Capítulo 20

8.3K 455 96
                                    


Madre Teresa

Mi cabeza da vueltas intentando entender toda la información que recibí hace unos minutos. Él estaba ahí para "comprarme" a mí, sabía que yo estaba ahí, ESTABA AHÍ POR ÉL. Masajeo mi frente para calmar el dolor que hay en ella, a veces olvido lo delicada que es mi migraña, en cualquier momento aparece.

No se como me siento respecto a todo esto, obviamente no estoy contenta con haber sido secuestrada pero su explicación no se me hace tan descabellada. Yo no conozco a la mafia, no tenga ni la menor maldita idea de que se supone que se hace en estos casos, tampoco se quienes son ellos, como Adrien los llamó, ni que tan peligrosos son en realidad.

Él confesó que no pudo olvidarme durante estos tres años, así como yo no lo pude olvidar a él, pero ¿Está bien perdonar todo tan fácil? ¿Tan rápido? Diablos no lo sé. Tengo un dilema en estos momentos.

Desdé que llegue a Alemania no he hecho más que estar enojada con él, de alejarlo de mi, de resistir a todos mis sentimientos y de ocultarlos en lo más profundo de mi ser. Estoy cansada de estar así, yo lo amo y sé que hay amores imposibles y se que a veces es mejor dejarlos ir, pero si tres años no me bastaron para hacerlo ¿Qué me hace pensar que más tiempo lo hará?

Me enteré de que es un mafioso, un asesino, que se ha acostado con cientos de chicas y que a ninguna la ha tomado en serio jamás y aun así aquí sigo, enamorada de él, babeando por él. Dudo realmente que eso alguna vez cambie.

Mi mirada estaba en la ventana, ese lugar se había vuelto mi favorito para pensar o para leer en un libro, de alguna manera me transmitía paz. Esa paz fue rota cuando escuché que alguien tocaba mi puerta, arrugué mi rostro. El único que venía a verme era Adrien y a él le acababa de pedir que me dejará sola.  

-Pase – al instante en que dije eso dos figuras femeninas aparecieron en mi campo de visión. Riley y Rachel. Sonreí inconscientemente al verlas, ellas venían con películas, helado, frituras, mascarillas, dulces y botellas de vodka con vasos de shots.

-LES DIJE QUE NO PODÍAN PASAR PAR DE LOCAS! -un Adrien bastante molesto entró a mi habitación gritando y frunciendo su cara. Reí al ver la cara de susto de las chicas y la cara de Adrien de indignación.

-Adrien no seas aburrido, ella si quiere tener una noche de chicas con nosotras ¿Verdad que si Zo? – Rachel hizo un puchero y puso ojos de cachorro.

-Para empezar tu no le digas Zo, eso es algo nuestro -mis mejillas se tiñeron de rosa cuando dijo eso, pero él ni si quiera lo notó, estaba muy ocupado fulminando a Rachel con sus ojos. Estaba a punto de hablar de nuevo cuando ahora Riley lo interrumpió.

-Adrien relájate solo te falta hacerle del baño encima – las tres comenzamos a reír por el comentario de Riley y ahora Adrien nos fulminaba con su mirada a todas.

-Agh hagan lo que quieran, estaré con los chicos – el se encamino hacia la puerta listo para irse, pero Rachel giro rápidamente su cabeza hacia él, por un momento me dio miedo que pudiera girar tanto su cuello.

-NADA DE IR A ALGUN LUGAR DE STRIPPERS MILLER! -esta vez yo también giré mi rostro hacia él con una ceja arriba.

-NO IREMOS CON NINGUNAS STRIPPERS! Solo vamos a estar en la sala de juegos jugando billar- él levanto ambas manos en señal de paz y yo asentí con mi cabeza- ah, pero al que nada más le falta hacerte del baño encima soy yo- bufó rodando sus ojos antes de marcharse en serio esta vez.

Las tres volvimos a reír por su comentario mientras nos sentábamos en la cama y ellas esparcían todas las cosas sobre la misma. Una sonrisa socarrona apareció en mis labios cuando me di cuenta de que las tres películas que traían era la Trilogía de 50 sombras de Grey.

Vendida a mi exDonde viven las historias. Descúbrelo ahora