jovenes amantes [traduccion]

Rosa chicle

Steve estaba de pie en medio del dormitorio, vestido con una camiseta ajustada y un par de jeans holgados, y esperó a que Howard saliera de la ducha. Se movió un poco, su pulso se aceleró al pensar en lo que Howard diría, lo que Howard podría hacer.

Howard había estado de mal humor desde que Edward se había ido, criticando a todos por las cosas más pequeñas y tontas. Tony lo evitaba e incluso Jarvis trató de mantenerse fuera del camino de Howard.

Steve estaba harto de eso, para ser honesto. Solo esperaba que esto sacara a Howard de su mal humor. Su corazón dio un vuelco cuando la puerta del baño se abrió y tomó una respiración profunda y relajante.

Howard entró en el dormitorio con una toalla en la cadera. Miró a Steve antes de volverse. "¿Qué estás haciendo aquí? Pensé que tú y Barnes iban a pasear por el vecindario hoy".

"Está durmiendo con resaca". Steve se encogió de hombros y hundió los dedos de los pies en la alfombra de felpa. "Además, pensé que tal vez querrías un poco de compañía. Sé que estás molesto porque tu hermano se fue".

Howard resopló y rebuscó en el cajón de su ropa interior. "Estoy acostumbrado. Y no estoy molesto. Estoy un poco estresado".

"Está bien", dijo, manteniendo la voz baja y uniforme. "Bueno, puedo ayudarte a aliviar tu estrés. Te compré algo".

Howard se quedó quieto y miró lentamente a Steve. "Me compraste algo."

"Algo para disfrutar." Steve sonrió, enganchó los pulgares en las presillas de su cinturón y ladeó la cadera. "¿Quiero ver?"

"Supongo." Howard cruzó los brazos sobre el pecho. Aún parecía gruñón, pero Steve estaba acostumbrado a eso.

Steve abrió el botón de sus jeans y los arrastró hasta que formaron un charco en el suelo. Se aclaró la garganta y volvió a ladear la cadera, esperando que Howard lo encontrara sexy. "¿Qué piensas?" preguntó, señalando las bragas que llevaba.

Howard abrió y cerró la boca un par de veces, luego dijo: "Creo que son muy rosas. Rosa y ... y ..." Se frotó la boca; Steve no sabía si eso era una buena señal.

"Me gusta esto." Steve tiró del pequeño lazo rosa que adornaba la cintura de las bragas. "Y la tela también es bonita. Es de satén". Pasó su mano por la parte delantera, rozando su polla que se endurecía lentamente. Gimió suavemente, los ojos revoloteando cerrados por un momento. "¿Te gusta?"

Howard parecía no poder apartar los ojos de ellos. "Sí. Es ... sí."

Steve se rió suavemente, se echó hacia atrás en la cama y se estiró hasta que su camisa se subió, dejando al descubierto su estómago. "Ven aquí y siéntelos. Ven a sentir mis bragas".

Howard negó con la cabeza, una sonrisa curvó sus labios, pero no fue un no. Se quitó la toalla y se acercó a Steve. "Dios, Steve, las cosas que haces".

"Lo sé", dijo Steve, apoyándose en los codos. "Los buenos chicos no dejan que la gente les toque las bragas. Pero yo no soy un buen chico. Hago todo tipo de cosas malas".

"Oh bebé." Howard se estremeció y se arrodilló entre las piernas de Steve, con una mano rodeando la cadera derecha de Steve y la otra mano apoyada en la parte interior del muslo izquierdo de Steve. "Eres infinitamente bueno".

El toque de Howard fue eléctrico y la polla de Steve tapó la parte delantera de las bragas, dejando un punto húmedo por donde goteó antes de que saliera. "Me encanta cuando me tocas. Quiero que me toques todo el tiempo".

"Me encanta también." Howard deslizó su mano por el muslo de Steve, jugó con el elástico alrededor de la entrepierna de las bragas, luego deslizó sus dedos dentro. Inmediatamente rozó sus dedos contra el agujero de Steve.