La secretaria me entrego el horario y lo mire para asegurarme de que el día no iba a mejorar. Matemáticas a primera hora, genial, pensé irónicamente.
Camine buscando la clase y tras preguntar a tres personas por las indicaciones al aula, por fin, la encontré. Entre en ella y gracias a dios el profesor no había llegado, todo el mundo estaba en pie, montando bulla, por lo que pude apreciar había como doce grupitos en aquella clase, la pregunta era si encajaría yo en alguno. Me senté en un pupitre libre que había en la última. Intente que nadie se percatase de que había llegado 'la chica nueva'.
Llevaba tres minutos sentada en el pupitre cuando un olor desagradable pero a la vez muy conocido penetro por mi nariz, marihuana. No os hagáis una idea equivocada de mi, lo reconocí por que mi padre tuvo una etapa en la que se volvio adicto a las drogas y una de las mas comunes era la marihuana.
Mire hacia el lugar del que provenía. En la mesa de al lado se encontraba un grupo de chicos, cuatro concretamente. Fumaban mientras conversaban de sus cosas. Me fije en los cuatros y unos ojos conocidos se hicieron de notar, mierda, ojos bonitos. Tenía que descubrir su nombre cuanto antes. No les dije nada por mucho que me molestara él olor, procuraba no hacerme de notar.
El profesor entro en el aula y todo el mundo se sentó en su respectivo asiento. Para mi mala suerte aquella pandilla de kinkis se sentó a mi alrededor. Un chico moreno de pelo negro se sentó delante mio, vestía parecido a al chico de los ojos bonitos, con atuendo negro. Un chico rubio con un piercing en él labio y un atuendo muy parecido se sentó a su lado, pero ni siquiera se miraron él uno al otro. Él chico castaño llevaba una bandana atada en la cabeza se sentó a mi derecha junto a su compañera de pupitre, una chica pálida de pelo oscuro largo. Por último, y para confirmar lo nefasta que era mi suerte 'ojos bonitos' ocupo él lugar que había junto a mi.
-Hola niña bonita.- Hablo en un susurro él pelirrojo. Intente ignorarlo y centrarme en la presentación del profesor, del cual no había podido ni escuchar él nombre pues nadie le hacia caso y todos seguían hablando con sus compañeros. Francia era tan diferente a Australia. Él profesor ni siquiera se esforzó en callar a los mas habladores que gritaban de una punta a la otra como si estuvieran en él campo con las vacas.
-Sh.-Mande a callar a todos los habladores discretamente, pero ni siquiera mi demanda pudo escucharse entre toda esa bulla.
-No me mandes a callar.
Note sus dedos agarrar un mechón de mi pelo y colocarlo detrás de mi oreja, cosa que odiaba. Le di un manotazo y replique.
-Si te mantuvieras en silencio, no te mandaría a callar.
La risa del pelirrojo taladro mi cerebro colándose por mis orejas.
Una mano se apollo en mi mesa y yo me gire para mirar al propietario de aquella mano. Él chico de la bandana se había inclinado hacia nuestro pupitre.
-Hey, Mikey, no me digas que conoces a esta preciosidad?-Dirigió su mirada a mi.- Hola guapa.-Me guiño él ojo izquierdo y él olor de su aliento a tabaco no tardo en llegar a mis fosas nasales.
Me fije mas en él físico del chico: por debajo de la bandana se le escapaban los pelos que parecían revueltos bajo él pañuelo. Su estilo era parecido al de los demás, pantalones negros agujereados, dejando ver sus piernas bajo estos, una cadena que colgaba en él lado izquierdo formando una 'U' desde él trasero hasta la parte delantera. Una camiseta de tirantes negra agujereada, también. La camiseta dejaba ver los tatuajes que tenían sus brazos de negro y por lo que pude ver alguno se le escapaba por él cuello subiendo hasta su oreja de donde colgaban cinco pendientes negros a lo largo de esta. Él chico era la definición en si misma de lo que la gente consideraba 'Sexy'.
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MI PESADILLA. (Michael clifford)
Teen FictionLa mafia es mala. Las mentiras son malas. El amor en una mafia es malo. Un mundo falso es malo. Michael Clifford es malo. El amor hacia Michael Clifford es la ruina.