-¿Cómo estás Natasha? -Daniel inició la conversación después de que ambos tomarán asiento en unas de las mesas que se encontraban justo al centro del restaurante.
-Muy bien, gracias. Jamás había venido a esta parte de la ciudad.
-Si, bueno es que aquí sirven la mejor langosta de todo Londres.
Nat observó los detalles del lugar, no era un restaurante de lujo, pero tenía buena pinta, su mesa estaba decorada con un par de velas pequeñitas atrapadas en unos contenedores de vidrio junto a un arreglo de rosas rojas al centro, demasiado inapropiado para ser una primera cita en la que no se conocían aún.
-¿Langosta? -Nat trató de no ser grosera, aquel no era un platillo que le gustara comer de noche.
-Te va gustar, me he encargado de pedir por los dos antes de que llegaras.
Daniel le sonrió mientras ella lo miraba fijamente, en verdad no quería que su lado de psicóloga le arruinara la cena analizando a su acompañante, pero su comportamiento gritaba posesivo y controlador a los cuatro vientos, aun así era pronto para etiquetar, ni siquiera lo conocía bien.
-Me gustaría pedir una ensalada. -Nat le sonrió y a él no pareció gustarle la idea.
-Quizá en nuestra segunda cita, ahora ya he pedido la cena, Natasha. Lo siento, pero todo está listo, todo debe ser perfecto. -Respondió y ella decidió no argumentar más.
-Entonces dime que haces además de trabajar en el súper mercado. -Natasha decidió seguir su protocolo de citas y entablar una charla amena.
-Me dedico a tomar fotografías en mi tiempo libre, a caminar en el parque, a observar a los ciclistas. -Le sonrió para después recibir el enorme banquete que había solicitado junto a una botella de champán fría.
-Vaya... ¿Qué celebramos? -Nat sonrió y recibió una copa espumosa.
-Que podemos estar aquí. -Daniel extendió su copa en su dirección y brindó con ella.
-Por supuesto. -Natasha arrugó la frente y le dió un pequeño sorbo para después con la ayuda de Daniel comenzar a cenar.
-No sabes cuanto tiempo esperé para que me dieras una oportunidad, Natasha. Sabía que tarde o temprano terminariamos teniendo una cita, me haz gustado desde hace tanto tiempo que creo que toda la espera valió la pena. -Daniel sonrió mientras servía una porción de langosta en el plato de Nat y hacía lo mismo con el suyo.
-Bueno, realmente esto es una cita amistosa, Daniel. No quiero que lo mal intérpretes. Por ahora estoy muy centrada en mi trabajo y no busco una relación seria. -Nat le aclaró antes de que se hiciera ideas.
-Oh claro, claro que lo entiendo, pero quizá cambies de opinión. -Le sonrió demasiado calmado.
-Bueno, por lo pronto hay que disfrutar este momento. -Ella se llevó el tenedor a la boca mientras lo veía engullir bocado tras bocado como si tuviera prisa.
Ambos se hicieron varias preguntas sobre sus gustos y pasatiempos, creando una charla agradable aunque Zemo parecía conocer todo de ella y eso le causaba una especie de incomodidad y desconfianza.
-¿Te gustan los perros? ¿Tienes mascotas? -Nat le dio un sorbos a su copa y un mesero le sirvió más mientras recogían los platos sucios.
-No, odio a los perros.
-Vaya... Yo tengo un gato.
-Si lo sé. -Daniel respondió mientras bebía champán.
-¿Lo sabes? -Nat frunció el ceño.
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💞𝙎𝙊𝙐𝙇𝙈𝘼𝙏𝙀𝙎 💞
Romance¿Crees en las almas gemelas? Su trabajo consistía en emparejar al atractivo, descarado, engreído y libertino Steve Evans de 35 años con una linda chica a la que pudiese desposar para poder dirigir junto a sus hermanos la empresa familiar de su padre...