jovenes amantes [traduccion]

Dolores de crecimiento (parte 1)

Steve se despertó con dolor en las articulaciones y fiebre leve. Dejó escapar un suspiro exasperado. ¿Se había quitado la bota hace unos días y ahora tenía que lidiar con esto? La escuela comenzó de nuevo la semana que viene y la idea de tener que perder porque estaba enfermo lo dejó ansioso e inquieto.

Salió de la cama, se pasó los dedos por el pelo y se dirigió a la cocina a trompicones. El olor a tocino se quedó en el aire y su estómago gruñó; estaba casi hambriento. Sobre la mesa de la cocina había una pila de panqueques, junto con el tocino que había olido, y se le hizo la boca agua.

Se sirvió un vaso de leche y luego se sentó a la mesa y comió rápidamente. Pero incluso eso no fue suficiente para calmar los gruñidos de su estómago; tuvo que comer dos sándwiches de jamón antes de que su estómago dejara de hacer ruidos infelices. Luego los dolores empeoraron y volvió a meterse en la cama para esperarlos.

Hacia la hora del almuerzo, el dolor se agravó tanto que consideró llamar a Sarah, pero sabía que ella vendría directamente a casa y que necesitaban el dinero. Estaban atrasados ​​en la factura del gas y Sarah estaba tratando de ahorrar dinero para todas las cosas que él necesitaría para la universidad. Quería decirle que Howard con gusto lo compraría todo, pero ... pero sabía que ella quería hacer eso por él, que la haría feliz hacerlo por él. Y quería que ella fuera feliz.

Además, había lidiado con cosas peores que esto, no iba a matarlo ni nada. Podía esperar hasta que ella llegara a casa.

Trató de dormir de nuevo, pero los dolores lo mantuvieron despierto, así que se acurrucó en el sofá y miró algunos DVD. Fue miserable; temblando y sudando y tan insoportablemente hambriento que en realidad consideró comer unas barras de mantequilla. No lo hizo, pero solo porque encontró un alijo de dulces navideños de Sarah.

Cuando Sarah entró en el apartamento poco después de las dos, parecía alegre. "Oye, cariño. ¿Cómo estuvo tu día?"

Steve tragó saliva y dijo en voz baja: "No me siento tan bien".

Su alegría fue inmediatamente reemplazada por un ceño fruncido y se apresuró hacia el sofá, sentándose junto a él. Ella le puso la mano en la frente. "Estás ardiendo."

"Lo siento." Steve se inclinó hacia Sarah y se estremeció de alivio cuando ella lo abrazó. "Mamá, lo siento mucho."

"Oh nena, ¿por qué lo sientes?" Ella le acarició el pelo.

"Trabajas tan duro y ... Y pensé que había superado esto". Steve enterró su rostro en su hombro. "La escuela comienza la próxima semana, mamá. No quiero perder la escuela".

"Lo sé, cariño, lo sé. Pero nos encargaremos de eso, ¿de acuerdo?" Sarah le besó la coronilla. "Ponte los zapatos mientras llamo a SHIELD."

"Está bien, mamá. Voy a llamar a Howard y contarle lo que está pasando".

Sarah suspiró, pero no discutió con él; Steve lo tomó como una buena señal.