Capítulo 4

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Fuera de mi mente

Eran la 1 de la mañana cuando me paré de mi cama y como yo me había regresado sola después de comer el pastel a mi habitación nadie había cerrado mi puerta con llave.

Salí intentando hacer el menor ruido posible ya que no sabía exactamente donde se encontraban el resto de las habitaciones así que no podía confiarme ni un poco.

Baje las escaleras intentando no caerme porque la mansión estaba completamente oscura, si tan solo tuviera mi celular, podría usar la lámpara.

O llamarías a alguien y les contarías lo qué pasó.

Mi conciencia es más inteligente que yo aparentemente.

Entre a la oficina y asegurándome de que nadie estuviera cerca prendí la luz y cerré la puerta, no podía perder tiempo así que me dirigí directamente a la caja fuerte.

Sentía la adrenalina en mi cuerpo, díganme masoquista, pero me emocionaba estar haciendo esto y me gustaba tomar el riesgo de ser descubierta.

¿Qué haría Adrien conmigo si me encontrara? Posiblemente me dejaría sin comer 1 mes o algo así.

Sacudí mi cabeza para dejar de pensar en tonterías. CONCÉNTRATE. Era una combinación de 6 dígitos y lo primero que se me ocurrió fue una fecha.

Veamos con lo básico, el cumpleaños de Adrien.

ERROR.

¿El de Alexander?

ERROR.

Diría que él de sus padres, pero ese no me los sé. Vamos piensa me dije a mi misma, espera lo tengo.

La fecha de cuando se fueron.

ERROR.

UGH, estaba a punto de golpear la caja fuerte cuando escuche pasos acercarse a la oficina así que me oculte abajo del escritorio, lo sé qué escondite más estúpido, pero no había otro lugar lo juro.

Escuche la puerta abrirse y como unos zapatos resonaban por el suelo de madera oscura, hasta que esos zapatos se posicionaron en frente mío.

Mi respiración se detuvo y podría jurar que mi corazón también, genial me iban a descubrir y no iba a comer por un mes.

Cuando estaba segura de que Adrien, ahora sabía que era él porque su perfume se sintió cuando se acercó, definitivamente su perfume era mi perfume favorito de hombre, el punto cuando estaba segura de que me descubriría, él se sentó en la silla del escritorio.

Sus largas piernas rozaban mi pequeño cuerpo y no tenía ni la menor idea de cómo saldría de aquí, el dio un largo suspiro y comenzó a usar la computadora, ya que se escuchaban las teclas de esta.

No sabía cuándo tiempo había pasado cuando él suspiró y se levantó de su silla acercándose a la caja fuerte, puso la combinación, la cual no pude ver y saco unos papeles de ahí.

No pude ver si en esa caja había dinero o solo papeles, que supongo que eran demasiado importantes para tenerlos ahí.

Creo qué pasó una media hora cuando él volvió a pararse y volvió a poner los papeles en su sitio, apago todo y se fue de ahí.

Vamos Zoe tienes que adivinar la contraseña piensa. Realmente no se me ocurría nada así que comencé a poner fechas al azar.

El día que me secuestraron, un día después ya que pienso que ese día me compraron, mi cumpleaños, el de mis papás y el de mi hermano.

Pero todos me marcaban los mismo ERROR.

Estaba ya demasiado estresada y a punto de rendirme cuando se me ocurrió poner la fecha en la que Adrien y yo nos hicimos novios, lo recordaba Perfecto fue un 15 de enero.

La caja fuerte marcó las palabras Aceptado y sentí mis ojos cristalizarse, ¿Porque él tenía esa fecha como contraseña? Intenté ignorar mis ganas de llorar y abrí la caja.

Para mi desgracia lo único que había ahí eran papeles y por más que me daba curiosidad leer de que se trataban para tener que ponerlos en una caja fuerte, ya tenía demasiado sueño, otro día vendría y lo haría.

Salí de la oficina y pude llegar a mi habitación sin ninguna complicación, cheque el reloj que tenía en el buró, eran las 4 de la mañana, no puedo creer que dure 3 horas ahí metida y para nada.

Mis pensamientos se empezaron a concentrar en la contraseña, pero me obligué a alejarlos, no quería ir por ese camino otra vez, batallé demasiado para poder sacarlo de mi mente, no quiero que él vuelva ahí.

***

Ya era sábado, lo que quiere decir que hoy sería la dichosa fiesta, estuve hablando con Agnes sobre qué debería ponerme y ella me aconsejo ir algo formal, pero de vestido corto y que no me diera miedo llamar la atención.

Como no supe muy bien como descifrar todo lo que me dijo preferí invitarla a mi cuarto a que me ayudara a elegir entre todos los vestidos que se encontraban ahí.

Y así es como termine así, con un vestido plateado de manga larga y con un escote fantástico en la espalda, que me llega hasta la mitad de los muslos.

Mi cabello tiene unas ondas muy delicadas y trate de que mi maquillaje fuera bastante natural, mis ojos grises resaltaban en mi cara debido al delineado que me había hecho Agnes, definitivamente estaba preciosa.

Ya saben lo que dicen la autoestima hasta el cielo y el perro hasta el suelo. Suspire un poco porque mis amigas solían decirme eso cuando salíamos a bailar, realmente las extraño, pero sobre todo a mi familia, a mis papás y a mi hermano.

Me preguntaba, ¿Que estarán haciendo en estos momentos?, ¿Estarán muy preocupados por mí? ¿Paulina habrá hecho algo para intentar salvarme? Sonreí amargamente ante ese pensamiento, si es que ella lo intento no creo que sirva mucho considerando que estoy en otro continente.

Sentí mis ojos cristalizarse, pero tuve que contener las lágrimas para no arruinar mi maquillaje.

Muy pronto, pensé.

- ¿Zoe ya estás lis...? - voltee a ver a la puerta topándome con un Adrien Miller en un Perfecto smocking color negro, como era que usando algo tan simple podría verse tan genial? Nuestros ojos hicieron contacto y él pareció haberse quedado sin palabras, no lo culpo yo también me encontraba en un estado similar al suyo.

Aunque me encantaba provocar esa reacción en él, después de todo yo ya no soy esa niña de 16 años que apenas se estaba desarrollando, mi cuerpo ya había cambiado bastante y por suerte fueron cambios para bien.

- Wow Zoe, ... Tú.... Wow- sonreí ante eso.

- Gracias Adrien tú no te ves tan mal- dije sonriéndole.

- Eso sería cruel, si no supiera que me veo jodidamente bien- rodé mis ojos ante su ego del tamaño de toda la tierra, pero lo peor es que su ego me gustaba, adoraba la seguridad que él poseía y que siempre se hacía notar en sus comentarios y en sus acciones.

- ¿Nos vamos? - dije tomando mi vacío bolso y acercándome hacia donde él estaba intentando que no notara lo mucho que me afecta su apariencia.

- Nos vamos- dijo poniendo su brazo para que yo lo enredara con el mío, cosa que si hice y nos dirigimos hacia donde sea que se fuera a celebrar la dichosa fiesta del tal Damien.

Dios ayúdame.

Vendida a mi exDonde viven las historias. Descúbrelo ahora