Capítulo 44

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Aún sigue siendo demasiado ireal para mi que hayamos llegado a los 10K y que ya vayamos por los 11K. Cuando incie esta historia ni si quiera me pasaba por la mente llegar a las 1000 vistas. Quiero darles nuevamente las gracias, sin ustedes nada de esto seria posible. También quiero decirles que el capítulo final está a la vuelta de la esquina, literalmente porque si todo sale como lo planeado, el último capítulo sera el sigueinte más el epilogo y varios capítulos extras. Los seguire informando como quiera. Ustedes que opinarían sobre hacerme un insta donde pueda estar avisando todo sobre lo que queda de está novela y de la siguiente que ya tengo planeada. No les quiero revelar mucho sobre la otra novela, pero pronto lo haré. Nuevamente muchas gracias y quiero que sepan que los amo mucho.

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El golpe a la realidad

El agua fría cae por todo mi cuerpo. Me duele todo, entre estar distraída por lo que dijo Rafael y tener que fingir que no se pelear me lleve varios golpes y termine tirada en el suelo incontable cantidad de veces.

Las palabras seguían divagando en mi mente. No es como que los divorcios no existan hoy en día, pero no quiero tener que casarme con eso maniático a la fuerza. Lo malo es que tampoco se como retrasar la boda o que hacer para que no pasé pronto.

Cierro el grifo, me pongo mi ropa interior y con la bata de baño puesta salgo del cuarto. Mi mirada se pierde en la pared. Trato de no pensar en él ni en como la ha de estar pasando porque estoy segura de que me cree muerta. Como le digo que no lo estoy?

La señora Paige entra al igual que todas las mañanas y como ella siempre me ignora a mi desde ayer decidí yo también ignorarla a ella. Estaba lista para escuchar la puerta cerrarse y empezar a comer mi desayuno a gusto y sola, pero la voz de aquella señora de 40 años llamo mi atención.

-Señorita, el señor Rafael la esperara para cenar abajo. Dará una fiesta de índole formal para anunciar su boda. Me pidió que le comunicará que es una cena formal y que espera que se vista de manera adecuada para la ocasión. Con su permiso – prefiero ni si quiera decir lo que pienso y me limito a tomar mi comida mientras la señora sale de la habitación.

Que basura de vida la mía en estos momentos.

Decido hacerle caso al señor, y mientras me arreglo me doy cuenta de que últimamente esa ha sido mi función desde que llegue aquí. Me tiene encerada y solo me saca cuando desea presumirme ante los demás, claro siempre recalcando que debo verme bien.

Un plateado es mi elección final. Mi maquillaje es algo sencillo para ser sincero y a mi pelo le hice ondas. Nada extravagante.

Como era de esperarse Rafael vino por mí, no sé si eran ideas mías o se veía visiblemente estresado por algo. Ni si quiera me dirigió la palabra, simplemente observo mi atuendo, vio su reloj, hizo una mueca de fastidio y jalo de mi brazo para que ya nos fuéramos de ahí.

Vendida a mi exDonde viven las historias. Descúbrelo ahora