Capítulo 11

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No me subestimes

Han pasado 3 semanas desde mi escape, mi vida se ha resumido en comer y pasármela encerrada en mi cuarto, porque ya ni si quiera puedo salir de él. Las ventanas son aprueba de balas y no se pueden abrir, la puerta siempre está cerrada con llave, puedo usar la televisión, pero no más y con la única persona con la que he tenido contacto todos estos días es con Adrien, el venía me traía el desayuno, la comida y la cena y ya. Nunca intento entablar una conversación conmigo ni pedirme disculpas, simplemente dejaba la comida y se iba.

Él no confía en Agnes para que me traiga la comida, dice que puedo llegar a manipularla para que me deje salir o para que no le ponga seguro a la puerta y escapar. No lo voy a contradecir porque es cierto, tomaría cualquier posibilidad, aunque fuera diminuta para escapar de este lugar y regresar a mi vida, se lo juré una vez y lo mantendré. La puerta se abrió y pude verlo con la bandeja de mi desayuno, pensé que sería igual a las otras veces donde solo dejaba la charola y se iba, pero esta vez hablo.

-Zoe- me llamo, y yo me gire a verlo con la mueca más fría que poseía, se dio cuenta que no le iba a contestar así que continuo- mis padres darán una fiesta aquí esta noche, necesito que te arregles y que te comportes-.

¿Sus padres? Alguna vez los conocí, pero muy superficialmente, los salude y siempre fueron muy amables conmigo, pero ¿Como los vería ahora que sabía que eran los mafiosos más importantes del mundo?

Aun así, no pude evitar que mi mente se llenara de esperanza, saldría de este cuarto y podría volver a hacer algún plan para escapar de aquí. El chico de ojos azules parecía leer mi mente por lo que hablo.

-Se lo que piensas, pero no me subestimes- dicho esto salió de la habitación y no entendía muy bien a qué se refería con él no me subestimes, pero no le presté atención y comencé a pensar en cómo me arreglaría para esta noche.

***

Un vestido rojo vino era lo que cubría mi cuerpo. El vestido era largo, con una abertura en pierna. No era para nada revelador, a decir verdad, daba un aura de elegancia. Lo que más me gustaba de él era que tenía un escote en forma de corazón con mangas transparente que parecían mariposas revoloteando en mis hombros. A mi cabello castaño le hice unas ondas, mi maquillaje era bastante sencillo, lo único que resaltaba de él eran mis labios, ya que los había pintado de un intenso color carmesí.

También me puse un pequeño collar de oro con una Luna que me regaló mi mamá cuando aún estaba con ella. Siempre me pareció que ese collar nos conectaba, ya que ella tenía uno igual. Hacía referencia a su apellido de soltera, Caroline Moon, aunque yo no use su apellido como tal, si lo llevo, mi acta de nacimiento dice Zoe Leblanc Moon, así que ese regalo me pareció bonito de su parte.

Sin mi consentimiento lágrimas se formaron en mis ojos, realmente la extrañaba tanto, intentaba pensar ¿Que me diría ella ahora? Yo no tengo su carácter, tengo el de mi papá, yo soy impulsiva, terca y competitiva, mi mamá es todo lo contrario a mí, siempre mantiene la cabeza fría, no le interesa mucho ser competitiva y es la persona más paciente del mundo.

Siempre que algo me enojaba, ella era la primera en calmarme, me hacía ver las cosas de diferente perspectiva, en no pensar solamente en mi cuando hay un problema, pensar en la otra persona y solucionarlo juntos. Siempre me decía también que las cargas entre dos pesan menos, pero en este momento no tenía con quien compartir mi carga, estaba sola en esto y sabía que, por mi familia, pero por ella principalmente, tenía que mantenerme fuerte.

Reprimir mis ganas de llorar y espere pacientemente sentada en la cama a que alguien viniera a abrir mi puerta, no pasó mucho cuando Adrien entró por ella. Tenía puesto un traje Gris que le quedaba perfectamente, zapatos negros perfectamente lustrados y limpios, su cabello negro estaba despeinado ligeramente, pero eso lo hacía lucir aún mejor, pero lo que más llamó mi atención fue la corbata roja que traía.

De hecho, fue como si todo él hiciera juego conmigo, podría jurar que el tono gris de su traje era el mismo que el de mis ojos y que mi vestido y su corbata también eran del mismo tipo de color rojo vino.

Hice una mueca de confusión a la que él ni si quiera le prestó atención simplemente me tendió su brazo para que lo enredara con el mío y bajáramos como la feliz pareja que se supone que éramos. Mi yo impulsivo lo hubiera mandado por 2 tubos, pero mi yo que está dispuesta a salir de aquí se acercó a él ignorando mis ganas de vomitar y bajo luciendo la mejor sonrisa falsa que su cara le permitía hacer.

La mansión estaba llena de personas que no conocía, y eso era lo que más me asustaba, después de todo lo más probable es que sean mafiosos que no se toquen el corazón si tienen que asesinarme o algo por el estilo. Todo mundo se giró para observarnos, había miradas de todo tipo, algunos con sorpresa, otros felices, otras con envidia y furia y por último los que nos veían con indiferencia.

Una vez que deje de evaluar a toda alma que se encontraba en esa habitación, llamaron mi atención 4 hombres musculosos con perfectos trajes negros y smocking que esperaban por nosotros al término de la escalera.

-Te dije que no me subestimaras Zo- escuché como Adrien susurraba y en ese momento comprendí lo que esos señores hacían ahí, 4 malditos orangutanes que seguramente me perseguirán toda la noche. Quise entornar los ojos, pero aún tenía muchas miradas sobre mí, así que me mordí el labio descargando todo mi enojo y seguí bajando las inmensas escaleras de la casa.

-Hora de que saludes a mis padres Zoe, desde ahorita te digo que ellos piensan que de verdad eres mi novia así que no lo arruines- su voz era demandante, lo que me acaba de decir no era una sugerencia ni una petición, era un orden.

Y no pude evitar soltar lo que pensaba- ¿O qué? ¿Me mataras? - la mandíbula de Adrien se endureció, sus músculos se tensaron visiblemente por debajo de la tela de su traje y sus ojos azules se hicieron un poco más oscuro.

-No hagas esto aquí, te lo dije una vez y te lo repito Zoe, no me subestimes- dicho esto jalo ligeramente de mí para encaminarme a algún sitio de la habitación. Ni si quiera me opuse a que me llevara porque mi mente seguía clavada en sus palabras, eso fue una amenaza muy directa, él insinuó que si es capaz de acabar con mi vida. ¿Realmente era capaz de hacerme eso?

Mi garante se sintió seca por lo que tuve que pasar saliva, un escalofrío recorrió todo mi cuerpo y mis ganas de alejarme del chico de traje gris que sujetaba mi brazo aumentaron aún más. Tenía que salir de ese lugar lo más pronto posible.

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HOLAAAAA, solo quería decirles que tenemos nueva portada ahhhhh. Otra cosa cuando la historia llegue a las 300 vistas subire un capitulo extra, no importa el día que eso pase

Vendida a mi exDonde viven las historias. Descúbrelo ahora