Capítulo 30

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Cataclismo

De nuevo voy entrando por las inmensas paredes de la mansión en Alemania y aunque ame volver a ver a mi familia, en estos momentos estoy feliz de haber regresado a este lugar. Fue difícil que mis padres entendieran que quería estar acá pero, por suerte me apoyaron, aunque creo que su apoyo se debió sobre todo a qué para ellos viví una experiencia traumática y no deseaban presionarme ni imponerme nada, estoy segura que en otras condiciones su respuesta hubiera sido un rotundo y contundente no. Les tuve que explicar que la universidad en la que quiero estudiar esta aquí y aunque les dio miedo por el viejo de mi historia, Adrien les prometió que él estaría al pendiente de todo.

Por otro lado, ellos también me dieron la noticia de que se irían a vivir a Boston, así que dentro de un mes ya no me quedará nada en Los Ángeles, solo bonitos recuerdos y otros que deseo olvidar lo más pronto posible.

La mansión se ve como siempre, grande, protectora y vigilada, pero había algo en el ambiente que a mi gusto estaba mal, era como si supiera que algo había ocurrido o tuviera un presentimiento para nada agradable, intente buscar por todas partes de la mansión algo, pero a simple vista no había nada extraño o algo por lo cual fuera debido preocuparse.

La voz de Alexander y Agnes me distrajeron de mi búsqueda mientras nos recibían de una manera agradable, abrazándonos y preguntándonos cómo nos fue en nuestro pequeño viaje a Los Ángeles. Adrien fue el que contestó sus preguntas, diciendo que todo había salido muy bien y que se alegraba de los resultados obtenidos. Por más que intentaba prestar atención a las palabras que eran compartidas entre los hermanos Miller y Agnes, no podía ni mente seguía repitiéndome que algo pasaba.

El sentimiento me desespero tanto que decidí decirle a Adrien lo que sentía aún y cuando me tomara de loca, no me importaba - Adrien algo pasa - mis palabras cortaron cualquier conversación grata que estuvieran teniendo las tres personas a mi alrededor. 3 pares de ojos de concentraron en mi, mientras yo solo podía observar a todas partes de la mansión esperando por algo, aunque no sabía que era exactamente lo que estaba esperando.

- Qué pasa Zo? Te sientes mal? Quieres que llame a un médico? - la preocupación era palpable en su rostro y rápidamente sentí sus brazos sostenerme con miedo a que fuera a desfallecer.

- No, es solo qué hay algo mal aquí, se que sonará loco y quizá paranoico, pero te prometo qué hay algo mal en este lugar - los ojos de Adrien comenzaron a analizar la habitación buscando alguna imperfección, algo raro o peligroso, por un momento creí que no encontraría absolutamente nada y que quedaría como la loca del siglo, pero note como sus ojos se detenían en un lugar específico.

Un retrato de su familia que colgaba de la pared, una vez que yo enfoque también la mirada en el note algo extraño. Todos los retratos estaban a una altura mayor a los 2 metros, en cambio este, era el único que estaba un poco más abajo, si no prestabas atención a los detalles ni si quiera notarías la diferencia.

- AL SUELO TODOS - el grito de Adrien nos alertó a todos haciéndonos cumplir sus instrucciones y por si fuera poco sus brazos me impulsaron al frío piso de la enorme casa. Rápidamente balas salieron de los ojos del recuadro y no solo de ese lugar, hubo más que salieron pero no sabría decir exactamente de donde, y por la altura en la que se dirigieron estoy segura de que iban a dar directo a nuestras cabezas de no ser por la instrucción del chico de cabello oscuro que me cubría con su brazo mientras seguía tirada el suelo de la mansión.

- Tenemos que salir de aquí ahora- los guardias que había en la mansión no tardaron en llegar tras escuchar los disparos provenientes del recibidor y rápidamente crearon una especie de aro alrededor de nosotros.

Vendida a mi exDonde viven las historias. Descúbrelo ahora