casi como si no fuese el mismo, como si estuviese cargando en su pecho una enorme preocupación.

💞𝙎𝙊𝙐𝙇𝙈𝘼𝙏𝙀𝙎 💞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora